lunes, 18 de noviembre de 2013
Entrevista a Juan José Tamayo, teólogo de la liberación. Publicado
en diario valenciano Levante.
Del "Hagan lío" a la "Curia
Vaticano-céntrica"
Francisco: ocho meses, ocho decisiones, ocho frases
Siria, Banco Vaticano, Sínodo, reforma de la Curia, vivir en
Santa Marta...
Redacción, 14 de noviembre de 2013 a las 08:57
Desde el momento en que se anunció que se llamaría
Francisco, el 13 de marzo pasado, pudo atisbarse cuál sería su impronta.
"Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres", dijo Jorge
Bergoglio días después, en italiano, sentado frente a un micrófono frente a una
multitud expectante durante la audiencia a la prensa internacional que siguió
al cónclave que lo proclamó papa.
Eligió el nombre en honor al fundador de la orden
franciscana, San Francisco de Asís, uno de los santos más célebres de la
Iglesia. Y dejó entrever a través de sus primeras palabras como pontífice que
introduciría un estilo diferente en la Iglesia, de mayor apertura a otros
credos, de austeridad, de tolerancia, de integración. Que sería un papa cercano
a la gente e inauguraría un nuevo estilo, informal y distinto. A sabiendas de
que sería criticado por los sectores conservadores eclesiásticos.
A lo largo de los últimos ocho meses -los primeros de su
papado- Francisco transformó aquellas promesas en decisiones sobre la Iglesia,
la familia, el papel de la mujer, el Vaticano, que quedaron plasmadas en frases
e imágenes.
DECISIONES CLAVE
1. El papel de la
mujer. El rol de las mujeres en la Iglesia es uno de los focos de discusión
tanto fuera como dentro de la institución. En este sentido, Francisco destacó
la necesidad de elaborar una nueva teología de la mujer. En octubre, destacó la
carta apostólica Mulieris dignitatem, que consideró un "documento
histórico", al ser el primero del magisterio pontificio dedicado por
completo al tema de la mujer. "Sufro cuando veo en la Iglesia o en algunas
organizaciones eclesiales que el rol de servicio, que todos nosotros debemos
tener, que el rol de servicio de la mujer, resbala hacia un rol de
servidumbre", disparó el Papa, al salirse del texto que tenía preparado
para recibir a los participantes del seminario promovido por el Pontificio
Consejo para los Laicos en ocasión del XXV aniversario de la Carta Apostólica
Mulieris dignitatem , del beato Juan Pablo II.
2. Divorcio. Uno
de los principales focos de crítica a la Iglesia es la negativa de darles la
comunión a los divorciados que se volvieron a casar. Aunque algunos de los
principales referentes del catolicismo niegan que vaya a haber un cambio en esa
posición, Francisco promovió recientemente el envío de un amplio cuestionario
sobre la situación de la familia moderna a los obispos del mundo entero. El
motivo es la proximidad de la celebración del sínodo extraordinario de octubre
del año próximo sobre "Los desafíos pastorales sobre la familia en el
contexto de la evangelización". En el punto 4 del cuestionario, una de las
preguntas es: "¿Los separados y divorciados vueltos a casar son una
realidad pastoral relevante en la Iglesia? ¿En qué porcentaje? En estos casos,
¿cómo viven los bautizados su irregularidad? ¿Son conscientes, manifiestan
indiferencia o se sienten marginados y viven con sufrimiento el hecho y la
imposibilidad de recibir sacramentos?"
3. Santa Marta.
Apenas asumió, el Papa transmitió una de sus primeras decisiones. Aunque sutil,
la determinación de no vivir en el lujoso departamento palaciego de sus
predecesores, sino en un alojamiento más modesto del Vaticano en Santa Marta,
dio que hablar. Al igual que particular estilo -no utiliza autos lujosos, calza
sus zapatos de siempre, porta un sencillo maletín de mano, llama por teléfono a
sus amigos e incluso a desconocidos, dialoga abiertamente con los periodistas y
usa un lenguaje sencillo-, fue una de las primeras señales de que correrían
vientos de cambio en la Santa Sede.
4. Reforma de la
curia. Una de las principales señales de cambio en la Iglesia de parte de
Francisco fue la creación del denominado "G-8", un consejo de ocho
cardenales de todos los continentes, designados por el Papa, que tienen
instrucciones de asesorarlo en la reforma de la curia y en el gobierno
universal de la Iglesia.
5. Abusos a menores.
Sin dudas, el de la pedofilia en el ámbito eclesiástico es uno de los temas más
controversiales en todo el mundo y Francisco continúa en la línea de su
predecesor, Benedicto XVI, el primero en afrontar directamente ese tema. Sólo
había pasado un mes desde su designación frente al Vaticano, cuando Francisco
llamó a actuar "con decisión" contra los casos de abusos sexuales de
menores por parte de sacerdotes. Corría mayo cuando, por segunda vez desde que
fue elegido, el papa Francisco condenó con fuerza la violencia contra los
chicos. Más adelante, en julio, firmó un decreto que endurece las sanciones
penales contra los abusos a menores en la Santa Sede y en la Curia. Y en
octubre, destituyó a un obispo irlandés, William Lee, que en 2010 reconoció
haber protegido a un sacerdote pedófilo.
6. Designación clave.
El 31 de agosto nombró como secretario de Estado, en el puesto más importante
de la Santa Sede, a Pietro Parolin, en reemplazo del cuestionado cardenal
Tarcisio Bertone. Días después, el nuevo número 2 de Francisco planteó por
primera vez desde la cúpula de la Santa Sede que el celibato "se puede
discutir".
7. La relación con
otros credos. "Lo dije otras veces y quiero repetirlo ahora: es una
contradicción que un cristiano sea antisemita. Sus raíces son un poco judías.
¡Un cristiano no puede ser antisemita! ¡Que el antisemitismo sea vedado del
corazón y de la vida de cada hombre y de cada mujer!", dijo Francisco
cuando empezaba su papado. Meses más tarde, aprovechó para plasmar sus dichos
durante varios días cuando, insólitamente , recibió en Santa Marta al rabino
Abraham Skorka, amigo suyo, con quien mantuvo cuantiosas charlas, desayunos,
almuerzos y cenas. El Pontífice compartió el rito de la bendición de los
alimentos y supervisó si la comida de su invitado es kosher. Meses atrás, había
llamado "hermanos" a "los musulmanes del mundo entero", en
la misma línea que sus antecesores, Pablo VI y Juan Pablo II.
