Somos un grupo de laic@s hermanad@s en la Fe Cristiana.

Nos convocó inicialmente la insolente provocación del ex dictador Jorge Videla al reivindicar los crímenes aberrantes del terrorismo de estado, reconocer la complicidad o indiferencia de integrantes de la jerarquía eclesiástica y hacer público su libre acceso al sacramento de la Eucaristía.

Hicimos nuestro firme reclamo a la Conferencia Episcopal y manifestamos nuestra frustración frente a una respuesta que consideramos insuficiente.

Aguardamos aún que se ponga en marcha un nuevo compromiso con la verdad y se enfrente con decisión una cuestión que, por formar parte de su propia historia, es una deuda que reclama una pronta y completa superación. La continuidad del silencio afecta la credibilidad pastoral en el pueblo de Dios.

A partir de entonces hemos decidido darle continuidad a nuestra vocación y compromiso, como modestos protagonistas del proceso de transformación de nuestra Iglesia, recordando cada día los valores evangélicos y esperanzados en el liderazgo del papa Francisco, imploramos la asistencia de Nuestra Señora de Luján, madre y mediadora ante Cristo nuestra Esperanza.

lunes, 16 de diciembre de 2013

La Nación | 16 DIC 2013
"Ayudar a sanar heridas y construir un porvenir"

A continuación se reproduce el texto "Asumir, pedir perdón y deseo de reparar" del obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, leído ayer en las misas de todas las parroquias de esa jurisdicción para pedir públicamente perdón a los jóvenes que fueron víctimas de abuso sexual por parte del padre José Mercau, que hoy cumple su condena en la cárcel.
Las secuelas que deja el abuso sexual en el futuro de los niños y de los jóvenes no se pueden medir. Su vida vincular y afectiva queda lastimada en lo más hondo por la violación de su intimidad.
La conducta del que abusa también hiere a todo el Cuerpo de Cristo y quiebra la confianza en la comunidad. Este mal causado nos hace experimentar un vivo dolor como miembros de la Iglesia. Decimos con claridad que estos actos están abiertamente en contradicción con la Palabra de Dios y con la tarea evangelizadora que día tras día comunidades y pastores llevan adelante.
La comunidad diocesana de San Isidro y de un modo especial el obispo y su presbiterio piden públicamente perdón a los jóvenes que han sido afectados por estas conductas provocadas por un sacerdote de nuestra diócesis, el padre José Mercau, cuando era párroco de San Juan Bautista en Ricardo Rojas [Tigre].
Al expresar este pedido público de perdón afirmamos nuestra decisión de ayudar desde nuestras posibilidades a estos jóvenes a sanar heridas y construir un porvenir. Deseamos que este gesto concreto signifique también una renovación en toda la comunidad del compromiso por promover una cultura del cuidado de los niños y adolescentes. Nos dice el papa Francisco: "Cuidémonos los unos a los otros. Cuídense entre ustedes, no se hagan daño. Cuídense la vida, cuiden la familia, cuiden la naturaleza, cuiden a los niños, cuiden a los viejos" (Papa Francisco, saludo a los fieles de Buenos Aires en la vigilia previa al inicio de su pontificado).
Poniendo nuestra confianza en el Señor le pedimos humildemente que estos gestos nos estimulen a seguir anunciando con transparencia y fidelidad la alegría del Evangelio e ilumine cada rincón de la diócesis para poder acercar la Buena Noticia en particular a nuestros hermanos más pobres.

Que el Niño Jesús que viene en esta Navidad nos regale su paz que supera todo lo que podemos pensar y desear (Flp. 4,7) y que la Virgen y San José cuiden a nuestras familias, a nuestros niños y a nuestros jóvenes.

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