Somos un grupo de laic@s hermanad@s en la Fe Cristiana.

Nos convocó inicialmente la insolente provocación del ex dictador Jorge Videla al reivindicar los crímenes aberrantes del terrorismo de estado, reconocer la complicidad o indiferencia de integrantes de la jerarquía eclesiástica y hacer público su libre acceso al sacramento de la Eucaristía.

Hicimos nuestro firme reclamo a la Conferencia Episcopal y manifestamos nuestra frustración frente a una respuesta que consideramos insuficiente.

Aguardamos aún que se ponga en marcha un nuevo compromiso con la verdad y se enfrente con decisión una cuestión que, por formar parte de su propia historia, es una deuda que reclama una pronta y completa superación. La continuidad del silencio afecta la credibilidad pastoral en el pueblo de Dios.

A partir de entonces hemos decidido darle continuidad a nuestra vocación y compromiso, como modestos protagonistas del proceso de transformación de nuestra Iglesia, recordando cada día los valores evangélicos y esperanzados en el liderazgo del papa Francisco, imploramos la asistencia de Nuestra Señora de Luján, madre y mediadora ante Cristo nuestra Esperanza.

sábado, 26 de abril de 2014

LA MUJER

Los dos hechos más importantes del misterio de la salvación que relatan los evangelios y que hemos revivido en esta Pascua, tienen como protagonista eminente a la mujer. La Anunciación del ángel a María de que iba a ser la madre del hijo de Dios y su confiada aceptación, abren las puertas de la infinita misericordia. Y la frase que Lucas atribuye a los ángeles cuando “las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado” y “ellos le preguntaron: ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado” anuncia la victoria de Jesús sobre la muerte y con ella la redención de la humanidad que celebramos el domingo. El anuncio de la encarnación y el de la resurrección fueron ambos hechos por Dios a la mujer.

La mujer al principio y la mujer al final del mensaje evangélico. La mujer como receptora y transmisora de los hechos culminantes del misterio de la salvación. En ambos casos los hombres desconfían y temen. José legítimamente desconfía de María con quién aún no se había casado. Los apóstoles descreen de María Magdalena y las mujeres que corren para anunciarles la Resurrección. Según Lucas, Jesús se los reprocha a los discípulos de Emaús: “¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas!”. Quizás sea ya tiempo de que la mujer recupere plena y definitivamente el lugar que le corresponde, tanto en nuestras propias vidas como en la vida del Pueblo de Dios.


Hernán Patiño Mayer

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