8. El "Banco
Vaticano". Controvertida en algunos ámbitos y bien recibida en otros,
el Papa creó en junio una comisión especial para investigar el Instituto para
las Obras de Religión (IOR), el llamado "banco vaticano", creado en
1942, envuelto en escándalos y sospechado de lavado de dinero. Desde la Santa
Sede, revelaron que fue una idea de Francisco. "Nació del deseo del Santo
Padre de conocer mejor la posición jurídica y las actividades del Instituto
para permitir una mejor armonización de éste con la misión de la Iglesia
universal y de la Sede Apostólica, en el contexto más general de reformas que
sea oportuno realizar de parte de las instituciones que dan auxilio a la Sede
Apostólica", indicó un comunicado. En julio, el director y el subdirector
del Banco del Vaticano renunciaron en medio de revelaciones sobre un escándalo
financiero.
8bis. Su
intervención en Siria. Durante las semanas más álgidas del conflicto civil en
Siria, es decir, cuando Estados Unidos expresó sus intenciones de intervenir
con fuerzas militares, el Papa tuvo un papel central. Con una doble estrategia,
diplomática y religiosa, Francisco llamó a la paz en jornadas de vigilia y
meditación, oraciones y audiencias públicas, convocó a 71 embajadores
acreditados ante la Santa Sede para insistir en favor del diálogo e incluso a
través de Twitter. "La paz es un bien que supera cualquier barrera, porque
es un bien de toda la humanidad", sentenció en un tuit publicado una
mañana de septiembre.
FRASES CÉLEBRES
1. "Diosa
coima". Dos palabras disímiles que unidas Francisco utilizó para
fustigar contra la corrupción semanas atrás, en su homilía en la misa matutina
de la residencia de Santa Marta, donde vive. Mientras el Vaticano se veía
sacudido por el increíble caso del superior de los camilianos, Renato
Salvatore, arrestado por haber urdido el secuestro de dos curas que hubieran
impedido su elección al frente de la orden, Francisco llamó a rezar "para
que el Señor cambie el corazón de estos devotos de la diosa coima y se den
cuenta de que la dignidad viene del trabajo digno".
2. "Hagan
lío". Hacía meses que se esperaba la llegada de Francisco al
continente americano. En los diarios del mundo, la cuenta regresiva apuntaba a
la última semana de julio. El Papa encabezaría la Jornada Mundial de la
Juventud (JMJ) en Río de Janeiro. Cuando llegó el momento, en una charla con
jóvenes católicos de diversos países, entre ellos varios argentinos, el sumo
pontífice respondió una pregunta con un insólito llamado: "¿Qué espero de
la Jornada? Espero lío, que haya lío, que la Iglesia salga a las calles. Que
nos defendamos de la comodidad, que nos defendamos del clericalismo",
dijo.
3. "¿Quién soy
yo para juzgar a un gay?". Moderado pero revolucionario, Francisco
pronunció esa reflexión a varios miles de pies de altura. Lo dijo al responder
las preguntas de varios periodistas que lo acompañaban de vuelta a Roma, desde
Río, junto a una nutrida comitiva. Uno de ellos lo consultó respecto a su
posición frente al al "lobby gay". "Si una persona es gay y
busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?",
respondió. "El catecismo de la Iglesia católica lo explica de forma muy
linda esto. Dice que no se deben marginar a estas personas por eso. Hay que
integrarlas en la sociedad. El problema no es tener esta tendencia. Debemos ser
hermanos. El problema es hacer un lobby", dijo el Papa.
4. "Obispo de
lujo". Inesperadamente, se hizo conocido en todo el mundo y los medios
de comunicación decidieron llamarlo "el obispo de lujo". El alemán
Franz-Peter Tebartz-van Elst fue acusado, en septiembre, de haber gastado
supuestamente 31 millones de euros para remodelar la sede de su arzobispado en
Limburgo. Poco después, el Papa se reunió con él. Y en octubre trascendió el
comunicado, donde el Vaticano informaba que el obispo sería apartado de su
ministerio episcopal mientras se investiga en profundidad "la cuestión de
la construcción de la sede episcopal". Francisco tardó poco en tomar
cartas en un asunto sensible en relación a su forma de conducir la Iglesia.
5. "No existe un
Dios católico, existe Dios", dijo el Papa durante la primera reunión
del consejo de ocho cardenales de todos los continentes que lo ayudarán a
reformar la curia y a gobernar, y volvió a sorprender con fuertes críticas a la
administración central de la Iglesia.
6. "A los
jóvenes les digo: ¡no tengan miedo de ir contra la corriente!"
"Cuando nos quieren robar la esperanza, cuando nos proponen valores
averiados, como la comida en mal estado, cuando la comida está en mal estado
nos hace mal, estos valores nos hacen mal", clamó el Papa desde la ventana
del tercer piso del Palacio Apostólico, durante la oración mariana del Angelus
a mediados de junio.
7. "Tírense los
platos, pero no dejen de perdonarse". Es conocida la postura de la
Iglesia, y del mismo Papa sobre el divorcio. Francisco lo dejó en claro, pero
con humor, durante un discurso a principios de octubre, donde pidió a las
parejas que hagan lo posible por mantenerse unidas en matrimonio a pesar de las
adversidades. "Yo a los recién casados siempre les digo, peléense, tírense
los platos, pero nunca terminen la jornada sin hacer la paz. ¡Nunca!",
dijo, y causó risas y aplausos entre los presentes.
8. "La curia
tiene un defecto: es Vaticano-céntrica". La palabra 'apertura',
utilizada en gran parte de los artículos que buscan describir la dirección
eclesiástica de Francisco, correspondería nuevamente, esta vez, para describir
la entrevista que el pontífice brindó a Eugenio Scalfari, el fundador del
diario La Repubblica, de 89 años.
http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2013/11/14/francisco-ocho-meses-ocho-decisiones-ocho-frases-religion-iglesia-balance-papa-vaticano.shtml#.UobW7YTscjM.gmail
miércoles, 13 de noviembre de 2013
Sábado, 2 de noviembre de 2013
Reflexión de Monseñor Marcelo Colombo, Obispo
de La Rioja, sobre la democracia
A 30 años de la recuperación de la democracia
Por el obispo Marcelo Colombo y presbiterio de
la Diócesis de La Rioja.
