martes, 29 de abril de 2014

La beatificación de Juan Pablo II

Eduardo de la Serna

Las diferentes notas y comentarios surgidos a partir de la beatificación de Juan Pablo II me motivan a hacer esta reflexión que quiero compartir. Creo que, para aclarar, es bueno distinguir qué es una beatificación, por qué se beatifica a una persona (y no a otra) y la devoción (o no) a determinados beatos o santos. Creo que son cosas diferentes y distinguirlas puede ayudar.
I. QUÉ ES UNA BEATIFICACIÓN. Cuando fue la beatificación de Josemaría Escrivá de Balaguer, recuerdo haber leído en un diario de España una nota de José I. González Faus sj que empezaba destacando qué son los beatos o santos. Decía -creo resumirlo correctamente- que son personas de las que la Iglesia con su autoridad afirma que están junto a Dios. De aquí se concluyen dos elementos: (1) pueden servir como intercesores y (2) su modo de vida puede ser propuesto al Pueblo de Dios.
Un tema adjunto es el tema del "milagro" que actúa como una suerte de "garantía" por la que Dios confirma que esta persona está a su lado. Un P. General de una Orden con sede en Roma me comentaba que debieron sacar al encargado de proponer los santos de la Orden porque sabía quiénes eran, dentro de la Curia Vaticana, los que –previo pago- afirmaban que el "milagro" se había producido. "Dame medio milagro, que del otro medio me ocupo yo", afirmaba. Pero otro tema –que me parece extrañísimo- es el de una curación producida por intercesión del/la candidato/a. Pregunto irónicamente: ¿cómo saber si alguien se cura porque pidió el milagro al/la candidato/a, y no porque una viejita piadosa, enterada de su situación, pidió la intercesión de San/ta "X"? Pero dejo este tema. Me interesa, para empezar, que un/a beato/a o santo/a es simplemente alguien de quien la Iglesia con su autoridad asegura que está "en el Cielo". Puesto que este es el punto, toda beatificación / canonización es simplemente eso; y, en lo personal, me alegro que sean más y más los que "vayan al cielo". Se lo deseo a todos y todas. Obviamente que esto no significa que millones de "no beatificados" no estén junto a Dios, no sean "bienaventurados", de allí que debemos destacar el siguiente punto.
II. ¿POR QUÉ LA IGLESIA PROPONE A TAL O CUAL? Es evidente que decenas de grandes personas no han sido (aún) beatificadas, y parecen merecerlo más que otros, mientras que en otros casos se acelera el proceso al máximo. Obviamente en este caso se trata de que la curia romana quiere proponer a determinadas personas antes que a otras. Y, al menos en un primer momento, parece razonable: puede llamarse "estrategia pastoral". Dejo de lado los casos obvios de Romero y la multitud de mártires latinoamericanos, por ejemplo, y señalo (para parecer más imparcial) la impresionante demora que tuvo la beatificación de Carlos de Foucault, a pesar de haber inspirado decenas de espiritualidades del siglo XX. Las demoras o parálisis son ciertamente "estratégicas"; una estrategia que lamentamos. Es evidente que en este caso se trata de estrategias, se quiere proponer a la Iglesia estas personas y no otras. El mismo P. General me comentaba que la otra razón por la que fue desplazado el  encargado de los santos de la orden fue porque buscaba proponer los santos que a la orden no le interesaba estratégicamente señalar, mientras que retrasaba los que para ellos eran importantes.
Siempre creí que en las canonizaciones debería haber una cierta jerarquización. Hay beatos y santos que son propios de una época y que con el paso del tiempo difícilmente debamos tener en cuenta uno de los dos aspectos señalados: "Su modo de vida", que difícilmente pueda servir al hoy del Pueblo de Dios (la propuesta del Cura de Ars en el año "sacerdotal" puede ser un buen ejemplo de esto). Centenares de santos (y beatos) pueden tenerse en cuenta como intercesores según la devoción de cada uno/a, pero nadie propondría su modo de vida en el presente. Hay otros santos o beatos que son propios de un "ambiente" y no de otros. Es el caso, por ejemplo, de muchos/as fundadores/as de congregaciones, que no sirven en su modo de vida fuera de su ámbito específico. Y --finalmente- hay santos/as que trascienden con su vida y testimonio todos los tiempos y todos los espacios. No son tantos. Quizás una suerte de jerarquización de este tipo