Entrevista a Juan José Tamayo, teólogo de la liberación. Publicado en diario valenciano Levante.

Del "Hagan lío" a la "Curia Vaticano-céntrica"
Francisco: ocho meses, ocho decisiones, ocho frases
Siria, Banco Vaticano, Sínodo, reforma de la Curia, vivir en Santa Marta...
Redacción, 14 de noviembre de 2013 a las 08:57
Desde el momento en que se anunció que se llamaría Francisco, el 13 de marzo pasado, pudo atisbarse cuál sería su impronta. "Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres", dijo Jorge Bergoglio días después, en italiano, sentado frente a un micrófono frente a una multitud expectante durante la audiencia a la prensa internacional que siguió al cónclave que lo proclamó papa.
Eligió el nombre en honor al fundador de la orden franciscana, San Francisco de Asís, uno de los santos más célebres de la Iglesia. Y dejó entrever a través de sus primeras palabras como pontífice que introduciría un estilo diferente en la Iglesia, de mayor apertura a otros credos, de austeridad, de tolerancia, de integración. Que sería un papa cercano a la gente e inauguraría un nuevo estilo, informal y distinto. A sabiendas de que sería criticado por los sectores conservadores eclesiásticos.
A lo largo de los últimos ocho meses -los primeros de su papado- Francisco transformó aquellas promesas en decisiones sobre la Iglesia, la familia, el papel de la mujer, el Vaticano, que quedaron plasmadas en frases e imágenes.

DECISIONES CLAVE
1. El papel de la mujer. El rol de las mujeres en la Iglesia es uno de los focos de discusión tanto fuera como dentro de la institución. En este sentido, Francisco destacó la necesidad de elaborar una nueva teología de la mujer. En octubre, destacó la carta apostólica Mulieris dignitatem, que consideró un "documento histórico", al ser el primero del magisterio pontificio dedicado por completo al tema de la mujer. "Sufro cuando veo en la Iglesia o en algunas organizaciones eclesiales que el rol de servicio, que todos nosotros debemos tener, que el rol de servicio de la mujer, resbala hacia un rol de servidumbre", disparó el Papa, al salirse del texto que tenía preparado para recibir a los participantes del seminario promovido por el Pontificio Consejo para los Laicos en ocasión del XXV aniversario de la Carta Apostólica Mulieris dignitatem , del beato Juan Pablo II.
2. Divorcio. Uno de los principales focos de crítica a la Iglesia es la negativa de darles la comunión a los divorciados que se volvieron a casar. Aunque algunos de los principales referentes del catolicismo niegan que vaya a haber un cambio en esa posición, Francisco promovió recientemente el envío de un amplio cuestionario sobre la situación de la familia moderna a los obispos del mundo entero. El motivo es la proximidad de la celebración del sínodo extraordinario de octubre del año próximo sobre "Los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización". En el punto 4 del cuestionario, una de las preguntas es: "¿Los separados y divorciados vueltos a casar son una realidad pastoral relevante en la Iglesia? ¿En qué porcentaje? En estos casos, ¿cómo viven los bautizados su irregularidad? ¿Son conscientes, manifiestan indiferencia o se sienten marginados y viven con sufrimiento el hecho y la imposibilidad de recibir sacramentos?"
3. Santa Marta. Apenas asumió, el Papa transmitió una de sus primeras decisiones. Aunque sutil, la determinación de no vivir en el lujoso departamento palaciego de sus predecesores, sino en un alojamiento más modesto del Vaticano en Santa Marta, dio que hablar. Al igual que particular estilo -no utiliza autos lujosos, calza sus zapatos de siempre, porta un sencillo maletín de mano, llama por teléfono a sus amigos e incluso a desconocidos, dialoga abiertamente con los periodistas y usa un lenguaje sencillo-, fue una de las primeras señales de que correrían vientos de cambio en la Santa Sede.
4. Reforma de la curia. Una de las principales señales de cambio en la Iglesia de parte de Francisco fue la creación del denominado "G-8", un consejo de ocho cardenales de todos los continentes, designados por el Papa, que tienen instrucciones de asesorarlo en la reforma de la curia y en el gobierno universal de la Iglesia.
5. Abusos a menores. Sin dudas, el de la pedofilia en el ámbito eclesiástico es uno de los temas más controversiales en todo el mundo y Francisco continúa en la línea de su predecesor, Benedicto XVI, el primero en afrontar directamente ese tema. Sólo había pasado un mes desde su designación frente al Vaticano, cuando Francisco llamó a actuar "con decisión" contra los casos de abusos sexuales de menores por parte de sacerdotes. Corría mayo cuando, por segunda vez desde que fue elegido, el papa Francisco condenó con fuerza la violencia contra los chicos. Más adelante, en julio, firmó un decreto que endurece las sanciones penales contra los abusos a menores en la Santa Sede y en la Curia. Y en octubre, destituyó a un obispo irlandés, William Lee, que en 2010 reconoció haber protegido a un sacerdote pedófilo.
6. Designación clave. El 31 de agosto nombró como secretario de Estado, en el puesto más importante de la Santa Sede, a Pietro Parolin, en reemplazo del cuestionado cardenal Tarcisio Bertone. Días después, el nuevo número 2 de Francisco planteó por primera vez desde la cúpula de la Santa Sede que el celibato "se puede discutir".
7. La relación con otros credos. "Lo dije otras veces y quiero repetirlo ahora: es una contradicción que un cristiano sea antisemita. Sus raíces son un poco judías. ¡Un cristiano no puede ser antisemita! ¡Que el antisemitismo sea vedado del corazón y de la vida de cada hombre y de cada mujer!", dijo Francisco cuando empezaba su papado. Meses más tarde, aprovechó para plasmar sus dichos durante varios días cuando, insólitamente , recibió en Santa Marta al rabino Abraham Skorka, amigo suyo, con quien mantuvo cuantiosas charlas, desayunos, almuerzos y cenas. El Pontífice compartió el rito de la bendición de los alimentos y supervisó si la comida de su invitado es kosher. Meses atrás, había llamado "hermanos" a "los musulmanes del mundo entero", en la misma línea que sus antecesores, Pablo VI y Juan Pablo II.
8. El "Banco Vaticano". Controvertida en algunos ámbitos y bien recibida en otros, el Papa creó en junio una comisión especial para investigar el Instituto para las Obras de Religión (IOR), el llamado "banco vaticano", creado en 1942, envuelto en escándalos y sospechado de lavado de dinero. Desde la Santa Sede, revelaron que fue una idea de Francisco. "Nació del deseo del Santo Padre de conocer mejor la posición jurídica y las actividades del Instituto para permitir una mejor armonización de éste con la misión de la Iglesia universal y de la Sede Apostólica, en el contexto más general de reformas que sea oportuno realizar de parte de las instituciones que dan auxilio a la Sede Apostólica", indicó un comunicado. En julio, el director y el subdirector del Banco del Vaticano renunciaron en medio de revelaciones sobre un escándalo financiero.
8bis. Su intervención en Siria. Durante las semanas más álgidas del conflicto civil en Siria, es decir, cuando Estados Unidos expresó sus intenciones de intervenir con fuerzas militares, el Papa tuvo un papel central. Con una doble estrategia, diplomática y religiosa, Francisco llamó a la paz en jornadas de vigilia y meditación, oraciones y audiencias públicas, convocó a 71 embajadores acreditados ante la Santa Sede para insistir en favor del diálogo e incluso a través de Twitter. "La paz es un bien que supera cualquier barrera, porque es un bien de toda la humanidad", sentenció en un tuit publicado una mañana de septiembre.

