Somos un grupo de laic@s hermanad@s en la Fe Cristiana.

Nos convocó inicialmente la insolente provocación del ex dictador Jorge Videla al reivindicar los crímenes aberrantes del terrorismo de estado, reconocer la complicidad o indiferencia de integrantes de la jerarquía eclesiástica y hacer público su libre acceso al sacramento de la Eucaristía.

Hicimos nuestro firme reclamo a la Conferencia Episcopal y manifestamos nuestra frustración frente a una respuesta que consideramos insuficiente.

Aguardamos aún que se ponga en marcha un nuevo compromiso con la verdad y se enfrente con decisión una cuestión que, por formar parte de su propia historia, es una deuda que reclama una pronta y completa superación. La continuidad del silencio afecta la credibilidad pastoral en el pueblo de Dios.

A partir de entonces hemos decidido darle continuidad a nuestra vocación y compromiso, como modestos protagonistas del proceso de transformación de nuestra Iglesia, recordando cada día los valores evangélicos y esperanzados en el liderazgo del papa Francisco, imploramos la asistencia de Nuestra Señora de Luján, madre y mediadora ante Cristo nuestra Esperanza.

viernes, 6 de diciembre de 2013

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Buenos Aires, 1° de diciembre de 2013.
Cristianos para el Tercer Milenio y la Asociación Teilhard de Chardin de Argentina luego de celebrar el domingo último el Primer Encuentro de Laicos para la Renovación de la Iglesia, hacemos pública la siguiente declaración:
1. Siguiendo las más antiguas tradiciones doctrinarias de la Iglesia, reafirmadas por nuestro padre Francisco en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium; instamos a los señores Legisladores a incluir en el proyecto de reforma del Código Civil y Comercial actualmente en trámite parlamentario, a la función social del derecho de propiedad. (1) (2)
2. Reclamamos a la Conferencia Episcopal que informe a la sociedad argentina acerca de los avances y resultados del compromiso asumido en la 104a Asamblea Plenaria del año pasado cuando dijeron con referencia a lo ocurrido durante el terrorismo de estado y con motivo de las acusaciones formuladas por el ex dictador Videla: “Nos sentimos comprometidos a promover un estudio más completo de esos acontecimientos, a fin de seguir buscando la verdad, en la certeza de que ella nos hará libres (cf Jn 8,32). Por ello nos estamos abocando a revisar todos los antecedentes a nuestro alcance”.
3. Finalmente en unidad con nuestros hermanos de La Rioja respaldamos el proceso judicial en desarrollo, para esclarecer el brutal asesinato de Monseñor Enrique Angelelli y conocer la identidad de sus ejecutores y responsables políticos. Brindamos todo nuestro aliento y respaldo solidario a los testigos –religiosos, sacerdotes y laicos- que deberán volver a exponerse, para dar testimonio de la barbarie sufrida por aquellos años y especialmente de las circunstancias que llevaron al martirio a quién fuera fiel testigo del Evangelio y leal servidor de las necesidades de su pueblo.
Pidiendo la asistencia y protección mediadora de Nuestra Madre y Señora de Luján reiteramos nuestro compromiso permanente con el evangelio de Jesucristo y muy particularmente en el presente con los esfuerzos transformadores de nuestro padre Francisco.

EQUIPO COORDINADOR CRISTIANOS PARA EL TERCER MILENIO: Gustavo Bottini; Angel Bruno, Rodolfo Briozzo, Rodolfo Brardinelli,  Ana Cafiero, Cristina Domeniconi, Juan Leonardo Manazzoni, Roque Luis Miraldi, Beatriz Noceti, Hernán Patiño Mayer, Alicia Pierini, Fernando Portillo, Felipe Solá.
ASOCIACIÓN ARGENTINA TEILHARD DE CHARDIN: Sebastián Maissa, Guillermo Robledo. Gervasio Romero, Sonia Tobal.




(1) El derecho a la propiedad privada es válido y necesario, pero no anula el valor de tal principio. En efecto, sobre ella grava «una hipoteca social», es decir, posee, como cualidad intrínseca, una función social fundada y justificada precisamente sobre el principio del destino universal de los bienes. (Juan Pablo II; Encíclica Sollicitudo Rei Socialis  –  30 diciembre 1987).

(2) Es decir, que la propiedad privada no constituye para nadie un derecho incondicional y absoluto. No hay ninguna razón para reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia necesidad, cuando a los demás les falta lo necesario. En una palabra: «el derecho de la propiedad no debe jamás ejercitarse con detrimento de la utilidad común, según la doctrina tradicional de los Padres de la Iglesia y de los grandes teólogos». Si se llegase al conflicto «entre los derechos privados adquiridos y las exigencias comunitarias primordiales», toca a los poderes públicos «procurar una solución, con la activa participación de las personas y de los grupos sociales» (Paulo VI; Encíclica Populorum Progressio  –  26 marzo 1967).

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