ayudaría a mirar lo fundamental y dejar de lado lo accesorio. Ciertamente, un rey del 1200 difícilmente pueda servirnos de modelo hoy, por más que llevemos su nombre, y lo mismo hemos de decir de una fundadora de congregación dedicada a la educación de hijos de empresarios. Puesto que todo este proceso supone mucho dinero (y las "canonizaciones seriales" de Juan Pablo II evidentemente ayudaron mucho a sanear las financias vaticanas), esto contribuye a entender por qué son tan pocos laicos y tan pocos pobres los beatificados y canonizados, y quizás –mirando esto desde las "bienaventuranzas"- debería exigir un replanteo total del tema, pero esto es otra cosa.
III. APROPIACIÓN DE SANTOS/AS: De todos modos, me parece importante un aspecto: cuando la gente "se apropia", de un/a santo/a o beato/a, ¿de qué se apropia? ¿Qué celebra? La devoción de la gente sencilla por San Cayetano no significa que la gente sepa o no algo de este santo. Sabe nada o casi nada, y esto debemos tenerlo en cuenta. El pueblo se "apropia" (= devoción) de algún aspecto, a veces ni siquiera fundamental, del/a santo/a, y eso no significa que el pueblo "canonice" todo lo que este/a hizo, dijo o dejó de hacer. Nadie diría que lo principal de la vida, predicación o ministerio de San Antonio fue conseguir novio/a a la gente, por ejemplo. Este aspecto, en lo personal lo veo como muy importante, es entender qué dice "el pueblo" cuando acepta (o no) a un/a determinado/a santo/a; porque no necesariamente (es más, creo que prácticamente nunca) lo que el pueblo ha canonizado no es lo mismo que canoniza el "proceso de canonización" o la "estrategia curial" de proponer a determinada persona como beato/a o santa/o.
Por tanto, a modo de conclusión, señalo tres elementos:
1. Creo que la beatificación de Juan Pablo II es muy posible que sea "popular". Y me parece probable que el pueblo celebre –se "apropie"- que un Papa, con lo importante que es que haya dejado los "palacios" y se haya hecho cercano, haya "venido a casa". Mi experiencia de los pueblos latinoamericanos es que la gente no presta atención a lo que el Papa dice en tal o cual discurso, sino a lo que el Papa mismo muestra. Recuerdo el encuentro del Papa con los trabajadores en Buenos Aires: al lado mío había un señor muy sencillo. Cuando el Papa empezó su discurso, le dice al de al lado, "¿Qué dice este polaco?". Pero diez minutos después estaba a los saltos cantando, "Juan Pablo II, te quiere todo el mundo". Creo que la gente puede canonizar a Juan Pablo II, y no necesariamente su "contenido". Me permito otro ejemplo: para la beatificación de Ceferino Namuncurá (por ahora, único beato argentino, indígena) fue a la Patagonia el secretario de Estado, el Cardenal Bertone. En la celebración había un cartel que decía: "Gracias, Cardenal, por beatificar a nuestro santito". El pueblo se apropió de Ceferino de un modo distinto a lo que la Iglesia “dice”.
2. En lo personal creo que la curia vaticana propone acelerar las causas de Juan Pablo II (como la de Escrivá de Balaguer, o la de la Madre Teresa), porque son modelos que quiere proponer. En este caso, canonizar un modo de ser iglesia autoritaria, restauracionista, conservadora, limitadora al máximo del Concilio Vaticano II, para empezar. Creo que la curia romana quiere canonizar eso, pero –repito- teológicamente, al canonizar al Papa, sólo está diciendo que Juan Pablo II está en el Cielo; y eso es algo que yo celebro. Una cosa es qué quiere la curia, otra es qué es un beato y otra es lo que vive el pueblo.
3. En lo personal, me encuentro con un problema: no soy Papa. Cuando sea Papa, además, creo que miraré más el modelo de Juan XXIII que el de Juan Pablo II, así que en cuanto "modelo de vida" reconozco que no me sirve. Y en cuanto a "intercesor", en lo personal, también creo que nunca le pediré nada. Por tanto, celebro que esté en el cielo, pero, en lo personal, eso no me aporta demasiado; es más, creo que como la canonización de San Bonifacio o de Gregorio Magno, Papas, no aportan demasiado para mi vida. A lo sumo, me alegro de que la gente vea a  un Papa cercano, y celebre su beatificación; mientras tanto, con la intercesión de Juan XXIII (y de Angelelli, Romero, Helder Cámara y tantos otros) seguiré soñando y buscando que la Iglesia sea cada vez más parecida al Reino de Dios, a pesar de las curias.