1. Como ciudadanos y pastores de nuestra
Iglesia riojana, damos gracias al Señor por los 30 años de vida en democracia
que vamos construyendo juntos en nuestra Patria. Pues creemos que ella expresa
muchos de los valores del Reino de Dios, inaugurado y predicado por Jesús. Nos
sentimos orgullosos al ver a nuestro pueblo que se involucra participando en
ella.
Muestra de esto han sido estas últimas
elecciones, en las que hemos visto una concurrencia mayoritaria a las urnas.
Alienta nuestra esperanza el creciente número de ciudadanos que generosamente
se ofrecen como candidatos, deseando representar los distintos intereses y
voces de nuestro pueblo. Felicitamos a los que han sido electos por la voluntad
popular para desempeñarse como legisladores provinciales y nacionales. Rogamos
al Señor que los ilumine y acompañe en el ejercicio de su servicio.
2. Por otra parte, creemos conveniente
expresar nuestro dolor porque en 30 años no hemos logrado desterrar las viejas
prácticas del clientelismo y la dádiva. Creemos que lastiman a la democracia
hechos como los que hemos podido observar durante la campaña electoral:
ofrecimiento de contratos laborales, asignación de pensiones, reparto de
materiales de construcción, entrega de sumas de dinero, presiones por parte de
las autoridades a los empleados.
Nos preocupan las modalidades que van
adquiriendo los cierres de campaña, los cuales, en lugar de presentar a los
candidatos y sus propuestas, se han transformado en festivales en los que se
sortean vehículos, casas, electrodomésticos, con el único objetivo de reunir
personas queriendo mostrar un engañoso poder movilizador. Si la democracia
dignifica a nuestro pueblo en su participación, estas prácticas lo humillan y
menosprecian en su dignidad; si ella debe ser un espacio fecundo para el
diálogo y el debate de ideas y proyectos, éstas la transforman en un destructor
intercambio comercial de bienes y voluntades.
3. Por último, nos parece oportuno reafirmar
el valor del poder legislativo y su función en las instituciones de nuestro
sistema democrático. Animamos a nuestros representantes en las instancias
legislativas a nivel nacional, provincial y municipal, a mantener la independencia
de su función y que no se transformen en gestores de ministerios y secretarías
de las instancias ejecutivas. También a abocarse a la creación de espacios de
debate democrático para que nuestro pueblo se involucre en el mejoramiento de
la calidad de la democracia y de las condiciones de vida en nuestra provincia.
El papa Pío XII recordaba que la política es
la forma más alta de la caridad: desde nuestro ministerio pastoral queremos
acompañarlos en el compromiso evangélico de servir a la sociedad y, en particular,
a los más pobres.
martes, 12 de noviembre de 2013
La transfiguración en la muerte
Por Leonardo Boff
(02/11/2013)
El día
de los difuntos, el dos de noviembre, es siempre ocasión para pensar en la
muerte. Se trata de un tema existencial. No se puede hablar de la muerte de una
manera externa a nosotros, porque a todos nosotros nos acompaña esta realidad
que, según Freud, es la más difícil de ser asimilada por el aparato psíquico
humano. Nuestra cultura especialmente procura alejarla lo más posible del
horizonte, pues la muerte niega todo su proyecto, que está asentado sobre la
vida material y su disfrute etsi mors non daretur, como si ella no existiese.
Sin
embargo, el sentido que damos a la muerte es el sentido que damos a la vida. Si
decidimos que la vida se resume entre el nacimiento y la muerte y esta tiene la
última palabra, entonces la muerte tiene un sentido, diría, trágico, porque con
ella todo termina en el polvo cósmico. Pero si interpretamos la muerte como una
invención de la vida, como parte de la vida, entonces no es la muerte sino la
vida la gran interrogación.
En
términos evolutivos, sabemos que, alcanzado cierto grado elevado de
complejidad, la vida irrumpe como un imperativo cósmico, según el premio Nóbel
de biología Christian de Duve que escribió una de las más brillantes biografías
de la vida titulada Polvo Vital (1984). Pero él mismo afirma: podemos describir
las condiciones de su aparición, pero no podemos definir es la vida. En mi
percepción, la vida no es ni temporal, ni material ni espiritual. La vida es
simplemente eterna. Ella anida en nosotros y pasado cierto lapso temporal,
sigue su curso por toda la eternidad. Nosotros no acabamos con la muerte. Nos
transformamos por la muerte, pues ella representa la puerta de entrada en el
mundo que no conoce la muerte, donde ya no hay tiempo sino eternidad.
Permítanme
dar testimonio de dos experiencias personales de la muerte, muy distintas de la
visión dramática que nuestra cultura nos ha legado. Vengo de la cultura
espiritual franciscana. En mis casi 30 años de fraile, pude vivenciar la muerte
como san Francisco la vivenció.
La
primera experiencia era aquella que, como frailes, hacíamos todos los viernes a
las 19:30 de la tarde: “el ejercicio de la buena muerte”. Se tumbaba uno en la
cama con hábito y todo. Cada uno se ponía delante de Dios y hacía un balance de
toda su vida, retrocediendo hasta donde la memoria pudiese llegar. Poníamos
todo a la luz de Dios y ahí tranquilamente reflexionábamos sobre el porqué de
la vida y de sus zigzag. Al final, alguien recitaba en voz alta en el corredor
el famoso salmo 50 del Miserere en el cual el rey David suplicaba a Dios el
perdón de sus pecados. Y también se proclamaban las consoladoras palabras de la
epístola de san Juan: “Si tu corazón te acusa, recuerda que Dios es mayor que
tu corazón”.
Así
éramos educados para una entrega total, un encuentro cara a cara con la muerte
delante de Dios. Era un entregarse confiado, como quien se sabe en la palma de
la mano de Dios. Después, íbamos alegremente al recreo, a tomar un refresco, a
jugar al ajedrez o simplemente a conversar. Este ejercicio tenía como efecto un
sentimiento de gran liberación. La muerte era vista como la hermana que nos
abría la puerta de la Casa del Padre.
La otra
experiencia se relaciona con la muerte o el entierro de algún cofrade. Cuando
alguno moría en el convento se hacía fiesta, con recreo por la noche con comida
y bebida. Lo mismo hacíamos después del entierro. Todos nos reuníamos y
celebrábamos el paso, la pascua o la navidad, el vere dies natalis (el
verdadero día del nacimiento) del fallecido.
