Los dos hechos más importantes del misterio
de la salvación que relatan los evangelios y que hemos revivido en esta Pascua,
tienen como protagonista eminente a la mujer. La Anunciación del ángel
a María de que iba a ser la madre del hijo de Dios y su confiada aceptación,
abren las puertas de la infinita misericordia. Y la frase que Lucas atribuye a
los ángeles cuando “las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían
preparado” y “ellos le preguntaron: ¿Por qué buscan entre los muertos al que
está vivo? No está aquí, ha resucitado” anuncia la victoria de Jesús sobre la
muerte y con ella la redención de la humanidad que celebramos el domingo. El
anuncio de la encarnación y el de la resurrección fueron ambos hechos por Dios
a la mujer.
La mujer al principio y la mujer al final
del mensaje evangélico. La mujer como receptora y transmisora de los hechos
culminantes del misterio de la salvación. En ambos casos los hombres desconfían
y temen. José legítimamente desconfía de María con quién aún no se había
casado. Los apóstoles descreen de María Magdalena y las mujeres que corren para
anunciarles la
Resurrección. Según Lucas, Jesús se los reprocha a los
discípulos de Emaús: “¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer
todo lo que anunciaron los profetas!”. Quizás sea ya tiempo de que la mujer
recupere plena y definitivamente el lugar que le corresponde, tanto en nuestras
propias vidas como en la vida del Pueblo de Dios.
Hernán Patiño Mayer
No hay comentarios.:
Publicar un comentario