FRASES CÉLEBRES
1. "Diosa coima". Dos palabras disímiles que unidas Francisco utilizó para fustigar contra la corrupción semanas atrás, en su homilía en la misa matutina de la residencia de Santa Marta, donde vive. Mientras el Vaticano se veía sacudido por el increíble caso del superior de los camilianos, Renato Salvatore, arrestado por haber urdido el secuestro de dos curas que hubieran impedido su elección al frente de la orden, Francisco llamó a rezar "para que el Señor cambie el corazón de estos devotos de la diosa coima y se den cuenta de que la dignidad viene del trabajo digno".
2. "Hagan lío". Hacía meses que se esperaba la llegada de Francisco al continente americano. En los diarios del mundo, la cuenta regresiva apuntaba a la última semana de julio. El Papa encabezaría la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Río de Janeiro. Cuando llegó el momento, en una charla con jóvenes católicos de diversos países, entre ellos varios argentinos, el sumo pontífice respondió una pregunta con un insólito llamado: "¿Qué espero de la Jornada? Espero lío, que haya lío, que la Iglesia salga a las calles. Que nos defendamos de la comodidad, que nos defendamos del clericalismo", dijo.
3. "¿Quién soy yo para juzgar a un gay?". Moderado pero revolucionario, Francisco pronunció esa reflexión a varios miles de pies de altura. Lo dijo al responder las preguntas de varios periodistas que lo acompañaban de vuelta a Roma, desde Río, junto a una nutrida comitiva. Uno de ellos lo consultó respecto a su posición frente al al "lobby gay". "Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?", respondió. "El catecismo de la Iglesia católica lo explica de forma muy linda esto. Dice que no se deben marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas en la sociedad. El problema no es tener esta tendencia. Debemos ser hermanos. El problema es hacer un lobby", dijo el Papa.
4. "Obispo de lujo". Inesperadamente, se hizo conocido en todo el mundo y los medios de comunicación decidieron llamarlo "el obispo de lujo". El alemán Franz-Peter Tebartz-van Elst fue acusado, en septiembre, de haber gastado supuestamente 31 millones de euros para remodelar la sede de su arzobispado en Limburgo. Poco después, el Papa se reunió con él. Y en octubre trascendió el comunicado, donde el Vaticano informaba que el obispo sería apartado de su ministerio episcopal mientras se investiga en profundidad "la cuestión de la construcción de la sede episcopal". Francisco tardó poco en tomar cartas en un asunto sensible en relación a su forma de conducir la Iglesia.
5. "No existe un Dios católico, existe Dios", dijo el Papa durante la primera reunión del consejo de ocho cardenales de todos los continentes que lo ayudarán a reformar la curia y a gobernar, y volvió a sorprender con fuertes críticas a la administración central de la Iglesia.
6. "A los jóvenes les digo: ¡no tengan miedo de ir contra la corriente!" "Cuando nos quieren robar la esperanza, cuando nos proponen valores averiados, como la comida en mal estado, cuando la comida está en mal estado nos hace mal, estos valores nos hacen mal", clamó el Papa desde la ventana del tercer piso del Palacio Apostólico, durante la oración mariana del Angelus a mediados de junio.
7. "Tírense los platos, pero no dejen de perdonarse". Es conocida la postura de la Iglesia, y del mismo Papa sobre el divorcio. Francisco lo dejó en claro, pero con humor, durante un discurso a principios de octubre, donde pidió a las parejas que hagan lo posible por mantenerse unidas en matrimonio a pesar de las adversidades. "Yo a los recién casados siempre les digo, peléense, tírense los platos, pero nunca terminen la jornada sin hacer la paz. ¡Nunca!", dijo, y causó risas y aplausos entre los presentes.
8. "La curia tiene un defecto: es Vaticano-céntrica". La palabra 'apertura', utilizada en gran parte de los artículos que buscan describir la dirección eclesiástica de Francisco, correspondería nuevamente, esta vez, para describir la entrevista que el pontífice brindó a Eugenio Scalfari, el fundador del diario La Repubblica, de 89 años.


http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2013/11/14/francisco-ocho-meses-ocho-decisiones-ocho-frases-religion-iglesia-balance-papa-vaticano.shtml#.UobW7YTscjM.gmail

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Sábado, 2 de noviembre de 2013
Reflexión de Monseñor Marcelo Colombo, Obispo de La Rioja, sobre la democracia
A 30 años de la recuperación de la democracia
Por el obispo Marcelo Colombo y presbiterio de la Diócesis de La Rioja.

1. Como ciudadanos y pastores de nuestra Iglesia riojana, damos gracias al Señor por los 30 años de vida en democracia que vamos construyendo juntos en nuestra Patria. Pues creemos que ella expresa muchos de los valores del Reino de Dios, inaugurado y predicado por Jesús. Nos sentimos orgullosos al ver a nuestro pueblo que se involucra participando en ella.
Muestra de esto han sido estas últimas elecciones, en las que hemos visto una concurrencia mayoritaria a las urnas. Alienta nuestra esperanza el creciente número de ciudadanos que generosamente se ofrecen como candidatos, deseando representar los distintos intereses y voces de nuestro pueblo. Felicitamos a los que han sido electos por la voluntad popular para desempeñarse como legisladores provinciales y nacionales. Rogamos al Señor que los ilumine y acompañe en el ejercicio de su servicio.
2. Por otra parte, creemos conveniente expresar nuestro dolor porque en 30 años no hemos logrado desterrar las viejas prácticas del clientelismo y la dádiva. Creemos que lastiman a la democracia hechos como los que hemos podido observar durante la campaña electoral: ofrecimiento de contratos laborales, asignación de pensiones, reparto de materiales de construcción, entrega de sumas de dinero, presiones por parte de las autoridades a los empleados.
Nos preocupan las modalidades que van adquiriendo los cierres de campaña, los cuales, en lugar de presentar a los candidatos y sus propuestas, se han transformado en festivales en los que se sortean vehículos, casas, electrodomésticos, con el único objetivo de reunir personas queriendo mostrar un engañoso poder movilizador. Si la democracia dignifica a nuestro pueblo en su participación, estas prácticas lo humillan y menosprecian en su dignidad; si ella debe ser un espacio fecundo para el diálogo y el debate de ideas y proyectos, éstas la transforman en un destructor intercambio comercial de bienes y voluntades.
3. Por último, nos parece oportuno reafirmar el valor del poder legislativo y su función en las instituciones de nuestro sistema democrático. Animamos a nuestros representantes en las instancias legislativas a nivel nacional, provincial y municipal, a mantener la independencia de su función y que no se transformen en gestores de ministerios y secretarías de las instancias ejecutivas. También a abocarse a la creación de espacios de debate democrático para que nuestro pueblo se involucre en el mejoramiento de la calidad de la democracia y de las condiciones de vida en nuestra provincia.
El papa Pío XII recordaba que la política es la forma más alta de la caridad: desde nuestro ministerio pastoral queremos acompañarlos en el compromiso evangélico de servir a la sociedad y, en particular, a los más pobres.



martes, 12 de noviembre de 2013

La transfiguración en la muerte

Por Leonardo Boff (02/11/2013)

                El día de los difuntos, el dos de noviembre, es siempre ocasión para pensar en la muerte. Se trata de un tema existencial. No se puede hablar de la muerte de una manera externa a nosotros, porque a todos nosotros nos acompaña esta realidad que, según Freud, es la más difícil de ser asimilada por el aparato psíquico humano. Nuestra cultura especialmente procura alejarla lo más posible del horizonte, pues la muerte niega todo su proyecto, que está asentado sobre la vida material y su disfrute etsi mors non daretur, como si ella no existiese.
                Sin embargo, el sentido que damos a la muerte es el sentido que damos a la vida. Si decidimos que la vida se resume entre el nacimiento y la muerte y esta tiene la última palabra, entonces la muerte tiene un sentido, diría, trágico, porque con ella todo termina en el polvo cósmico. Pero si interpretamos la muerte como una invención de la vida, como parte de la vida, entonces no es la muerte sino la vida la gran interrogación.
                En términos evolutivos, sabemos que, alcanzado cierto grado elevado de complejidad, la vida irrumpe como un imperativo cósmico, según el premio Nóbel de biología Christian de Duve que escribió una de las más brillantes biografías de la vida titulada Polvo Vital (1984). Pero él mismo afirma: podemos describir las condiciones de su aparición, pero no podemos definir es la vida. En mi percepción, la vida no es ni temporal, ni material ni espiritual. La vida es simplemente eterna. Ella anida en nosotros y pasado cierto lapso temporal, sigue su curso por toda la eternidad. Nosotros no acabamos con la muerte. Nos transformamos por la muerte, pues ella representa la puerta de entrada en el mundo que no conoce la muerte, donde ya no hay tiempo sino eternidad.
                Permítanme dar testimonio de dos experiencias personales de la muerte, muy distintas de la visión dramática que nuestra cultura nos ha legado. Vengo de la cultura espiritual franciscana. En mis casi 30 años de fraile, pude vivenciar la muerte como san Francisco la vivenció.
                La primera experiencia era aquella que, como frailes, hacíamos todos los viernes a las 19:30 de la tarde: “el ejercicio de la buena muerte”. Se tumbaba uno en la cama con hábito y todo. Cada uno se ponía delante de Dios y hacía un balance de toda su vida, retrocediendo hasta donde la memoria pudiese llegar. Poníamos todo a la luz de Dios y ahí tranquilamente reflexionábamos sobre el porqué de la vida y de sus zigzag. Al final, alguien recitaba en voz alta en el corredor el famoso salmo 50 del Miserere en el cual el rey David suplicaba a Dios el perdón de sus pecados. Y también se proclamaban las consoladoras palabras de la epístola de san Juan: “Si tu corazón te acusa, recuerda que Dios es mayor que tu corazón”.
                Así éramos educados para una entrega total, un encuentro cara a cara con la muerte delante de Dios. Era un entregarse confiado, como quien se sabe en la palma de la mano de Dios. Después, íbamos alegremente al recreo, a tomar un refresco, a jugar al ajedrez o simplemente a conversar. Este ejercicio tenía como efecto un sentimiento de gran liberación. La muerte era vista como la hermana que nos abría la puerta de la Casa del Padre.
                La otra experiencia se relaciona con la muerte o el entierro de algún cofrade. Cuando alguno moría en el convento se hacía fiesta, con recreo por la noche con comida y bebida. Lo mismo hacíamos después del entierro. Todos nos reuníamos y celebrábamos el paso, la pascua o la navidad, el vere dies natalis (el verdadero día del nacimiento) del fallecido.
                Se pensaba: él fue naciendo poco a poco a lo largo de su vida hasta acabar de nacer en Dios. Por eso había fiesta en el cielo y en la tierra. Ese rito es sagrado y se celebra en todos los conventos franciscanos.
                El fraile que había dejado este mundo entraba en la comunión de los santos, está vivo, no está ausente, solo es invisible. ¿Hay celebración más digna inventada por san Francisco de Asís que llamaba a todos los seres hermanos y hermanas y también trataba de hermana a la muerte?
                La percepción de la muerte es otra. Las personas son inducidas a convivir con la muerte, no como una bruja que viene y arrebata la vida, sino como una hermana que viene a abrirnos la puerta a un nivel más alto de vida en Dios.
                Cada cultura tiene su interpretación de la muerte. Estuve hace tiempo con los Mapuche en el sur de la Patagonia argentina, hablando con los lomkos, los sabios de la tribu. Ellos tienen otra manera de entender la muerte. Para ellos la muerte significa pasar al otro lado, donde están los ancianos. No es abandonar la vida, es entrar en el lado invisible y convivir con los ancianos. Desde allí, acompañan a las familias, a los seres queridos y a otros próximos, iluminándolos. La muerte no tiene ningún dramatismo; pertenece a la vida, es su otro lado.

