CUADERNOS
OPCIÓN por los POBRES – CHILE
MOVIMIENTO
TEOLOGÍA para la LIBERACIÓN
Correo:
opcion.porlospobres.chile@gmal.com
Rosas Nº 2090 – D. Santiago - Chile
DISCÍPULOS
Teólogo
P. José Comblin
El texto enviado por el CELAM como preparación a la V
Asamblea que se reunirá en 2007 en Aparecida presenta el tema de discipulado o
de discípulos como tema principal de la Asamblea.
El texto contiene un capítulo que quiere dar una exposición
teológica del tema del discípulo. Este tema es muy importante y abre muchas
puertas. Sin embargo la teología del capítulo necesitaría algunos complementos
porque es bastante insuficiente.
Los teólogos que prepararon ese texto lograron escribir un
capítulo entero sobre el discipulado sin mencionar nunca la actividad de Jesús.
Ahora bien, ser discípulo es aprender de otra persona. Sin embargo, en el texto
no se ve en absoluto que es lo que los discípulos aprenden de la vida de Jesús.
No se ve el mensaje del maestro, ni su pedagogía, ni su referencia a la cultura
de su tiempo.
El evangelio de Juan dice que la Palabra se hizo carne. Es
decir que la Palabra
de Dios no es una doctrina, no es un discurso, no es una exposición de verdades
teóricas, no es una teología. La palabra de Dios es la vida de Jesús, todo lo
que hizo en esta tierra en la debilidad de la carne, del cuerpo y del ser
humano en general. Jesús supo usar el
cuerpo humano, el tiempo humano, la situación humana en esta tierra para
expresar la Palabra
de Dios. Por consiguiente el discípulo está llamado a observar, mirar, entender
y acompañar a Jesús, a descubrir su modo de actuar, lo que busca, la manera de
expresarse, los gestos que hace, las palabras que pronuncia en determinadas
circunstancias. Los mismos evangelios muestran que los discípulos tuvieron
grandes dificultades para aceptar el modo de vivir de Jesús. Lo más difícil era
entender el camino del no-poder, de la pobreza. Es la dificultad que los
discípulos de todos los tiempos encontrarán porque tantas veces estarán
fascinados por el poder, la riqueza, el prestigio, el status social.
Los discípulos de Jesús no son como los estudiantes de los
doctores de la ley. No estudian una ley. No son como los alumnos de los
filósofos, porque los discipulos de Jesús aprenden su actuar y no aprenden
ideas, doctrinas, juegos intelectuales. Los discípulos no son como los que
estudian las ciencias modernas, porque en las ciencias modernas el modo de
vivir del profesor no importa, sino más bien la objetividad de la observación y
de la experimentación como el rigor
matemático para definir las relaciones. Los discípulos aprenden una manera de
vivir, una orientación para la vida toda. Ser discípulo no es estudiar la
teología, y la misma teología puede ser muy peligrosa: la teología puede
engendrar poder, capacidad de imponerse a otros, sentimiento de superioridad,
cualificación para una promoción social.
La teología es uno de los factores principales que sustentan la dominación
clerical, dominación paternalista, pero dominación que todos los laicos
perciben aunque los sacerdotes lo nieguen. Ser discípulo es cambiar de vida,
recibir una iluminación que lleva a abandonar todo lo que era, para dedicarse al reino de Dios. Asi como Pedro y
Andrés y Juan y Santiago que dejan sus redes, dejan su familia, dejan su casa
para seguir al maestro.
Para aprender como ser discípulo,
debemos recordar, hacer memoria de aquello que Jesús hizo. Ahora bien, en forma muy breve podemos condensar la acción de
Jesús, el mensaje de su vida, que está en la elección de su modo de vivir, en
pocos puntos, que expresan lo más importante.
¿Qué hizo Jesús para ser maestro?
¿Qué fue lo que enseñó?
1.
En primer
lugar Jesús vivió en Galilea, la región pobre, menospreciada, oprimida del
pueblo de Israel. Fue a meterse y a vivir, a realizar su misión en medio de los
más pobres de su pueblo. Vivió como ellos pobremente. Visitó los pueblitos
pobres de la Galilea,
y nunca estuvo en las ciudades de civilización griega, ni siquiera las más
cercanas: había una a 6 km
de Nazaret. Toda su vida fue dedicada a los pobres, porque para él en medio de
los pobres estaría el verdadero Israel, el verdadero pueblo de Dios. Una gran lección para todos los que quieren
ser discípulos.
2.