Se
pensaba: él fue naciendo poco a poco a lo largo de su vida hasta acabar de
nacer en Dios. Por eso había fiesta en el cielo y en la tierra. Ese rito es
sagrado y se celebra en todos los conventos franciscanos.
El
fraile que había dejado este mundo entraba en la comunión de los santos, está
vivo, no está ausente, solo es invisible. ¿Hay celebración más digna inventada
por san Francisco de Asís que llamaba a todos los seres hermanos y hermanas y
también trataba de hermana a la muerte?
La
percepción de la muerte es otra. Las personas son inducidas a convivir con la
muerte, no como una bruja que viene y arrebata la vida, sino como una hermana
que viene a abrirnos la puerta a un nivel más alto de vida en Dios.
Cada
cultura tiene su interpretación de la muerte. Estuve hace tiempo con los
Mapuche en el sur de la Patagonia argentina, hablando con los lomkos, los
sabios de la tribu. Ellos tienen otra manera de entender la muerte. Para ellos
la muerte significa pasar al otro lado, donde están los ancianos. No es
abandonar la vida, es entrar en el lado invisible y convivir con los ancianos.
Desde allí, acompañan a las familias, a los seres queridos y a otros próximos,
iluminándolos. La muerte no tiene ningún dramatismo; pertenece a la vida, es su
otro lado.
Podríamos
pasar por otras culturas para conocer su sentido de la vida y de la muerte,
pero quedémonos en nuestro tiempo moderno. Hay un filósofo que trabajó
positivamente el tema de la muerte: Martin Heidegger. En su analítica
existencial afirma que la condición humana, en grado cero, es la de ser un ser
en el mundo, no como lugar geográfico, sino como el conjunto de las relaciones
que nos permiten producir y reproducir vida. La condition humaine es estar en
el mundo con los otros, llenos de cuidados y abiertos a la muerte. La muerte es
vista no como una tragedia y sí como la última expresión de la libertad humana,
su último acto de entrega. Esa entrega sin reservas abre la posibilidad de
sumergirse totalmente en la realidad y en el Ser. Es una especie de vuelta al
seno del cual vinimos como entes, pero como entes que buscan el Ser. Y
finalmente al morir somos acogidos por el Ser. Y ahí ya no hablamos porque ya
no necesitamos palabras. Es el puro vivir por la alegría de vivir y de ser en
el Ser. Para la persona religiosa este Ser no es otro que el Ser Supremo, Dios
vivo que nos da la plenitud de la vida.
lunes, 11 de noviembre de 2013
Conmemoración de la “Kristalllnacht”, en el 75º aniversario
de la Noche de los cristales rotos.
Martes, 12 noviembre, 18:45 hora
Catedral Metropolitana de Buenos Aires
Av. Rivadavia esq.
San Martín
En la noche del 9 de Noviembre de 1938 los nazis profanaron
y destruyeron más de 1.000 sinagogas, mataron a decenas, encarcelaron a 30.000
judíos en campos de concentración, negocios y empresas fueron saqueados. El mundo se mantuvo en silencio: esa noche
comenzó la Shoá. Holocausto judío.
Reflexiones a cargo de
Mons. Mario A. Poli, Arzobispo de Buenos Aires y del
Rabino
Abraham Skorka, Rector Seminario Rabínico Latinoamericano
Participan:
- Pastor D. Calvo, Iglesia Luterana Unida
- Pastora E. Iglesias, Iglesia de los Discípulos de Cristo
- Padre A. Llorente, Iglesia Católica Apostólica Romana
- Pastor Sergio López, Iglesia Dinamarquesa
- Pastora M. Pons, Iglesia Evangélica Metodista
- Rabino J. Shalom, Judaísmo (Bet Am Marc Chagall)
- Coro Sharim de la Sociedad Hebraica Argentina.
Adhieren:
Comunidad de San Egidio - Confraternidad Argentina Judeo
Cristiana - Congreso Judío Latinoamericano - Fundación Memoria del
Holocausto/Shoa - Movimiento de los Focolares
Angustias de la sociedad
1 -La sociedad vive con dolor y
preocupación el crecimiento del narcotráfico en nuestro país. Son muchos los
que nos acercan su angustia ante este flagelo. Nos conmueve acompañar a las
madres y los padres que ya no saben qué hacer con sus hijos adictos, a quienes
ven cada vez más cerca de la muerte. Nos quedamos sin palabras ante el dolor de
quienes lloran la pérdida de un hijo por sobredosis o hechos de violencia
vinculados al narcotráfico.
2 - Sabemos que este problema
es un emergente de la crisis existencial del sentido de la vida en que está
sumergida nuestra sociedad. Se refleja en el deterioro de los vínculos sociales
y en la ausencia de valores trascendentes.
3 -Cuando este mal se instala
en los barrios destruye las familias, siembra miedo y desconfianza entre los
vecinos, aleja a los chicos y a los jóvenes de la escuela y el trabajo. Tarde o
temprano algunos son captados como ayudantes del “negocio”. Hay gente que vende
droga para subsistir, sin advertir el grave daño que se realiza al tejido
social y a los pobres en particular.
4 - Es alarmante la expansión
de las llamadas drogas sintéticas, que se distribuyen en diversos espacios
festivos, y nos duelen las conductas autodestructivas en adolescentes o jóvenes
que consumen diversas sustancias.
5 - Lo que escuchamos decir con
frecuencia es que a esta situación de desborde se ha llegado con la complicidad
y la corrupción de algunos dirigentes. La sociedad a menudo sospecha que
miembros de fuerzas de seguridad, funcionarios de la justicia y políticos
colaboran con los grupos mafiosos. Esta realidad debilita la confianza y
desanima las expectativas de cambio. Pero también es funcional y cómplice quien
pudiendo hacer algo se desentiende, se lava las manos y “mira para otro lado”.
Necesidad de medidas
urgentes
6 - La Argentina está corriendo
el riesgo de pasar a una situación de difícil retorno. Si la dirigencia
política y social no toma medidas urgentes costará mucho tiempo y mucha sangre
erradicar estas mafias que han ido ganando cada vez más espacio. Es cierto que
el desafío es enorme y el poder de corrupción y extorsión de los grupos criminales
es grande. Pero no es verdad que “nada se puede hacer”.
