La Nación | 16 DIC 2013
"Ayudar a sanar heridas y construir un porvenir"
A continuación se
reproduce el texto "Asumir, pedir perdón y deseo de reparar" del
obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, leído ayer en las misas de todas las
parroquias de esa jurisdicción para pedir públicamente perdón a los jóvenes que
fueron víctimas de abuso sexual por parte del padre José Mercau, que hoy cumple
su condena en la cárcel.
Las secuelas que deja el abuso sexual en el futuro de los
niños y de los jóvenes no se pueden medir. Su vida vincular y afectiva queda
lastimada en lo más hondo por la violación de su intimidad.
La conducta del que abusa también hiere a todo el Cuerpo de
Cristo y quiebra la confianza en la comunidad. Este mal causado nos hace
experimentar un vivo dolor como miembros de la Iglesia. Decimos con claridad
que estos actos están abiertamente en contradicción con la Palabra de Dios y
con la tarea evangelizadora que día tras día comunidades y pastores llevan
adelante.
La comunidad diocesana de San Isidro y de un modo especial
el obispo y su presbiterio piden públicamente perdón a los jóvenes que han sido
afectados por estas conductas provocadas por un sacerdote de nuestra diócesis,
el padre José Mercau, cuando era párroco de San Juan Bautista en Ricardo Rojas
[Tigre].
Al expresar este pedido público de perdón afirmamos nuestra
decisión de ayudar desde nuestras posibilidades a estos jóvenes a sanar heridas
y construir un porvenir. Deseamos que este gesto concreto signifique también
una renovación en toda la comunidad del compromiso por promover una cultura del
cuidado de los niños y adolescentes. Nos dice el papa Francisco:
"Cuidémonos los unos a los otros. Cuídense entre ustedes, no se hagan
daño. Cuídense la vida, cuiden la familia, cuiden la naturaleza, cuiden a los
niños, cuiden a los viejos" (Papa Francisco, saludo a los fieles de Buenos
Aires en la vigilia previa al inicio de su pontificado).
Poniendo nuestra confianza en el Señor le pedimos
humildemente que estos gestos nos estimulen a seguir anunciando con
transparencia y fidelidad la alegría del Evangelio e ilumine cada rincón de la
diócesis para poder acercar la Buena Noticia en particular a nuestros hermanos
más pobres.
Que el Niño Jesús que viene en esta Navidad nos regale su
paz que supera todo lo que podemos pensar y desear (Flp. 4,7) y que la Virgen y
San José cuiden a nuestras familias, a nuestros niños y a nuestros jóvenes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario