EL MARTIRIO DE MUGICA
“Nada ni nadie me impedirá
servir a Jesucristo y a su Iglesia, luchando junto a los pobres por su liberación. Si
el Señor me concede el privilegio, que no merezco, de perder la vida en esta
empresa, estoy a su disposición” Carlos Mugica -1971-
El 11 de mayo de 1974, al terminar de celebrar la
eucaristía en la Iglesia de San Francisco Solano, nuestro hermano Carlos Mugica
fue alevosamente asesinado. Tenía por entonces 43 años y había dado testimonios
sobrados de su compromiso con Cristo y su fidelidad evangélica. Al igual que
monseñor Oscar Arnulfo Romero y muchos otros testigos de Jesucristo, encontró
en los sufrimientos de los pobres y marginados de su pueblo, la forma de
encarnar el Evangelio en el aquí y ahora de su tiempo.
El próximo 2016 se cumplirán 42 años de su
asesinato. Casi el mismo tiempo que Dios le dio de vida terrenal y que Carlos
supo “convertir” en servicio a sus hermanos más necesitados. Allí y solo allí,
en su compromiso evangélico y denuncia de la injusticia social sobre su
pueblo, está la razón de su martirio.
Es por todo ello que pondremos en marcha una
campaña popular que concite adhesiones tendientes a lograr que en su
próxima visita a su patria, programada para el año 2016, nuestro Padre
Francisco declare oficialmente la condición de “Mártir de la Fe en
Jesucristo y de su amor por los pobres” a nuestro hermano Carlos.
Solicitamos que las adhesiones se hagan llegar a
nuestra dirección de correo electrónico: cristianosparaeltercermilenio@gmail.com o a
nuestro Facebook: Cristianos para el Tercer Milenio especificando nombre
completo, documento y correo electrónico.
Al mismo tiempo solicitamos a todas las
comunidades, grupos u organizaciones de base que quieran sumarse a esta campaña
que nos lo hagan saber de la misma forma, para coordinar esfuerzos y organizar
la recepción de adhesiones.
Agradecemos desde ya todo tipo de
colaboración y difusión que haga posible sumar la mayor cantidad de voluntades
en pos de lograr que Carlos Mugica, obtenga el reconocimiento de mártir de la
fe por su lealtad al Evangelio y a su pueblo.
Aprovechamos para saludar fraternalmente en
Jesucristo.
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