sábado, 26 de abril de 2014

LA MUJER

Los dos hechos más importantes del misterio de la salvación que relatan los evangelios y que hemos revivido en esta Pascua, tienen como protagonista eminente a la mujer. La Anunciación del ángel a María de que iba a ser la madre del hijo de Dios y su confiada aceptación, abren las puertas de la infinita misericordia. Y la frase que Lucas atribuye a los ángeles cuando “las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado” y “ellos le preguntaron: ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado” anuncia la victoria de Jesús sobre la muerte y con ella la redención de la humanidad que celebramos el domingo. El anuncio de la encarnación y el de la resurrección fueron ambos hechos por Dios a la mujer.

La mujer al principio y la mujer al final del mensaje evangélico. La mujer como receptora y transmisora de los hechos culminantes del misterio de la salvación. En ambos casos los hombres desconfían y temen. José legítimamente desconfía de María con quién aún no se había casado. Los apóstoles descreen de María Magdalena y las mujeres que corren para anunciarles la Resurrección. Según Lucas, Jesús se los reprocha a los discípulos de Emaús: “¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas!”. Quizás sea ya tiempo de que la mujer recupere plena y definitivamente el lugar que le corresponde, tanto en nuestras propias vidas como en la vida del Pueblo de Dios.


Hernán Patiño Mayer

lunes, 14 de abril de 2014

Carlos Mugica - 40 años
1974 - 11 de mayo - 2014

MIÉRCOLES 7 DE MAYO 
de 18 a 21hs.
–Presentación
–Proyección del Documental “Carlos Mugica” UNLZ / presenta Gabriel Mariotto / acompaña Carmen González (serv. jurídico en la villa 31)

JUEVES 8 DE MAYO
de 17 a 21 hs.
–Panel a cargo de curas del Mov. Sac. del Tercer Mundo:
Gustavo Rey, Domingo Bresci, Alberto Carbone
–Mugica en el mundo del arte (fotografía, pintura, letras, cine, canciones).
Artistas invitados:
León Gieco, Teresa Parodi, Miguel Cantilo, Marilina Ross, Chunchuna Villafañe, Gastón Pauls

DOMINGO 11 DE MAYO
–10 hs Concentración en la Plaza de Retiro
frente al ferrocarril y marcha hasta la parroquia Cristo Obrero
–11 hs Misa
–12 hs Festival popular
–20 hs. Celebración en la plaza del ex hospital Salaberri
(Av. Alberdi esq. Pilar). Procesión hacia la Iglesia San Francisco Solano (Zelada 4771) donde fue baleado
–21 hs. Misa
7 y 8 de mayo – Biblioteca Nacional auditorio “Jorge Luis Borges” (1er piso)

Agüero 2502 (entre Avs. Libertador y Las Heras)

viernes, 4 de abril de 2014

Buenos Aires, 3/04/2014
Se hace saber...
Estamos en el último tramo de la Cuaresma y seguimos leyendo el evangelio de san Juan. Este domingo reflexionaremos sobre “la resurrección de Lázaro”. Allí, el texto muestra a un Jesús frágil y entrañable ante la muerte de uno de sus amigos. Pero, por otra parte, se presenta con todo su poder salvador: «Yo soy la resurrección y la vida».
Más el tema de la vida en el cuarto evangelio requiere una aclaración. La «vida eterna» no se refiere sólo a la vida después de la muerte. Es algo que ya se da ahora, en toda su plenitud.
Comentan el texto evangélico de Juan 11, 1-45:
-         José Antonio Pagola: "Un profeta que llora"
-         Fray Marcos: "La vida aquí y ahora y sin límites" 
-        Enrique Martínez Lozano: “Somos necesidad y plenitud"
Aparecen publicadas además en Pregón Cristiano, las siguientes notas:
-      Rabina Silvina Chemen: "Primeras Palabras" 
-        Rogelio Cárdenas: "Cuaresma... Conversión desde lo más hondo del corazón" 
-        Julián Mellado: "Me enseñaron que..." 
-        El Papa nombró a Monseñor Víctor Fernández miembro del Consejo Pontificio para la Cultura
¡Y hasta nuestro próximo pregón...!
El Pregonero
CUADERNOS OPCIÓN por los POBRES – CHILE
MOVIMIENTO TEOLOGÍA para la LIBERACIÓN
Correo: opcion.porlospobres.chile@gmal.com
Rosas Nº 2090 – D.   Santiago - Chile

