EL CRONISTA
EDICIÓN IMPRESA | COLUMNISTAS 02.04.15
¿A quién
representan?
Hernán Patiño Mayer, Integrante
de Cristianos para el Tercer Milenio. Ex embajador en el Uruguay.
El último 12 de febrero, en la
página oficial de la Conferencia Episcopal Argentina se publicó un comunicado
de la Comisión de Justicia y Paz del episcopado. Este organismo integrado
mayoritariamente por laicos, tiene como asesor a monseñor Jorge Lozano. Nadie
sabe quién y cómo se elige a este selecto grupo de luchadores
por la paz y la justicia. Nadie conoce antecedentes de
sus integrantes pese a su edad promedio que los vinculen con los organismos que han dado testimonio
de su fidelidad evangélica sean cristianos o no
custodiando la Memoria y reclamando por la Verdad y la Justicia, frente a las
atrocidades del terrorismo de estado y sus siniestras consecuencias.
Cuando como integrante del Equipo
Coordinador de Cristianos para el Tercer Milenio, tuve oportunidad de
participar de un par de reuniones con algunos de sus miembros, a fin de
solicitar su respaldo al documento en el que reclamábamos una condena de la CEA
ante las infames y sacrílegas declaraciones de Videla hechas a Ceferino Reato;
hicieron mutis por el foro. Esas cuestiones entre las que se cuentan los miles
de desaparecidos, torturados, asesinados y recién nacidos privados de su
identidad, no parecen ser materia de preocupación de la Comisión, pese a que
esos crímenes no son pasado y se siguen cometiendo en tanto se ignore la verdad
de lo ocurrido y el destino de la víctimas.
No recuerdo tampoco que estos
laicos comprometidos
hayan respaldado la lucha de las Madres y Abuelas o saludado la recuperación de los 116 nietos. Puede
fallarme la memoria. Tampoco recuerdo que hayan pedido explicaciones a la
Conferencia con la que colaboran, sobre las sospechosas conductas de los
capellanes militares y otros silencios clericales que suenan como alaridos en
los oídos de nuestro pueblo.
De manera sorpresiva y sembrando
confusión acerca de su auténtica representatividad e intención, expresaron su
adhesión a la marcha organizada por un grupo de fiscales para homenajear a su
colega aún hoy, misteriosamente fallecido. No puede escapar a la sagacidad de sus
integrantes, por pobre que ésta sea, que su inconsulta manifestación iba a ser
presentada por algunos medios como una adhesión de la Iglesia toda, a una
movilización que fue y sigue siendo, motivo de manipulaciones del más variado
tipo e intencionalidad.
A título exclusivamente personal
quiero señalar que deploro la actitud irresponsable de la CJP. Ningún laico que
no sea socio de este aristocrático colectivo, ha sido consultado
sobre una decisión que nos
compromete como católicos
ante la opinión pública.
En el doloroso caso de la muerte
del fiscal Nisman, espero que actúe la justicia y que lo haga con más
eficiencia, celeridad e independencia que la demostrada en el pasado, en casos
de similar o mayor gravedad institucional. Expreso mis condolencias a su
familia y especialmente a sus dos hijas y repudio toda manipulación tendiente a
ocultar la verdad y explotar espuriamente su deceso.
Finalmente creo que como lo viene
reclamando Francisco, es tiempo de que los laicos asumamos nuestras
responsabilidades como protagonistas mayoritarios del peregrinaje del pueblo de
Dios. Y es tiempo también, de que nuestros servidores del clero, recurran a
métodos más transparentes y democráticos al momento de constituir los
organismos que pretendan hablar en nuestro nombre.
Que la próxima celebración de la
Pascua de Resurrección nos aliente a dar testimonio de nuestra Fe anunciando
con Cristo: "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de Justicia,
porque ellos serán saciados".