                Podríamos pasar por otras culturas para conocer su sentido de la vida y de la muerte, pero quedémonos en nuestro tiempo moderno. Hay un filósofo que trabajó positivamente el tema de la muerte: Martin Heidegger. En su analítica existencial afirma que la condición humana, en grado cero, es la de ser un ser en el mundo, no como lugar geográfico, sino como el conjunto de las relaciones que nos permiten producir y reproducir vida. La condition humaine es estar en el mundo con los otros, llenos de cuidados y abiertos a la muerte. La muerte es vista no como una tragedia y sí como la última expresión de la libertad humana, su último acto de entrega. Esa entrega sin reservas abre la posibilidad de sumergirse totalmente en la realidad y en el Ser. Es una especie de vuelta al seno del cual vinimos como entes, pero como entes que buscan el Ser. Y finalmente al morir somos acogidos por el Ser. Y ahí ya no hablamos porque ya no necesitamos palabras. Es el puro vivir por la alegría de vivir y de ser en el Ser. Para la persona religiosa este Ser no es otro que el Ser Supremo, Dios vivo que nos da la plenitud de la vida.            

lunes, 11 de noviembre de 2013



Conmemoración de la “Kristalllnacht”, en el 75º aniversario de la Noche de los cristales rotos.

Martes, 12 noviembre, 18:45 hora
Catedral Metropolitana de Buenos Aires
Av. Rivadavia esq. San Martín

En la noche del 9 de Noviembre de 1938 los nazis profanaron y destruyeron más de 1.000 sinagogas, mataron a decenas, encarcelaron a 30.000 judíos en campos de concentración, negocios y empresas fueron saqueados.  El mundo se mantuvo en silencio: esa noche comenzó la Shoá. Holocausto judío.

Reflexiones a cargo de
Mons. Mario A. Poli, Arzobispo de Buenos Aires y del 
Rabino Abraham Skorka, Rector Seminario Rabínico Latinoamericano

Participan:

  • Pastor D. Calvo, Iglesia Luterana Unida
  • Pastora E. Iglesias, Iglesia de los Discípulos de Cristo
  • Padre A. Llorente, Iglesia Católica Apostólica Romana
  • Pastor Sergio López, Iglesia Dinamarquesa
  • Pastora M. Pons, Iglesia Evangélica Metodista
  • Rabino J. Shalom, Judaísmo (Bet Am Marc Chagall)
  • Coro Sharim de la Sociedad Hebraica Argentina.

Adhieren:
Comunidad de San Egidio - Confraternidad Argentina Judeo Cristiana - Congreso Judío Latinoamericano - Fundación Memoria del Holocausto/Shoa - Movimiento de los Focolares