DISCÍPULOS

Teólogo P. José Comblin

El texto enviado por el CELAM como preparación a la V Asamblea que se reunirá en 2007 en Aparecida presenta el tema de discipulado o de discípulos como tema principal de la Asamblea. El texto contiene un capítulo que quiere dar una exposición teológica del tema del discípulo. Este tema es muy importante y abre muchas puertas. Sin embargo la teología del capítulo necesitaría algunos complementos porque es bastante insuficiente.
Los teólogos que prepararon ese texto lograron escribir un capítulo entero sobre el discipulado sin mencionar nunca la actividad de Jesús. Ahora bien, ser discípulo es aprender de otra persona. Sin embargo, en el texto no se ve en absoluto que es lo que los discípulos aprenden de la vida de Jesús. No se ve el mensaje del maestro, ni su pedagogía, ni su referencia a la cultura de su tiempo.
El evangelio de Juan dice que la Palabra se hizo carne. Es decir que la Palabra de Dios no es una doctrina, no es un discurso, no es una exposición de verdades teóricas, no es una teología. La palabra de Dios es la vida de Jesús, todo lo que hizo en esta tierra en la debilidad de la carne, del cuerpo y del ser humano en general.  Jesús supo usar el cuerpo humano, el tiempo humano, la situación humana en esta tierra para expresar la Palabra de Dios. Por consiguiente el discípulo está llamado a observar, mirar, entender y acompañar a Jesús, a descubrir su modo de actuar, lo que busca, la manera de expresarse, los gestos que hace, las palabras que pronuncia en determinadas circunstancias. Los mismos evangelios muestran que los discípulos tuvieron grandes dificultades para aceptar el modo de vivir de Jesús. Lo más difícil era entender el camino del no-poder, de la pobreza. Es la dificultad que los discípulos de todos los tiempos encontrarán porque tantas veces estarán fascinados por el poder, la riqueza, el prestigio, el status social.
Los discípulos de Jesús no son como los estudiantes de los doctores de la ley. No estudian una ley. No son como los alumnos de los filósofos, porque los discipulos de Jesús aprenden su actuar y no aprenden ideas, doctrinas, juegos intelectuales. Los discípulos no son como los que estudian las ciencias modernas, porque en las ciencias modernas el modo de vivir del profesor no importa, sino más bien la objetividad de la observación y de la experimentación  como el rigor matemático para definir las relaciones. Los discípulos aprenden una manera de vivir, una orientación para la vida toda. Ser discípulo no es estudiar la teología, y la misma teología puede ser muy peligrosa: la teología puede engendrar poder, capacidad de imponerse a otros, sentimiento de superioridad, cualificación  para una promoción social. La teología es uno de los factores principales que sustentan la dominación clerical, dominación paternalista, pero dominación que todos los laicos perciben aunque los sacerdotes lo nieguen. Ser discípulo es cambiar de vida, recibir una iluminación que lleva a abandonar todo lo que era, para  dedicarse al reino de Dios. Asi como Pedro y Andrés y Juan y Santiago que dejan sus redes, dejan su familia, dejan su casa para seguir al maestro.
Para aprender como ser discípulo, debemos recordar, hacer memoria de aquello que Jesús hizo. Ahora bien, en forma muy breve podemos condensar la acción de Jesús, el mensaje de su vida, que está en la elección de su modo de vivir, en pocos puntos, que expresan lo más importante.  ¿Qué hizo Jesús para ser maestro?  ¿Qué fue lo que enseñó?
1.                                       En primer lugar Jesús vivió en Galilea, la región pobre, menospreciada, oprimida del pueblo de Israel. Fue a meterse y a vivir, a realizar su misión en medio de los más pobres de su pueblo. Vivió como ellos pobremente. Visitó los pueblitos pobres de la Galilea, y nunca estuvo en las ciudades de civilización griega, ni siquiera las más cercanas: había una a 6 km de Nazaret. Toda su vida fue dedicada a los pobres, porque para él en medio de los pobres estaría el verdadero Israel, el verdadero pueblo de Dios.  Una gran lección para todos los que quieren ser discípulos.

