Causa judicial por el homicidio de Mons. Angelelli
NO ADMITIMOS NUEVAS TRABAS NI DILACIONES
A pocos días de iniciarse la primera audiencia en el
esperado juicio a los asesinos de Mons. Angelelli, una nueva voz de alerta
despierta nuestra preocupación como querellantes, ante la amenaza de nuevos
obstáculos para que el juicio se desarrolle con normalidad y sin sobresaltos.
Ya hemos tenido que esperar treinta y siete años para llegar
a esta instancia. Las demoras en esta larga y lenta marcha de la justicia ya se
ha llevado a la tumba con impunidad a varios de los imputados y procesados.
Desde que la causa fue elevada a juicio en diciembre de 2012 fallecieron Jorge
Rafael Videla, Albano Harguindeguy y en forma más reciente el Comisario Juan
Carlos “La Bruja” Romero.
En el tramo del último año debimos sortear las demoras en la
conformación definitiva del tribunal que tendrá a su cargo el juicio, debido a
la carencia de jueces titulares en el Tribunal Oral Federal de La Rioja.
Finalmente quedó constituido con la concurrencia de los jueces Juan Carlos
Reynaga, de Catamarca y Carlos Lascano, de Córdoba con la presidencia de juez
de La Rioja José Camilo Quiroga Uriburu. Cada impedimento debe soportar la
burocracia judicial que se resuelve en las instancias superiores de Buenos
Aires. A mediados de este año advertíamos “que los obstáculos reverdecerán ahora
para dilatar la sanción penal definitiva mediante maniobras que buscarán la
impunidad de los criminales.”
Y no nos equivocamos. Ahora las trabas son puestas por los
responsables del Consejo de la Magistratura que deben proporcionar lo necesario
para garantizar la concurrencia de testigos y otros requerimientos del proceso
judicial. Argumentando escasez de recursos, se pretenden limitar los
testimonios de quienes deben ser citados y concurrir para ratificar ante la
justicia las pruebas que fundamentan las acusaciones. Nadie desconoce que
después de treinta y siete años, así como varios de los imputados no podrán ser
juzgados por fallecimiento, de igual modo ha sucedido con numerosos testigos.
Pero además muchos de los testigos vivientes están radicados hoy en diversas
provincias del país o del extranjero. Y el Estado debe garantizar su
concurrencia y protección para que declaren ante el Tribunal.
No dejan de despertar graves sospechas estas nuevas trabas
para el normal desarrollo de este juicio. Diversos y poderosos son los
intereses que persisten tratando de impedir llegar a la verdad de los hechos; y
ahora a la palabra definitiva de la justicia que condenará a los responsables
del crimen. La palabra de muchos testigos seguramente pondrá en evidencia la coautoría
de civiles que fogonearon la difamación y las amenazas al obispo riojano y su
pastoral a favor de los pobres. Y de sectores de la clerecía, que en el furor
de la persecución abandonaron a su hermano en el episcopado. Unos y otros
fueron beneficiados por el brazo criminal de “las fuerzas de seguridad”.
Parece un despropósito que desde el Consejo de la
Magistratura, - donde conviven amigos del olvido y la impunidad -, se
argumenten carencias que parecieran excusas para obstaculizar un juicio de
honda trascendencia en la vida nacional. Y si no es un despropósito, peor aún
porque se estaría ratificando la extendida sospechosa que reverdeció cuando se
proyectaron reformas judiciales, que despertaron enseguida reacciones
corporativas para mantener cotos de privilegios, cuyas consecuencias en la
práctica es el retardo o la negación de justicia, como lo estamos avizorando.
Reclamamos a las máximas autoridades del Poder Judicial de
la Nación las garantías imprescindibles para el normal desarrollo del juicio por
el homicidio del Obispo Enrique Angelelli.
Córdoba, 29 de octubre de 2013
Marilé Coseano Angelelli
- Luis Miguel Baronetto
Querellantes en la causa por el homicidio a Mons. Enrique
Angelelli
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