 
El drama de la droga y el narcotráfico
Angustias de la sociedad
1 -La sociedad vive con dolor y preocupación el crecimiento del narcotráfico en nuestro país. Son muchos los que nos acercan su angustia ante este flagelo. Nos conmueve acompañar a las madres y los padres que ya no saben qué hacer con sus hijos adictos, a quienes ven cada vez más cerca de la muerte. Nos quedamos sin palabras ante el dolor de quienes lloran la pérdida de un hijo por sobredosis o hechos de violencia vinculados al narcotráfico.
2 - Sabemos que este problema es un emergente de la crisis existencial del sentido de la vida en que está sumergida nuestra sociedad. Se refleja en el deterioro de los vínculos sociales y en la ausencia de valores trascendentes.
3 -Cuando este mal se instala en los barrios destruye las familias, siembra miedo y desconfianza entre los vecinos, aleja a los chicos y a los jóvenes de la escuela y el trabajo. Tarde o temprano algunos son captados como ayudantes del “negocio”. Hay gente que vende droga para subsistir, sin advertir el grave daño que se realiza al tejido social y a los pobres en particular.
4 - Es alarmante la expansión de las llamadas drogas sintéticas, que se distribuyen en diversos espacios festivos, y nos duelen las conductas autodestructivas en adolescentes o jóvenes que consumen diversas sustancias.
5 - Lo que escuchamos decir con frecuencia es que a esta situación de desborde se ha llegado con la complicidad y la corrupción de algunos dirigentes. La sociedad a menudo sospecha que miembros de fuerzas de seguridad, funcionarios de la justicia y políticos colaboran con los grupos mafiosos. Esta realidad debilita la confianza y desanima las expectativas de cambio. Pero también es funcional y cómplice quien pudiendo hacer algo se desentiende, se lava las manos y “mira para otro lado”.
Necesidad de medidas urgentes
6 - La Argentina está corriendo el riesgo de pasar a una situación de difícil retorno. Si la dirigencia política y social no toma medidas urgentes costará mucho tiempo y mucha sangre erradicar estas mafias que han ido ganando cada vez más espacio. Es cierto que el desafío es enorme y el poder de corrupción y extorsión de los grupos criminales es grande. Pero no es verdad que “nada se puede hacer”.
7 - La complejidad de este tema es tal que solo será abordado eficazmente por medio de amplios consensos sociales que deriven en políticas públicas de corto, mediano y largo alcance. Pero perseguir el delito es tarea exclusiva e irrenunciable del Estado. Recogemos también la preocupación por la desprotección de nuestras fronteras, y por la demora en dotar de adecuados sistemas de radar a las zonas más vulnerables.
Lamentamos que el organismo del Estado dedicado a coordinar las políticas públicas en esta materia (SEDRONAR) lleve tantos meses sin tener su responsable designado.
Pasión por el bien
8 -Muchos centros educativos, clubes barriales y diversas ONG colaboran en la educación, prevención y asistencia a las víctimas. Reconocemos gratamente la ardua tarea que se desarrolla desde la Iglesia implementando en las diócesis la pastoral de adicciones, promoviendo la contención de familias, el acompañamiento y la reinserción social de los adictos. Valoramos de corazón el esfuerzo, la dedicación y la entrega de tanta gente generosa que colabora en comunidades terapéuticas. No obstante, como obispos somos conscientes de que no hemos sido suficientemente eficaces en promover una pastoral que convoque y contenga a los adolescentes y jóvenes. A su vez, seguimos alentando la creación de centros de asistencia para quienes sufren la esclavitud de la adicción y les cuesta salir.
9 - Esta situación está dejando un tendal de heridos que reclaman de parte de todos compromiso y cercanía. Jesús nos pide que nos inclinemos ante quien sufre y que tratemos con ternura sus heridas.
10 - San Pablo nos enseña a “tener horror por el mal y pasión por el bien” (Rm 12, 9). Por eso no debemos quedarnos solamente en señalar el mal. Alentamos en la esperanza a todos los que buscan una respuesta sin bajar los brazos:
A las madres que se organizan para ayudar a sus hijos.
A los padres que reclaman justicia ante la muerte temprana.
A los amigos que no se cansan de estar cerca y de insistir sin desanimarse.
A los comunicadores que hacen visible esta problemática en la sociedad.
A los docentes que cotidianamente orientan y contienen a los jóvenes.
A los sacerdotes, consagradas, consagrados y laicos que en nuestras comunidades brindan espacios de dignidad humana.
A los miembros de fuerzas de seguridad y funcionarios de otras estructuras del Estado que aún a riesgo de su vida no se desentienden de los que sufren.
A todos los que resisten la extorsión de las mafias.
Que no nos roben la esperanza
11 - Es perverso vivir del sufrimiento y de la destrucción del prójimo. Por eso anhelamos una justicia más eficiente que erradique sin demoras la impunidad. Al mismo tiempo no dejamos de pedir la conversión de los traficantes.
12 - A cada uno de los que han caído en la droga, le decimos con el Papa Francisco: “Puedes levantarte, puedes remontar; te costará, pero puedes conseguirlo si de verdad lo quieres. Tú eres el protagonista de la subida, esta es la condición indispensable. Encontrarás la mano tendida de quien te quiere ayudar, pero nadie puede subir por ti”.
13 – No dejemos que nos roben la esperanza, ni que se la arrebaten a nuestros jóvenes. Cuidémonos los unos a los otros. Estemos particularmente cerca de los más frágiles y pequeños. Trabajemos por una cultura del encuentro y la solidaridad como base de una revolución moral que sostenga una vida más digna.
