Página 12 - Domingo, 05 de octubre de 2014
DOCUMENTO ARGENTINO
Un aporte al Sínodo
Por Washington Uranga
El Sínodo extraordinario de los obispos católicos ha movilizado, como no
sucedió con eventos similares, a grupos y sectores de dentro y fuera de la
Iglesia motivados por la decisión del papa Francisco de abrir en forma amplia
la consulta. En la Argentina el colectivo autodenominado Cristianos para el
Tercer Milenio (CPTM), que nuclea a políticos, académicos y dirigentes
sociales, elaboró un documento que le hizo llegar al Papa y en el que formula
propuestas sobre la mayoría de los temas que serán discutidos en los próximos
días en Roma.
El texto, resultado de una larga
elaboración por parte de los integrantes del grupo, aborda y adopta posición
sobre cuestiones centrales en el debate como lo son la concepción de familia y
matrimonio, los hijos, la adopción, el sexo, la dignidad de la mujer, el
control de la natalidad, el aborto, el matrimonio igualitario y el acceso de
los divorciados a los sacramentos en la Iglesia. Entre los firmantes se
encuentran Angel Bruno, Ana Cafiero, Alicia Pierini, Rodolfo Brardinelli,
Felipe Solá y Hernán Patiño Meyer.
Respecto de la familia y el matrimonio,
los cristianos ensayan una definición amplia: “Entendemos como familia todo
conjunto de personas que, unidas por el amor y el compromiso de permanencia,
desarrolla un proyecto que incluye el apoyo, el impulso, el auxilio, el sostén
y el acompañamiento mutuo frente a toda circunstancia”. Y, en consecuencia,
agregan que “el matrimonio, formalizado o no ante la autoridad civil, no es más
que una de las muchas formas de familia que se encuentran en la sociedad de
hoy”. En ese sentido, sostienen que “hay distintas formas y concepciones del
matrimonio, siendo el de los cristianos aquel en el que la fe de sus
integrantes, el amor que se profesan y el compromiso de desarrollar una vida en
común, los convierte en agentes del sacramento matrimonial, cuenten o no con la
bendición eclesial”.
En otra parte del texto de
aproximadamente seis carillas, que fue enviado al Papa y que también firman
Alicia Ladrón de Guevara, Cristina Domeniconi, Luis Miraldi, Rodolfo Briozzo,
Juan Manazzoni, Fátima Ruiz, Rogelio Ponsard, Beatriz Noceti y Miguel Angel
Ferrara, se hace una dura crítica a la sociedad de consumo y al sistema
capitalista para indicar lo que esto significa como dificultad para la familia y
la transmisión de los “valores evangélicos”. Sostienen que transmitir estos
valores “es una tarea muy difícil en un contexto de injusticia social,
distribución regresiva de la riqueza y propagación mediática de modelos de vida
superficiales, hedonistas e insolidarios”. Y más difícil aún “cuando no siempre
toda la Iglesia denuncia y predica constante y perseverantemente que el
capitalismo es anticristiano, que la usura es anticristiana y que la
competencia como motor de la vida social es también anticristiana”. Dicen los
CPTM que “si la Iglesia toda no acompaña activamente las denuncias que en ese
sentido hoy hace Francisco (...) la transmisión de los valores cristianos a los
hijos se vuelve una empresa plena de dificultades y, para muchos, insalvable”.
En una crítica frontal a la autoridad
eclesiástica se afirma que “con una Iglesia institucional fuertemente
cuestionada y desvalorizada, el recurso de las familias para transmitirles los
valores evangélicos a los hijos es el compromiso y la participación de sus
miembros en la vida pública y en la militancia política y social”.
Bajo el subtítulo Sexo y amor se
sostiene que “tampoco contribuyen a la transmisión de los valores cristianos la
insistencia de la Iglesia en normas tradicionales que no tienen una clara inspiración
evangélica”, señalando que “el caso de la moral sexual es uno de los ejemplos
posibles”. Y al respecto denuncian que “el énfasis puesto en la condena de las
relaciones sexuales fuera del matrimonio fue mayor que el puesto en denunciar
el mayor de los pecados, que es el abandono del prójimo, la indiferencia frente
a su dolor, su pobreza y su exclusión o en condenar crímenes aberrantes como lo
son la tortura, la desaparición de personas, el secuestro y privación de la
identidad de menores y la pedofilia”.
También se pide que la Iglesia
reformule su visión acerca de la dignidad de la mujer, y pregona la libertad de
las parejas para elegir el método de control natal que prefieran “con el único
límite de aquellos que son indiscutiblemente abortivos”. Sin embargo, dentro de
CPTM existen discrepancias respecto de la despenalización del aborto y ambas
posiciones son explicitadas en el mismo documento.
En otros pasajes los
firmantes aceptan el matrimonio igualitario “como una expresión más de la
libertad, la dignidad y el amor humano” y sostienen “firmemente” que los
divorciados “pueden acceder a la eucaristía libremente y sin ningún tipo de
permiso o dispensa”.
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