7 - La complejidad de este tema
es tal que solo será abordado eficazmente por medio de amplios consensos
sociales que deriven en políticas públicas de corto, mediano y largo alcance.
Pero perseguir el delito es tarea exclusiva e irrenunciable del Estado.
Recogemos también la preocupación por la desprotección de nuestras fronteras, y
por la demora en dotar de adecuados sistemas de radar a las zonas más
vulnerables.
Lamentamos que el organismo del
Estado dedicado a coordinar las políticas públicas en esta materia (SEDRONAR)
lleve tantos meses sin tener su responsable designado.
Pasión por el bien
8 -Muchos centros educativos,
clubes barriales y diversas ONG colaboran en la educación, prevención y
asistencia a las víctimas. Reconocemos gratamente la ardua tarea que se
desarrolla desde la Iglesia implementando en las diócesis la pastoral de
adicciones, promoviendo la contención de familias, el acompañamiento y la
reinserción social de los adictos. Valoramos de corazón el esfuerzo, la
dedicación y la entrega de tanta gente generosa que colabora en comunidades
terapéuticas. No obstante, como obispos somos conscientes de que no hemos sido
suficientemente eficaces en promover una pastoral que convoque y contenga a los
adolescentes y jóvenes. A su vez, seguimos alentando la creación de centros de
asistencia para quienes sufren la esclavitud de la adicción y les cuesta salir.
9 - Esta situación está dejando
un tendal de heridos que reclaman de parte de todos compromiso y cercanía.
Jesús nos pide que nos inclinemos ante quien sufre y que tratemos con ternura
sus heridas.
10 - San Pablo nos enseña a
“tener horror por el mal y pasión por el bien” (Rm 12, 9). Por eso no debemos
quedarnos solamente en señalar el mal. Alentamos en la esperanza a todos los
que buscan una respuesta sin bajar los brazos:
A las madres que se organizan
para ayudar a sus hijos.
A los padres que reclaman
justicia ante la muerte temprana.
A los amigos que no se cansan
de estar cerca y de insistir sin desanimarse.
A los comunicadores que hacen
visible esta problemática en la sociedad.
A los docentes que
cotidianamente orientan y contienen a los jóvenes.
A los sacerdotes, consagradas,
consagrados y laicos que en nuestras comunidades brindan espacios de dignidad
humana.
A los miembros de fuerzas de
seguridad y funcionarios de otras estructuras del Estado que aún a riesgo de su
vida no se desentienden de los que sufren.
A todos los que resisten la
extorsión de las mafias.
Que no nos roben la
esperanza
11 - Es perverso vivir del
sufrimiento y de la destrucción del prójimo. Por eso anhelamos una justicia más
eficiente que erradique sin demoras la impunidad. Al mismo tiempo no dejamos de
pedir la conversión de los traficantes.
12 - A cada uno de los que han
caído en la droga, le decimos con el Papa Francisco: “Puedes levantarte, puedes
remontar; te costará, pero puedes conseguirlo si de verdad lo quieres. Tú eres
el protagonista de la subida, esta es la condición indispensable. Encontrarás
la mano tendida de quien te quiere ayudar, pero nadie puede subir por ti”.
13 – No dejemos que nos roben
la esperanza, ni que se la arrebaten a nuestros jóvenes. Cuidémonos los unos a
los otros. Estemos particularmente cerca de los más frágiles y pequeños.
Trabajemos por una cultura del encuentro y la solidaridad como base de una
revolución moral que sostenga una vida más digna.
Que el Señor nos ilumine y la
Virgen de Luján nos ayude a cuidar el presente y el futuro de la Nación.
106°
Asamblea Plenaria Pilar, 7 de noviembre de 2013
viernes, 8 de noviembre de 2013
Francisco y la despaganización del papado
Por Leonardo Boff*
Viernes 08 de Noviembre de 2013
Las innovaciones en los hábitos y en los
discursos del Papa Francisco han abierto una crisis aguda en los grupos
conservadores que seguían estrictamente las directrices de los dos Papas
anteriores. Para ellos ha sido especialmente intolerable que el papa haya
recibido en audiencia privada a uno de los iniciadores de la “condenada”
Teología de la Liberación, el peruano Gustavo Gutiérrez. Se sienten aturdidos
ante la sinceridad del Papa, al reconocer errores en la Iglesia y en sí mismo,
al denunciar el carrerismo de muchos prelados, calificando de “lepra” el
espíritu cortesano y adulador de muchos en el poder, los llamados
“vaticanocéntricos”. Lo que realmente les escandaliza es la inversión que hace,
al poner en primer lugar el amor, la misericordia, la ternura, el diálogo con
la modernidad y la tolerancia con las personas, incluso con las divorciadas y
homoafectivas, y solo después las doctrinas y disciplinas eclesiásticas.
Ya se oyen voces de los más radicales que, con
referencia al Papa Francisco, hacen para “el bien de la Iglesia” (la suya
evidentemente) este tipo de peticiones: “Señor, ilumínalo o elimínalo”. La
eliminación de los papas problemáticos no es una rareza en la larga historia
del papado. Hubo un momento entre los años 900 y 1000, la llamada «era
pornocrática» del papado en la que casi todos los papas fueron envenenados o
asesinados.
Las críticas más frecuentes que circulan en
las redes sociales de estos grupos, históricamente anticuados y atrasados, van
en la línea de acusar al actual Papa de estar desacralizando la figura del
papado, banalizándola y secularizándola. En realidad ellos ignoran la historia
y son rehenes de una tradición secular que tiene poco que ver con el Jesús
histórico y el estilo de vida de los Apóstoles. Pero tiene mucho que ver con la
lenta paganización y mundanización de la Iglesia al seguir el estilo de los
emperadores romanos paganos y de los príncipes renacentistas.
Las puertas para este proceso fueron abiertas
ya en tiempos de Constantino (274-337), que reconoció el cristianismo, y de
Teodosio (379-395) que lo oficializó como la única religión reconocida en el
Imperio. Con el declive del Imperio Romano se crearon las condiciones para que
los obispos, especialmente el de Roma, asumiesen funciones de orden y de mando.
Esto ocurrió de manera clara con el Papa León I, el Grande (440-461), que fue
proclamado alcalde de Roma para enfrentar la invasión de los hunos. Fue el
primero en usar el nombre de Papa, antes reservado sólo a los emperadores.