Que el Señor nos ilumine y la Virgen de Luján nos ayude a cuidar el presente y el futuro de la Nación. 

106° Asamblea Plenaria Pilar, 7 de noviembre de 2013

viernes, 8 de noviembre de 2013

Francisco y la despaganización del papado

Por Leonardo Boff*

Viernes 08 de Noviembre de 2013
Las innovaciones en los hábitos y en los discursos del Papa Francisco han abierto una crisis aguda en los grupos conservadores que seguían estrictamente las directrices de los dos Papas anteriores. Para ellos ha sido especialmente intolerable que el papa haya recibido en audiencia privada a uno de los iniciadores de la “condenada” Teología de la Liberación, el peruano Gustavo Gutiérrez. Se sienten aturdidos ante la sinceridad del Papa, al reconocer errores en la Iglesia y en sí mismo, al denunciar el carrerismo de muchos prelados, calificando de “lepra” el espíritu cortesano y adulador de muchos en el poder, los llamados “vaticanocéntricos”. Lo que realmente les escandaliza es la inversión que hace, al poner en primer lugar el amor, la misericordia, la ternura, el diálogo con la modernidad y la tolerancia con las personas, incluso con las divorciadas y homoafectivas, y solo después las doctrinas y disciplinas eclesiásticas.
Ya se oyen voces de los más radicales que, con referencia al Papa Francisco, hacen para “el bien de la Iglesia” (la suya evidentemente) este tipo de peticiones: “Señor, ilumínalo o elimínalo”. La eliminación de los papas problemáticos no es una rareza en la larga historia del papado. Hubo un momento entre los años 900 y 1000, la llamada «era pornocrática» del papado en la que casi todos los papas fueron envenenados o asesinados.
Las críticas más frecuentes que circulan en las redes sociales de estos grupos, históricamente anticuados y atrasados, van en la línea de acusar al actual Papa de estar desacralizando la figura del papado, banalizándola y secularizándola. En realidad ellos ignoran la historia y son rehenes de una tradición secular que tiene poco que ver con el Jesús histórico y el estilo de vida de los Apóstoles. Pero tiene mucho que ver con la lenta paganización y mundanización de la Iglesia al seguir el estilo de los emperadores romanos paganos y de los príncipes renacentistas.
Las puertas para este proceso fueron abiertas ya en tiempos de Constantino (274-337), que reconoció el cristianismo, y de Teodosio (379-395) que lo oficializó como la única religión reconocida en el Imperio. Con el declive del Imperio Romano se crearon las condiciones para que los obispos, especialmente el de Roma, asumiesen funciones de orden y de mando. Esto ocurrió de manera clara con el Papa León I, el Grande (440-461), que fue proclamado alcalde de Roma para enfrentar la invasión de los hunos. Fue el primero en usar el nombre de Papa, antes reservado sólo a los emperadores. Adquirió más fuerza con el Papa Gregorio Magno (540-604), también proclamado alcalde de Roma, y culminó más tarde con Gregorio VII (1021-1085) que se arrogó el poder absoluto en el campo religioso y secular: tal vez la mayor revolución en el campo de la eclesiología.
Los actuales hábitos imperiales, principescos y cortesanos de toda la jerarquía, de los cardenales y de los papas se remiten especialmente al Papa Silvestre (334-335). En su tiempo se creó una falsificación, la llamada "Donación de Constantino", con el objetivo de fortalecer el poder papal. Según ella, el emperador Constantino habría dado al Papa la ciudad de Roma y la parte occidental del Imperio. Se incluía en esa “donación”, desenmascarada como falsa por el cardenal Nicolás de Cusa (1400-1460), el uso de las insignias y la indumentaria imperiales (púrpura), el título de Papa, el báculo de oro, la capa sobre los hombros revestida de armiño y orlada de seda, la formación de la corte y la residencia en palacios.
Este es el origen de los actuales hábitos principescos y cortesanos de la Curia romana, de la jerarquía de la iglesia y de los cardenales, especialmente del Papa. Su fuente es el estilo de los emperadores romanos paganos y la suntuosidad de los príncipes renacentistas. Ha habido, pues, un proceso de paganización y de mundanización de la Iglesia como institución jerárquica.
Los que quieren volver a la tradición ritual que rodea la figura del Papa ni siquiera son conscientes de este proceso históricamente cerrado y condicionado. Insisten en algo que no pasa por la criba de los valores evangélicos y de la práctica de Jesús.
¿Qué está haciendo el Papa Francisco? Está restituyendo al papado y a toda la jerarquía su verdadero estilo, ligado a la Tradición de Jesús y de los Apóstoles. En realidad, está volviendo a la tradición más antigua, operando una despaganización del papado dentro del espíritu del Evangelio, vivido tan emblemáticamente por su inspirador san Francisco de Asís.
La tradición auténtica está del lado del Papa Francisco. Los tradicionalistas son solo tradicionalistas y no tradicionales. Están más cerca del palacio de Herodes y de César Augusto que de la gruta de Belén y de la casa del artesano de Nazaret. En contra de ellos está la práctica de Jesús y sus dichos sobre el despojamiento, la sencillez, la humildad y el poder como servicio y no como lo hacen los príncipes paganos y los grandes que subyugan y dominan: "no debe ser así entre vosotros, que el mayor sea como el menor, y el que manda como el que sirve" (Lc 22,26). El Papa Francisco habla a partir de esta tradición original, y la más antigua, la de Jesús y los Apóstoles. Por eso desestabiliza a los conservadores que se han quedado sin argumentos.