En segundo
lugar, Jesús anuncia la llegada inminente y la presencia actual del reino de
Dios que será el reino de los pobres. Su misión consiste en anunciar esta buena nueva, la buena nueva de
que empieza una vida nueva para los pobres. El verdadero Israel estará en medio de ellos, hecho por ellos y para ellos.
Así dice Jesús para inaugurar su ministerio: en su declaración en la sinagoga
de Nazaret según Lucas, en el monte de las bienaventuranzas según Mateo. Jesús
viene a anunciar felicidad, salvación, libertad: el mundo va a pertenecer a los pobres. Será el
gran cambio en la historia de la
humanidad. Jesús no viene a publicar una Ley dura como la de los doctores de
Israel, sino vino a anunciar una
felicidad. Felicidad para la samaritana, la mujer siro-fenicia, la mujer
adúltera, los pecadores públicos. Buena lección para todos los que imponen a
los pobres una ley dura, implacable, reglas de derecho o de costumbres que
humillan a los pobres en lugar de
hacerlos felices. Los discípulos de Jesús siempre estarán dando felicidad.
3.
Jesús muestra
las señales del cambio y de la felicidad: Cura a los enfermos, expulsa los demonios,
da de comer a los hambrientos, restituye la vida. Nosotros nos preguntamos si
podremos imitar a Jesús en eso. A lo mejor no podremos hacer los milagros más
espectaculares, aunque en la historia fueron atribuidos milagros semejantes a
los santos, sean ellos oficializados o no. Pero sí podemos hacer mucho: los
enfermos necesitan esperanza, paciencia, cariño. El mensaje de felicidad mejora
la salud. Los demonios son los que provocan todos los males: tristeza, miedo,
rencor, desesperación, egoísmo, etc. Podemos expulsar esos demonios. Es
probable que la tradición oral aumentó lo espectacular de los milagros de
Jesús, lo que es una tendencia natural de todos los pueblos cuando se
encuentran con personalidades fuera de
lo común.
4.
Jesús
denuncia la falsa religión de los sacerdotes, de los doctores, de los fariseos,
es decir de todas las autoridades religiosas que tienen la pretensión de ser
representantes de Dios y se consideran maestros, aunque sean solo falsos
maestros que enseñan el error. Por eso, Jesús, desde el principio de su misión
entró en conflicto con todas esas autoridades. No se quedó callado. Ha venido a
salvar a su pueblo de la falsa religión que quieren imponerle, Pues los
dirigentes religiosos de Israel son impositivos, y trasmiten miedo y tristeza
en lugar de felicidad.
5.
Jesús enseña
que Dios no quiere sacrificios, así como no quiere templos ni sacerdotes.
Quiere justicia y misericordia, o sea amor mutuo, fraternidad entre todos. Es
un laico y quiere que su pueblo vuelva a ser un pueblo de laicos sin clase
superior. Los que mandan tendrán que portarse como servidores, como inferiores
y no como “autoridades”.
6.
Jesús será
condenado por revolucionario, que quiere destruir el reino de Roma. Aunque los
evangelios no refieran actos propiamente políticos en la misión de Jesús, está
claro que el ideal de Jesús no era compatible con el
imperio romano y la autoridad romana, que no podía no ver en
él un peligro. No hace actos políticos pero Jesús lanza en el mundo un mensaje que cuestiona y condena todo el
sistema social romano. Él bien lo sabe y sabe que el poder de Roma desaparecerá
a la hora que Dios decida.
7. Jesús no huye
cuando descubre que van a matarlo. Continúa hablando y actuando
y acepta el martirio para no traicionar su mensaje. Muere por fidelidad
a la misión recibida aún frente a la muerte. Huir sería quitarle toda
credibilidad a su mensaje. Así hacen tantas autoridades humanas a la hora del
peligro. De esta manera muestran que su discurso era falso y mentiroso.
Lo que sucede, es que la cristología que se desarrolla después del Concilio de
Calcedonia, solo se interesa por la unión de las dos naturalezas en Jesucristo.
Lo que le interesa es lo que Jesús es.
Dice que Jesús fue Dios y hombre y expresa esa afirmación por la
expresión de dos naturalezas: la divina y la humana. Sucede que estas dos
naturalezas no son comparables.. La naturaleza divina no tiene historia y es
totalmente sencilla. Pero la naturaleza humana no existe en un momento siempre
igual a sí misma. El ser humano no existe en un momento fuera del tiempo y del
espacio. El ser humano es una historia, una sucesión de actos organizados en
virtud de un proyecto de vida. La cristología tradicional se limitó a comentar
lo que Jesús es según el Concílio de Calcedonia y no se interesó por lo que
hizo como ser humano, como fue su humanidad. Tomó la humanidad como algo
abstracto, no histórico. Lo interesante era solamente que fuera un ser humano. O sea que tuviera la naturaleza humana. El
problema es: ¿cómo ser discípulo de una pura naturaleza humana, de una
humanidad abstracta igual para todos? La consecuencia fue que no hubo reflexión
sobre el contenido de la vida de Jesús a partir de los evangelios en la
teología oficial.