Adquirió más fuerza con el Papa Gregorio Magno (540-604), también proclamado
alcalde de Roma, y culminó más tarde con Gregorio VII (1021-1085) que se arrogó
el poder absoluto en el campo religioso y secular: tal vez la mayor revolución
en el campo de la eclesiología.
Los actuales hábitos imperiales, principescos
y cortesanos de toda la jerarquía, de los cardenales y de los papas se remiten
especialmente al Papa Silvestre (334-335). En su tiempo se creó una
falsificación, la llamada "Donación de Constantino", con el objetivo
de fortalecer el poder papal. Según ella, el emperador Constantino habría dado
al Papa la ciudad de Roma y la parte occidental del Imperio. Se incluía en esa
“donación”, desenmascarada como falsa por el cardenal Nicolás de Cusa
(1400-1460), el uso de las insignias y la indumentaria imperiales (púrpura), el
título de Papa, el báculo de oro, la capa sobre los hombros revestida de armiño
y orlada de seda, la formación de la corte y la residencia en palacios.
Este es el origen de los actuales hábitos principescos
y cortesanos de la Curia romana, de la jerarquía de la iglesia y de los
cardenales, especialmente del Papa. Su fuente es el estilo de los emperadores
romanos paganos y la suntuosidad de los príncipes renacentistas. Ha habido,
pues, un proceso de paganización y de mundanización de la Iglesia como
institución jerárquica.
Los que quieren volver a la tradición ritual
que rodea la figura del Papa ni siquiera son conscientes de este proceso
históricamente cerrado y condicionado. Insisten en algo que no pasa por la
criba de los valores evangélicos y de la práctica de Jesús.
¿Qué está haciendo el Papa Francisco? Está
restituyendo al papado y a toda la jerarquía su verdadero estilo, ligado a la
Tradición de Jesús y de los Apóstoles. En realidad, está volviendo a la
tradición más antigua, operando una despaganización del papado dentro del
espíritu del Evangelio, vivido tan emblemáticamente por su inspirador san
Francisco de Asís.
La tradición auténtica está del lado del Papa
Francisco. Los tradicionalistas son solo tradicionalistas y no tradicionales.
Están más cerca del palacio de Herodes y de César Augusto que de la gruta de
Belén y de la casa del artesano de Nazaret. En contra de ellos está la práctica
de Jesús y sus dichos sobre el despojamiento, la sencillez, la humildad y el
poder como servicio y no como lo hacen los príncipes paganos y los grandes que
subyugan y dominan: "no debe ser así entre vosotros, que el mayor sea como
el menor, y el que manda como el que sirve" (Lc 22,26). El Papa Francisco
habla a partir de esta tradición original, y la más antigua, la de Jesús y los
Apóstoles. Por eso desestabiliza a los conservadores que se han quedado sin
argumentos.
*Leonardo Boff
Genésio Darci Boff, conocido como
Leonardo Boff, es un teólogo, filósofo, escritor, profesor y ecologista
brasileño. Nació en Concórdia, Brasil, el 14 de diciembre de 1938. En 1970 se
doctoró en Teología y Filosofía en la Universidad de Múnich, Alemania. Ingresó
en la Orden de los Frailes Menores, franciscanos, en 1959.
Perseguido por la Congregación para la
Doctrina de la Fe (la antigua Inquisición) por su defensa de la Teología de la
Liberación, decidió dejar la Orden Franciscana y el Ministerio Sacerdotal en
1992.
Ha sido galardonado con varios premios en
Brasil y en el exterior por su lucha a favor de los débiles, oprimidos y
marginados, y de los Derechos Humanos. El 8 de diciembre del 2001 le fue
otorgado en Estocolmo el Right Livelihood Award, conocido también como el Nobel
Alternativo. Actualmente vive en el Jardim Araras, región campestre ecológica
del municipio de Petrópolis-RJ, en el Brasil.
Artículo Publicado en Servicios Koinonía
http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=594
lunes, 4 de noviembre de 2013
Causa judicial por el homicidio de Mons. Angelelli
NO ADMITIMOS NUEVAS TRABAS NI DILACIONES
A pocos días de iniciarse la primera audiencia en el
esperado juicio a los asesinos de Mons. Angelelli, una nueva voz de alerta
despierta nuestra preocupación como querellantes, ante la amenaza de nuevos
obstáculos para que el juicio se desarrolle con normalidad y sin sobresaltos.
Ya hemos tenido que esperar treinta y siete años para llegar
a esta instancia. Las demoras en esta larga y lenta marcha de la justicia ya se
ha llevado a la tumba con impunidad a varios de los imputados y procesados.
Desde que la causa fue elevada a juicio en diciembre de 2012 fallecieron Jorge
Rafael Videla, Albano Harguindeguy y en forma más reciente el Comisario Juan
Carlos “La Bruja” Romero.
En el tramo del último año debimos sortear las demoras en la
conformación definitiva del tribunal que tendrá a su cargo el juicio, debido a
la carencia de jueces titulares en el Tribunal Oral Federal de La Rioja.
Finalmente quedó constituido con la concurrencia de los jueces Juan Carlos
Reynaga, de Catamarca y Carlos Lascano, de Córdoba con la presidencia de juez
de La Rioja José Camilo Quiroga Uriburu. Cada impedimento debe soportar la
burocracia judicial que se resuelve en las instancias superiores de Buenos
Aires. A mediados de este año advertíamos “que los obstáculos reverdecerán ahora
para dilatar la sanción penal definitiva mediante maniobras que buscarán la
impunidad de los criminales.”
Y no nos equivocamos. Ahora las trabas son puestas por los
responsables del Consejo de la Magistratura que deben proporcionar lo necesario
para garantizar la concurrencia de testigos y otros requerimientos del proceso
judicial. Argumentando escasez de recursos, se pretenden limitar los
testimonios de quienes deben ser citados y concurrir para ratificar ante la
justicia las pruebas que fundamentan las acusaciones. Nadie desconoce que
después de treinta y siete años, así como varios de los imputados no podrán ser
juzgados por fallecimiento, de igual modo ha sucedido con numerosos testigos.
Pero además muchos de los testigos vivientes están radicados hoy en diversas
provincias del país o del extranjero. Y el Estado debe garantizar su
concurrencia y protección para que declaren ante el Tribunal.