*Leonardo Boff
Genésio Darci Boff, conocido como Leonardo Boff, es un teólogo, filósofo, escritor, profesor y ecologista brasileño. Nació en Concórdia, Brasil, el 14 de diciembre de 1938. En 1970 se doctoró en Teología y Filosofía en la Universidad de Múnich, Alemania. Ingresó en la Orden de los Frailes Menores, franciscanos, en 1959.
Perseguido por la Congregación para la Doctrina de la Fe (la antigua Inquisición) por su defensa de la Teología de la Liberación, decidió dejar la Orden Franciscana y el Ministerio Sacerdotal en 1992.
Ha sido galardonado con varios premios en Brasil y en el exterior por su lucha a favor de los débiles, oprimidos y marginados, y de los Derechos Humanos. El 8 de diciembre del 2001 le fue otorgado en Estocolmo el Right Livelihood Award, conocido también como el Nobel Alternativo. Actualmente vive en el Jardim Araras, región campestre ecológica del municipio de Petrópolis-RJ, en el Brasil.

Artículo Publicado en Servicios Koinonía

http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=594

lunes, 4 de noviembre de 2013



Causa judicial por el homicidio de Mons. Angelelli
NO ADMITIMOS NUEVAS TRABAS NI DILACIONES
A pocos días de iniciarse la primera audiencia en el esperado juicio a los asesinos de Mons. Angelelli, una nueva voz de alerta despierta nuestra preocupación como querellantes, ante la amenaza de nuevos obstáculos para que el juicio se desarrolle con normalidad y sin sobresaltos.
Ya hemos tenido que esperar treinta y siete años para llegar a esta instancia. Las demoras en esta larga y lenta marcha de la justicia ya se ha llevado a la tumba con impunidad a varios de los imputados y procesados. Desde que la causa fue elevada a juicio en diciembre de 2012 fallecieron Jorge Rafael Videla, Albano Harguindeguy y en forma más reciente el Comisario Juan Carlos “La Bruja” Romero.
En el tramo del último año debimos sortear las demoras en la conformación definitiva del tribunal que tendrá a su cargo el juicio, debido a la carencia de jueces titulares en el Tribunal Oral Federal de La Rioja. Finalmente quedó constituido con la concurrencia de los jueces Juan Carlos Reynaga, de Catamarca y Carlos Lascano, de Córdoba con la presidencia de juez de La Rioja José Camilo Quiroga Uriburu. Cada impedimento debe soportar la burocracia judicial que se resuelve en las instancias superiores de Buenos Aires. A mediados de este año advertíamos “que los obstáculos reverdecerán ahora para dilatar la sanción penal definitiva mediante maniobras que buscarán la impunidad de los criminales.”
Y no nos equivocamos. Ahora las trabas son puestas por los responsables del Consejo de la Magistratura que deben proporcionar lo necesario para garantizar la concurrencia de testigos y otros requerimientos del proceso judicial. Argumentando escasez de recursos, se pretenden limitar los testimonios de quienes deben ser citados y concurrir para ratificar ante la justicia las pruebas que fundamentan las acusaciones. Nadie desconoce que después de treinta y siete años, así como varios de los imputados no podrán ser juzgados por fallecimiento, de igual modo ha sucedido con numerosos testigos. Pero además muchos de los testigos vivientes están radicados hoy en diversas provincias del país o del extranjero. Y el Estado debe garantizar su concurrencia y protección para que declaren ante el Tribunal.
No dejan de despertar graves sospechas estas nuevas trabas para el normal desarrollo de este juicio. Diversos y poderosos son los intereses que persisten tratando de impedir llegar a la verdad de los hechos; y ahora a la palabra definitiva de la justicia que condenará a los responsables del crimen. La palabra de muchos testigos seguramente pondrá en evidencia la coautoría de civiles que fogonearon la difamación y las amenazas al obispo riojano y su pastoral a favor de los pobres. Y de sectores de la clerecía, que en el furor de la persecución abandonaron a su hermano en el episcopado. Unos y otros fueron beneficiados por el brazo criminal de “las fuerzas de seguridad”.
Parece un despropósito que desde el Consejo de la Magistratura, - donde conviven amigos del olvido y la impunidad -, se argumenten carencias que parecieran excusas para obstaculizar un juicio de honda trascendencia en la vida nacional. Y si no es un despropósito, peor aún porque se estaría ratificando la extendida sospechosa que reverdeció cuando se proyectaron reformas judiciales, que despertaron enseguida reacciones corporativas para mantener cotos de privilegios, cuyas consecuencias en la práctica es el retardo o la negación de justicia, como lo estamos avizorando.
Reclamamos a las máximas autoridades del Poder Judicial de la Nación las garantías imprescindibles para el normal desarrollo del juicio por el homicidio del Obispo Enrique Angelelli.