El capítulo del texto de preparación a
Aparecida no contiene ninguna orientación para la vida humana concreta.
Permanece en la línea de la teología escolástica tradicional sin incorporar
todo lo que se estudió y se escribió en los últimos 50 años. Por eso el
capítulo sobre el discipulado no contiene ninguna orientación para la vida en
este mundo. Ofrece solamente orientaciones religiosas, como si ser discípulo
fuera hacer actos religiosos. La vida del discípulo deja de ser una vida humana
laical, vivida en este mundo, para ser una vida fuera del mundo, una vida hecha
de actos religiosos, sin historia, sin proyecto, sin lucha, sin desafìos, sin
enemigos, sin obstáculos. Se vuelve a la manera del libro famoso De la Imitación de Cristo de
Tomás Kempis, en el que se habla de todo salvo de la imitación de Jesús. Pues no
se hace ninguna referencia a la vida real de Jesús. Solo hay interés por sus
virtudes consideradas en forma abstracta fuera de su contexto histórico, como si
las virtudes estuvieran actuando solas, en el aire, fuera de la historia
humana.
En realidad no existe la prudencia en
sí, ni la fortaleza en sí, ni las demás virtudes en sí, si no son aplicadas en
circunstancias muy determinadas Sin refererencia a situaciones concretas, esas
virtudes no dicen nada y no hacen nada, son entes de razón, entidades ideales
que no existen salvo en el pensamiento, y por eso nada producen.
La teología escolástica ha eliminado la historia de la visión
del cristianismo. Hizo del cristianismo una doctrina, un equivalente de la
filosofía, que sigue las mismas normas de comprensión. Para los filósofos
griegos la historia no es objeto de ciencia. La historia no tiene significado,
no tiene sentido, es un sucesión arbitraria de hechos sin conexión. En la escolástica
también el cristianismo es presentado como una doctrina universal válida para
todos en todos los tiempos, igual para todos.
Es un esquema de vida igual para todos, salvo que no todos
logran aplicarlo en el mismo porcentaje.
En ese esquema escolástico todas las generaciones son
iguales, todas
tienen
los mismos problemas y todas tienen ante los ojos un programa de vida hecho de
actos religiosos iguales para todos los pueblos en todos los tiempos.
Sin embargo, lo que la Biblia nos enseña es una historia: la historia
del combate entre vida y muerte, entre las fuerzas de vida y las fuerzas de
muerte en este mundo, en la humanidad. La salvación cristiana no es una
cuestíon individual, sino la transformación de la humanidad entera. Es toda la
humanidad que está sometida a fuerzas de muerte y toda la humanidad que está
convocada para que pueda vencer la vida. Jesús vino a mostrar el camino de la
humanidad. Ahora bien la humanidad no está hecha de una colección de seres
humanos todos iguales con la misma misión. Cada persona humana está inserta en
una historia global en la que ocupa un lugar único, o que le confiere una
vocación única: buscar en esta situación única lo que Jesús haría. Las fuerzas
de muerte y de vida cambian, porque la humanidad cambia; los retos cambian. Por
eso cada generación tiene una tarea nueva, específica, única y cada individuo
ocupa un lugar en su generación. Los pobres están construyendo una historia y
siguen el modelo de Jesús. No pueden
repetir literalmente lo que Jesús hizo, porque el mundo cambia. No estamos más
en la Galilea
de aquel tiempo y el imperio romano ha sido reemplazado por otro imperio
diferente. Todos tenemos que buscar lo
equivalente de la vida de Jesús, cada uno en su situación única. Hay que hacer
actual el contenido de la vida de Jesús para ser verdaderamente discípulo.
Tema Central de la V Conferencia Episcopal Latinoamericana
en Aparecida. Brasil 2007. Enviada por P. José Comblin al
MTSICH, el 1º Septiembre de 2006.
Transcriptor-Editor: Enrique A. Orellana F.
JESUS FUE AYER EN ELTEMPLO Y AHORA: “UN INDIGNADO”
LA TEOLOGIA
DE LA LIBERACIÓN NACIÓ
ESCUCHANDO EL GRITO DEL OPRIMIDO
SI TU NO LE HACES “LIOS” A LOS ABUSADORES ¡¿ ENTONCES QUIÉN
¡?