No dejan de despertar graves sospechas estas nuevas trabas
para el normal desarrollo de este juicio. Diversos y poderosos son los
intereses que persisten tratando de impedir llegar a la verdad de los hechos; y
ahora a la palabra definitiva de la justicia que condenará a los responsables
del crimen. La palabra de muchos testigos seguramente pondrá en evidencia la coautoría
de civiles que fogonearon la difamación y las amenazas al obispo riojano y su
pastoral a favor de los pobres. Y de sectores de la clerecía, que en el furor
de la persecución abandonaron a su hermano en el episcopado. Unos y otros
fueron beneficiados por el brazo criminal de “las fuerzas de seguridad”.
Parece un despropósito que desde el Consejo de la
Magistratura, - donde conviven amigos del olvido y la impunidad -, se
argumenten carencias que parecieran excusas para obstaculizar un juicio de
honda trascendencia en la vida nacional. Y si no es un despropósito, peor aún
porque se estaría ratificando la extendida sospechosa que reverdeció cuando se
proyectaron reformas judiciales, que despertaron enseguida reacciones
corporativas para mantener cotos de privilegios, cuyas consecuencias en la
práctica es el retardo o la negación de justicia, como lo estamos avizorando.
Reclamamos a las máximas autoridades del Poder Judicial de
la Nación las garantías imprescindibles para el normal desarrollo del juicio por
el homicidio del Obispo Enrique Angelelli.
Córdoba, 29 de octubre de 2013
Marilé Coseano Angelelli
- Luis Miguel Baronetto
Querellantes en la causa por el homicidio a Mons. Enrique
Angelelli
viernes, 1 de noviembre de 2013
JESÚS SIGUE SIENDO RECHAZADO POR LA QUE CREE SER SU
IGLESIA
Por José Enrique Galarreta S.J. *
Lc 19, 1-10
El
capítulo 19 de Lucas es el final de la vida de Jesús antes de su entrada en
Jerusalén que acabará en su muerte. Los capítulos 20 y 21 narran la última
semana de la vida de Jesús y las controversias en el templo con los jefes del
pueblo. A partir del capítulo 22 entraremos en los relatos de la pasión.
La escena se desarrolla en Jericó, casi a la orilla del
Jordán donde sitúa Lucas tres relatos: la curación del ciego, que citan también
Marcos y Mateo, el episodio de Zaqueo, que sólo encontramos en Lucas, y la
parábola de las minas, que tiene su paralelo en la de los talentos de Mateo 25.
El episodio de Zaqueo recuerda fuertemente al llamamiento de
Leví, que conocemos por Marcos 2, Mateo 9 y Lucas 5, que da lugar a la comida
en su casa, con sus amigos publicanos, y a la murmuración de los escribas y
fariseos. Como en el episodio de Zaqueo, "todos murmuraban".
El pasaje se ambienta en un entorno de admiración de la
gente por Jesús y, al mismo tiempo, de incomprensión. En el episodio
inmediatamente anterior, la gente quiere apartar al ciego, que molesta, y Jesús
tiene que ir en contra de la corriente para acercarse e interesarse por él.
Aquí, la multitud rodea a Jesús, pero su actuación con Zaqueo les escandaliza.
Una vez más, el evangelio está mostrando la situación de
Jesús, enfrentado a un pueblo que no se aparta de sus conceptos religiosos, de
la idea de un Mesías espectacular que confirma a los buenos y rechaza a los
malos, y un pueblo que por tanto es incapaz de recibir la palabra de Jesús que
anuncia un reino que no es lo que ellos esperaban.
En los momentos que estamos viviendo, no podemos menos de
proyectar el mensaje de Jesús sobre nuestra situación. Y no es traer por los
pelos el mensaje ni forzarlo. Hablar de lo que esperaban sus coetáneos y lo que
Jesús les ofrecía es casi lo mismo que hablar de lo que ofrecen las religiones,
al menos algunas de ellas o en algunas ocasiones, para contrastarlo con lo que
ofrece Jesús.
Los contemporáneos de Jesús estaban dispuestos a aceptar que
Jesús era el Mesías, pero no estaban dispuestos a aceptar que el Mesías que
esperaban era Jesús, sin poder, sin ambiciones políticas, sin ofertas de
predominio del pueblo sobre otros pueblos, sin Templo, sin pureza legal.
Jesús hace presente a Dios, pero la gente no lo acepta
porque quiere otro dios. La diferencia está en que el dios que ellos buscan ha
de ser "nuestro dios", el que resuelva nuestros problemas y nos haga
privilegiados. Por eso pedirán siempre a ese dios ayuda para solucionar los
propios problemas y prevalecer sobre los demás.
Pero el Dios de Jesús es al revés: pide ayuda para
solucionar los problemas de todos. Sin privilegios.
Los de Jericó apartaban al ciego: querían solamente el
espectáculo del desfile triunfal. Y el ciego estorbaba en el desfile. Los de
Jericó querían que Jesús fuese de los buenos, y les pareció horrible que se
auto-invitase a casa del pecador público número uno de la ciudad, el odiado
jefe de recaudadores, y rico.
Pero Jesús quería curar: curar al ciego, curar al rico recaudador.
El desfile triunfal le traía sin cuidado. (No es casual que el siguiente
desfile triunfal, la entrada mesiánica en Jerusalén, acabe tan mal, según el
mismo Lucas: Jesús llora y se lamenta por la suerte de Jerusalén y echa a los
mercaderes del templo).
Los fariseos y sus letrados hacía tiempo que se habían dado
cuenta del peligro y acechaban a Jesús casi desde el principio de su
predicación. (Varias veces en Marcos 2 y expresamente ya en Marcos 3,6). Y
cuando la cosa llegó a Jerusalén, la intervención de los sacerdotes fue
fulminante, porque sabían que si Jesús seguía adelante toda su religión se
derrumbaba, y con ella su instalación social y su sistema político. Y en una
semana, acabaron con él.
Jesús fue rechazado. La razón de fondo es que Jesús ofrece
la Buena Noticia de "Dios amigo de la vida", amigo de la gente,
médico y pastor. Jesús ofrece la Buena Noticia de que religión no es un gorro
sagrado que nos ponemos en el Templo y en las Fiestas, sino la vida misma, la
honradez, la veracidad, la compasión, la colaboración, el esfuerzo; que ése es
el sacrificio agradable a Dios y que para ofrecerlo no hacen falta ritos ni
intermediarios.