Córdoba, 29 de octubre de 2013
Marilé Coseano Angelelli  - Luis Miguel Baronetto
Querellantes en la causa por el homicidio a Mons. Enrique Angelelli

viernes, 1 de noviembre de 2013

JESÚS SIGUE SIENDO RECHAZADO POR LA QUE CREE SER SU IGLESIA 

Por José Enrique Galarreta S.J. *
Lc 19, 1-10  

El capítulo 19 de Lucas es el final de la vida de Jesús antes de su entrada en Jerusalén que acabará en su muerte. Los capítulos 20 y 21 narran la última semana de la vida de Jesús y las controversias en el templo con los jefes del pueblo. A partir del capítulo 22 entraremos en los relatos de la pasión.
La escena se desarrolla en Jericó, casi a la orilla del Jordán donde sitúa Lucas tres relatos: la curación del ciego, que citan también Marcos y Mateo, el episodio de Zaqueo, que sólo encontramos en Lucas, y la parábola de las minas, que tiene su paralelo en la de los talentos de Mateo 25.
El episodio de Zaqueo recuerda fuertemente al llamamiento de Leví, que conocemos por Marcos 2, Mateo 9 y Lucas 5, que da lugar a la comida en su casa, con sus amigos publicanos, y a la murmuración de los escribas y fariseos. Como en el episodio de Zaqueo, "todos murmuraban".
El pasaje se ambienta en un entorno de admiración de la gente por Jesús y, al mismo tiempo, de incomprensión. En el episodio inmediatamente anterior, la gente quiere apartar al ciego, que molesta, y Jesús tiene que ir en contra de la corriente para acercarse e interesarse por él. Aquí, la multitud rodea a Jesús, pero su actuación con Zaqueo les escandaliza.
Una vez más, el evangelio está mostrando la situación de Jesús, enfrentado a un pueblo que no se aparta de sus conceptos religiosos, de la idea de un Mesías espectacular que confirma a los buenos y rechaza a los malos, y un pueblo que por tanto es incapaz de recibir la palabra de Jesús que anuncia un reino que no es lo que ellos esperaban.
En los momentos que estamos viviendo, no podemos menos de proyectar el mensaje de Jesús sobre nuestra situación. Y no es traer por los pelos el mensaje ni forzarlo. Hablar de lo que esperaban sus coetáneos y lo que Jesús les ofrecía es casi lo mismo que hablar de lo que ofrecen las religiones, al menos algunas de ellas o en algunas ocasiones, para contrastarlo con lo que ofrece Jesús.
Los contemporáneos de Jesús estaban dispuestos a aceptar que Jesús era el Mesías, pero no estaban dispuestos a aceptar que el Mesías que esperaban era Jesús, sin poder, sin ambiciones políticas, sin ofertas de predominio del pueblo sobre otros pueblos, sin Templo, sin pureza legal.
Jesús hace presente a Dios, pero la gente no lo acepta porque quiere otro dios. La diferencia está en que el dios que ellos buscan ha de ser "nuestro dios", el que resuelva nuestros problemas y nos haga privilegiados. Por eso pedirán siempre a ese dios ayuda para solucionar los propios problemas y prevalecer sobre los demás.
Pero el Dios de Jesús es al revés: pide ayuda para solucionar los problemas de todos. Sin privilegios.
Los de Jericó apartaban al ciego: querían solamente el espectáculo del desfile triunfal. Y el ciego estorbaba en el desfile. Los de Jericó querían que Jesús fuese de los buenos, y les pareció horrible que se auto-invitase a casa del pecador público número uno de la ciudad, el odiado jefe de recaudadores, y rico.
Pero Jesús quería curar: curar al ciego, curar al rico recaudador. El desfile triunfal le traía sin cuidado. (No es casual que el siguiente desfile triunfal, la entrada mesiánica en Jerusalén, acabe tan mal, según el mismo Lucas: Jesús llora y se lamenta por la suerte de Jerusalén y echa a los mercaderes del templo).
Los fariseos y sus letrados hacía tiempo que se habían dado cuenta del peligro y acechaban a Jesús casi desde el principio de su predicación. (Varias veces en Marcos 2 y expresamente ya en Marcos 3,6). Y cuando la cosa llegó a Jerusalén, la intervención de los sacerdotes fue fulminante, porque sabían que si Jesús seguía adelante toda su religión se derrumbaba, y con ella su instalación social y su sistema político. Y en una semana, acabaron con él.
Jesús fue rechazado. La razón de fondo es que Jesús ofrece la Buena Noticia de "Dios amigo de la vida", amigo de la gente, médico y pastor. Jesús ofrece la Buena Noticia de que religión no es un gorro sagrado que nos ponemos en el Templo y en las Fiestas, sino la vida misma, la honradez, la veracidad, la compasión, la colaboración, el esfuerzo; que ése es el sacrificio agradable a Dios y que para ofrecerlo no hacen falta ritos ni intermediarios.
Jesús es el que no hace teología metafísica, sino parábolas. Jesús es el que no ha venido a que le entronicen sino a lavar los pies. Es demasiado: ¿qué hacemos entonces con el Templo, con el poder en nombre de Dios, con la reverencia al sacerdocio por su unción sagrada, con los preceptos, con los premios, con las amenazas ... con todas esas cosas tan irremediablemente conexas con lo que tradicionalmente llamamos "religión". Y, peor todavía: si Dios no va a solucionar mis problemas, ni vamos a ser más que otros porque "Dios está con nosotros"... Entonces, ¿para qué queremos a Dios?
Jesús cura al ciego y a Zaqueo, mientras la gente le quiere aclamar como Mesías Rey. Y lo mataron, lo mataron en nombre de SU dios.
Nosotros hacemos hoy lo mismo. Dios para que me dé las cosas que creo que necesito. Yo adoro a Dios, cumplo los mandamientos (¡ojalá!) y le pido lo que quiero y él me lo da. Yo cumplo con él, que él cumpla conmigo. Y además, la vida eterna. Exactamente el Antiguo Testamento. ¿Qué significa para nosotros la Buena Noticia, la estupenda novedad de Jesús?
Jesús sigue rechazado por la Iglesia exactamente igual que como fue rechazado por los fariseos, los escribas y los sacerdotes. Pero aún más: es rechazado invocando su nombre y proclamando que le siguen. Y aún más, los ricos sacerdotes, los ricos económicos, los poderosos con poder, dicen que le siguen, van a misa, participan en los grandes festivales religioso-folklóricos... la mejor imagen de todo esto es para mí sin duda la entrada de Jesús en Jerusalén, cuando todo el mundo aclamaba y Jesús iba llorando.
Dentro de poco tendremos varios espectáculos aclamatorios. Costarán mucho dinero, las masas aclamarán, el Papa disertará sabiamente, asistirán todas las autoridades, cristianas y paganas, honradas y sinvergüenzas, y no servirá para hacer ninguna conversión, ningún seguimiento mejor a Jesús.
¡Qué bien habría quedado en Jericó que hubieran limpiado previamente la calle de mendigos, que Jesús se hubiera hospedado en casa del fariseo o sacerdote más rico y prestigioso. ¡Qué preciosa habría sido la entrada triunfal en Jerusalén si el burro hubiera sido sustituido por un brioso caballo blanco (marca Mercedes a ser posible, blindado y con tapicerías de madera y cuero), si Jesús hubiera entrado en el Templo devotamente, besando al entrar sus losas de mármol, y hubiera presentado un sacrificio por mano del Sumo Sacerdote!
Seguramente Israel habría quedado mucho más dispuesto a aclamarle como Mesías.
Pero no hay que olvidar que Jesús en Jericó, la opulenta ciudad de las palmeras, triunfa. Triunfa porque un ciego ve y un rico explotador deja de serlo.
Lo demás, el desfile, el gentío, las aclamaciones, es mesianismo de falsos dioses, que no siente compasión y no quiere que el mendigo deje de ser desgraciado ni que el pecador tenga salida. Quieren que el ciego siga ciego y que el recaudador reviente.
Jesús quiere curar. Y cura, triunfa. Lo mismo le sucederá con la mujer adúltera (Juan 8): quiere salvarla y triunfa, la salva; a costa de jugarse la vida y perderla. ¿Nos tomaremos alguna vez en serio, nosotros, los de las "religiones del Libro", que no está permitido matar ni a Caín, el asesino de su hermano? (Génesis 4,15). ¿Nos tomaremos alguna vez en serio, nosotros, los que decimos que seguimos a Jesús, que no hay más religión que dar de comer al hambriento?
Jesús en Jericó, más fuerte que la ceguera y que el dinero. Jesús amigo de la vida, de las personas. Jesús compasivo hasta tener que dar la vida. Jesús, rostro de Dios, negador de falsos dioses.
Yo no sé, evidentemente, cómo se puede parar tanta locura, ni soy quién para dictar cuál debe ser la posición oficial de la Iglesia Católica ni tengo autoridad alguna para juzgar a nadie. Pero sí sé varias cosas, las que todos sabemos y debemos proclamar.
Sé que debemos ser radicales en el seguimiento de Jesús, y extirpar de la Iglesia, empezando cada uno por sí mismo, todo aquello que se parezca a los criterios y valores que llevaron a Jesús a la cruz: el "dios para nosotros", el preocuparse sólo marginalmente de los pobres, el preferir las ideas a las personas, el imponer ideas desde arriba en vez de sembrar conversión desde dentro...
Extirpar de nosotros -desde dentro de nosotros mismos– al fariseo de santidad legal, al escriba de conocimiento estéril, al poderoso sacerdote del Templo único, a los intermediarios, a los santos separados, a los sagrados sin compasión, a los ricos que no comparten, a los políticos que no sirven. Todo eso no es de Jesús, y nosotros, la iglesia, debemos proclamarlo bien alto, bien claro.
Sé que el futuro de la humanidad es el estilo de Jesús o la muerte. Sé que la mayoría de las religiones que contemplo son religiones de muerte. Sé que el estilo de Jesús es sembrar, compadecer, con-padecer, curar, respetar, ofrecer luz con buenas obras, ser consecuente hasta el final; y tener fe en todo ello.
Sé que el Reino no es ceremonia sacra y triunfal, sino grano de mostaza y pellizco de levadura. Sé que el Hijo de Dios no era sagrado pontífice ni doctísimo escriba ni puro fariseo ni poderoso rey.
Y sé que Jesús creía en la cosecha, creía en la virtualidad irrefrenable de la vida encerrada en la semilla y en la levadura. Sé que se sembró. Sé que fue fecundo. Sé que su vida sembrada murió a manos de los sagrados, los doctos y los puros, pero resucitó en un puñado de gente normal llena del Espíritu, un espíritu tan vivo que sigue cambiando hoy la vida de muchas personas. Y confieso que creo en el poder del Espíritu de Jesús, hasta el punto de confesar que es la semilla que puede salvar este mundo de locos y de dioses falsos en que vivimos. *

* Nota de José Enrique Galarreta S.J.