2.                                       En segundo lugar, Jesús anuncia la llegada inminente y la presencia actual del reino de Dios que será el reino de los pobres. Su misión consiste en  anunciar esta buena nueva, la buena nueva de que empieza una vida nueva para los pobres. El verdadero Israel estará en  medio de ellos, hecho por ellos y para ellos. Así dice Jesús para inaugurar su ministerio: en su declaración en la sinagoga de Nazaret según Lucas, en el monte de las bienaventuranzas según Mateo. Jesús viene a anunciar felicidad, salvación, libertad: el  mundo va a pertenecer a los pobres. Será el gran cambio en  la historia de la humanidad. Jesús no viene a publicar una Ley dura como la de los doctores de Israel, sino vino  a anunciar una felicidad. Felicidad para la samaritana, la mujer siro-fenicia, la mujer adúltera, los pecadores públicos. Buena lección para todos los que imponen a los pobres una ley dura, implacable, reglas de derecho o de costumbres que humillan a los pobres en  lugar de hacerlos felices. Los discípulos de Jesús siempre estarán dando felicidad.


3.                                       Jesús muestra las señales del cambio y de la felicidad: Cura a los enfermos, expulsa los demonios, da de comer a los hambrientos, restituye la vida. Nosotros nos preguntamos si podremos imitar a Jesús en eso. A lo mejor no podremos hacer los milagros más espectaculares, aunque en la historia fueron atribuidos milagros semejantes a los santos, sean ellos oficializados o no. Pero sí podemos hacer mucho: los enfermos necesitan esperanza, paciencia, cariño. El mensaje de felicidad mejora la salud. Los demonios son los que provocan todos los males: tristeza, miedo, rencor, desesperación, egoísmo, etc. Podemos expulsar esos demonios. Es probable que la tradición oral aumentó lo espectacular de los milagros de Jesús, lo que es una tendencia natural de todos los pueblos cuando se encuentran con  personalidades fuera de lo común.

4.                                       Jesús denuncia la falsa religión de los sacerdotes, de los doctores, de los fariseos, es decir de todas las autoridades religiosas que tienen la pretensión de ser representantes de Dios y se consideran maestros, aunque sean solo falsos maestros que enseñan el error. Por eso, Jesús, desde el principio de su misión entró en conflicto con todas esas autoridades. No se quedó callado. Ha venido a salvar a su pueblo de la falsa religión que quieren imponerle, Pues los dirigentes religiosos de Israel son impositivos, y trasmiten miedo y tristeza en lugar de felicidad.
5.                                       Jesús enseña que Dios no quiere sacrificios, así como no quiere templos ni sacerdotes. Quiere justicia y misericordia, o sea amor mutuo, fraternidad entre todos. Es un laico y quiere que su pueblo vuelva a ser un pueblo de laicos sin clase superior. Los que mandan tendrán que portarse como servidores, como inferiores y no como “autoridades”.
6.                                       Jesús será condenado por revolucionario, que quiere destruir el reino de Roma. Aunque los evangelios no refieran actos propiamente políticos en la misión de Jesús, está claro que el ideal de Jesús no era compatible con  el
imperio romano y la autoridad romana, que no podía no ver en él un peligro. No hace actos políticos pero Jesús lanza en el mundo  un mensaje que cuestiona y condena todo el sistema social romano. Él bien lo sabe y sabe que el poder de Roma desaparecerá a la hora que Dios decida.
7.      Jesús no huye cuando descubre que van a matarlo. Continúa hablando  y actuando    y acepta el martirio para no traicionar su mensaje. Muere por fidelidad a la misión recibida aún frente a la muerte. Huir sería quitarle toda credibilidad a su mensaje. Así hacen tantas autoridades humanas a la hora del peligro. De esta manera muestran que su discurso era falso y mentiroso.

Lo que sucede, es que la cristología que se  desarrolla después del Concilio de Calcedonia, solo se interesa por la unión de las dos naturalezas en Jesucristo. Lo que le interesa es lo que Jesús es.  Dice que Jesús fue Dios y hombre y expresa esa afirmación por la expresión de dos naturalezas: la divina y la humana. Sucede que estas dos naturalezas no son comparables.. La naturaleza divina no tiene historia y es totalmente sencilla. Pero la naturaleza humana no existe en un momento siempre igual a sí misma. El ser humano no existe en un momento fuera del tiempo y del espacio. El ser humano es una historia, una sucesión de actos organizados en virtud de un proyecto de vida. La cristología tradicional se limitó a comentar lo que Jesús es según el Concílio de Calcedonia y no se interesó por lo que hizo como ser humano, como fue su humanidad. Tomó la humanidad como algo abstracto, no histórico. Lo interesante era solamente que fuera un ser humano.  O sea que tuviera la naturaleza humana. El problema es: ¿cómo ser discípulo de una pura naturaleza humana, de una humanidad abstracta igual para todos? La consecuencia fue que no hubo reflexión sobre el contenido de la vida de Jesús a partir de los evangelios en la teología oficial.
El capítulo del texto de preparación a Aparecida no contiene ninguna orientación para la vida humana concreta. Permanece en la línea de la teología escolástica tradicional sin incorporar todo lo que se estudió y se escribió en los últimos 50 años. Por eso el capítulo sobre el discipulado no contiene ninguna orientación para la vida en este mundo. Ofrece solamente orientaciones religiosas, como si ser discípulo fuera hacer actos religiosos. La vida del discípulo deja de ser una vida humana laical, vivida en este mundo, para ser una vida fuera del mundo, una vida hecha de actos religiosos, sin historia, sin proyecto, sin lucha, sin desafìos, sin enemigos, sin obstáculos. Se vuelve a la manera del libro famoso De la Imitación de Cristo de Tomás  Kempis, en el que se habla de  todo salvo de la imitación de Jesús. Pues no se hace ninguna referencia a la vida real de Jesús. Solo hay interés por sus virtudes consideradas en forma abstracta fuera de su contexto histórico, como si las virtudes estuvieran actuando solas, en el aire, fuera de la historia humana.
En realidad no existe la prudencia en sí, ni la fortaleza en sí, ni las demás virtudes en sí, si no son aplicadas en circunstancias muy determinadas Sin refererencia a situaciones concretas, esas virtudes no dicen nada y no hacen nada, son entes de razón, entidades ideales que no existen salvo en el pensamiento, y por eso nada  producen.
La teología escolástica ha eliminado la historia de la visión del cristianismo. Hizo del cristianismo una doctrina, un equivalente de la filosofía, que sigue las mismas normas de comprensión. Para los filósofos griegos la historia no es objeto de ciencia. La historia no tiene significado, no tiene sentido, es un sucesión arbitraria de hechos sin conexión. En la escolástica también el cristianismo es presentado como una doctrina universal válida para todos en todos los tiempos, igual para todos.
Es un esquema de vida igual para todos, salvo que no todos logran aplicarlo en el mismo porcentaje.
En ese esquema escolástico todas las generaciones son iguales, todas                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         tienen los mismos problemas y todas tienen ante los ojos un programa de vida hecho de actos religiosos iguales para todos los pueblos en todos los tiempos.

Sin embargo, lo que la Biblia nos enseña es una historia: la historia del combate entre vida y muerte, entre las fuerzas de vida y las fuerzas de muerte en este mundo, en la humanidad. La salvación cristiana no es una cuestíon individual, sino la transformación de la humanidad entera. Es toda la humanidad que está sometida a fuerzas de muerte y toda la humanidad que está convocada para que pueda vencer la vida. Jesús vino a mostrar el camino de la humanidad. Ahora bien la humanidad no está hecha de una colección de seres humanos todos iguales con la misma misión. Cada persona humana está inserta en una historia global en la que ocupa un lugar único, o que le confiere una vocación única: buscar en esta situación única lo que Jesús haría. Las fuerzas de muerte y de vida cambian, porque la humanidad cambia; los retos cambian. Por eso cada generación tiene una tarea nueva, específica, única y cada individuo ocupa un lugar en su generación. Los pobres están construyendo una historia y siguen  el modelo de Jesús. No pueden repetir literalmente lo que Jesús hizo, porque el mundo cambia. No estamos más en la Galilea de aquel tiempo y el imperio romano ha sido reemplazado por otro imperio diferente. Todos tenemos que  buscar lo equivalente de la vida de Jesús, cada uno en su situación única. Hay que hacer actual el contenido de la vida de Jesús para ser verdaderamente discípulo.

Tema Central de la V Conferencia Episcopal Latinoamericana
en Aparecida. Brasil 2007. Enviada por P. José Comblin al
MTSICH, el 1º Septiembre de 2006.

Transcriptor-Editor: Enrique A. Orellana F.

JESUS FUE AYER EN ELTEMPLO Y AHORA: “UN INDIGNADO”
LA TEOLOGIA DE LA LIBERACIÓN NACIÓ ESCUCHANDO EL GRITO DEL OPRIMIDO
SI TU NO LE HACES “LIOS” A LOS ABUSADORES ¡¿ ENTONCES QUIÉN ¡?

CUADERNOS OPCIÓN por los POBRES – CHILE
MOVIMIENTO TEOLOGÍA para la LIBERACIÓN       
Correo: opcion.porlospobres.chile@gmail.com

Rosas Nº 2090 – D.   Santiago - Chile