Jesús es el que no hace teología metafísica, sino parábolas.
Jesús es el que no ha venido a que le entronicen sino a lavar los pies. Es
demasiado: ¿qué hacemos entonces con el Templo, con el poder en nombre de Dios,
con la reverencia al sacerdocio por su unción sagrada, con los preceptos, con
los premios, con las amenazas ... con todas esas cosas tan irremediablemente
conexas con lo que tradicionalmente llamamos "religión". Y, peor
todavía: si Dios no va a solucionar mis problemas, ni vamos a ser más que otros
porque "Dios está con nosotros"... Entonces, ¿para qué queremos a
Dios?
Jesús cura al ciego y a Zaqueo, mientras la gente le quiere
aclamar como Mesías Rey. Y lo mataron, lo mataron en nombre de SU dios.
Nosotros hacemos hoy lo mismo. Dios para que me dé las cosas
que creo que necesito. Yo adoro a Dios, cumplo los mandamientos (¡ojalá!) y le
pido lo que quiero y él me lo da. Yo cumplo con él, que él cumpla conmigo. Y
además, la vida eterna. Exactamente el Antiguo Testamento. ¿Qué significa para
nosotros la Buena Noticia, la estupenda novedad de Jesús?
Jesús sigue rechazado por la Iglesia exactamente igual que
como fue rechazado por los fariseos, los escribas y los sacerdotes. Pero aún
más: es rechazado invocando su nombre y proclamando que le siguen. Y aún más,
los ricos sacerdotes, los ricos económicos, los poderosos con poder, dicen que
le siguen, van a misa, participan en los grandes festivales
religioso-folklóricos... la mejor imagen de todo esto es para mí sin duda la
entrada de Jesús en Jerusalén, cuando todo el mundo aclamaba y Jesús iba
llorando.
Dentro de poco tendremos varios espectáculos aclamatorios.
Costarán mucho dinero, las masas aclamarán, el Papa disertará sabiamente,
asistirán todas las autoridades, cristianas y paganas, honradas y sinvergüenzas,
y no servirá para hacer ninguna conversión, ningún seguimiento mejor a Jesús.
¡Qué bien habría quedado en Jericó que hubieran limpiado
previamente la calle de mendigos, que Jesús se hubiera hospedado en casa del
fariseo o sacerdote más rico y prestigioso. ¡Qué preciosa habría sido la
entrada triunfal en Jerusalén si el burro hubiera sido sustituido por un brioso
caballo blanco (marca Mercedes a ser posible, blindado y con tapicerías de
madera y cuero), si Jesús hubiera entrado en el Templo devotamente, besando al
entrar sus losas de mármol, y hubiera presentado un sacrificio por mano del
Sumo Sacerdote!
Seguramente Israel habría quedado mucho más dispuesto a
aclamarle como Mesías.
Pero no hay que olvidar que Jesús en Jericó, la opulenta
ciudad de las palmeras, triunfa. Triunfa porque un ciego ve y un rico
explotador deja de serlo.
Lo demás, el desfile, el gentío, las aclamaciones, es
mesianismo de falsos dioses, que no siente compasión y no quiere que el mendigo
deje de ser desgraciado ni que el pecador tenga salida. Quieren que el ciego
siga ciego y que el recaudador reviente.
Jesús quiere curar. Y cura, triunfa. Lo mismo le sucederá
con la mujer adúltera (Juan 8): quiere salvarla y triunfa, la salva; a costa de
jugarse la vida y perderla. ¿Nos tomaremos alguna vez en serio, nosotros, los
de las "religiones del Libro", que no está permitido matar ni a Caín,
el asesino de su hermano? (Génesis 4,15). ¿Nos tomaremos alguna vez en serio,
nosotros, los que decimos que seguimos a Jesús, que no hay más religión que dar
de comer al hambriento?
Jesús en Jericó, más fuerte que la ceguera y que el dinero.
Jesús amigo de la vida, de las personas. Jesús compasivo hasta tener que dar la
vida. Jesús, rostro de Dios, negador de falsos dioses.
Yo no sé, evidentemente, cómo se puede parar tanta locura,
ni soy quién para dictar cuál debe ser la posición oficial de la Iglesia
Católica ni tengo autoridad alguna para juzgar a nadie. Pero sí sé varias
cosas, las que todos sabemos y debemos proclamar.
Sé que debemos ser radicales en el seguimiento de Jesús, y
extirpar de la Iglesia, empezando cada uno por sí mismo, todo aquello que se
parezca a los criterios y valores que llevaron a Jesús a la cruz: el "dios
para nosotros", el preocuparse sólo marginalmente de los pobres, el
preferir las ideas a las personas, el imponer ideas desde arriba en vez de
sembrar conversión desde dentro...
Extirpar de nosotros -desde dentro de nosotros mismos– al
fariseo de santidad legal, al escriba de conocimiento estéril, al poderoso sacerdote
del Templo único, a los intermediarios, a los santos separados, a los sagrados
sin compasión, a los ricos que no comparten, a los políticos que no sirven.
Todo eso no es de Jesús, y nosotros, la iglesia, debemos proclamarlo bien alto,
bien claro.
Sé que el futuro de la humanidad es el estilo de Jesús o la
muerte. Sé que la mayoría de las religiones que contemplo son religiones de
muerte. Sé que el estilo de Jesús es sembrar, compadecer, con-padecer, curar,
respetar, ofrecer luz con buenas obras, ser consecuente hasta el final; y tener
fe en todo ello.
Sé que el Reino no es ceremonia sacra y triunfal, sino grano
de mostaza y pellizco de levadura. Sé que el Hijo de Dios no era sagrado
pontífice ni doctísimo escriba ni puro fariseo ni poderoso rey.
Y sé que Jesús creía en la cosecha, creía en la virtualidad
irrefrenable de la vida encerrada en la semilla y en la levadura. Sé que se
sembró. Sé que fue fecundo. Sé que su vida sembrada murió a manos de los
sagrados, los doctos y los puros, pero resucitó en un puñado de gente normal
llena del Espíritu, un espíritu tan vivo que sigue cambiando hoy la vida de
muchas personas. Y confieso que creo en el poder del Espíritu de Jesús, hasta
el punto de confesar que es la semilla que puede salvar este mundo de locos y
de dioses falsos en que vivimos. *
* Nota de José
Enrique Galarreta S.J.