Somos un grupo de laic@s hermanad@s en la Fe Cristiana.

Nos convocó inicialmente la insolente provocación del ex dictador Jorge Videla al reivindicar los crímenes aberrantes del terrorismo de estado, reconocer la complicidad o indiferencia de integrantes de la jerarquía eclesiástica y hacer público su libre acceso al sacramento de la Eucaristía.

Hicimos nuestro firme reclamo a la Conferencia Episcopal y manifestamos nuestra frustración frente a una respuesta que consideramos insuficiente.

Aguardamos aún que se ponga en marcha un nuevo compromiso con la verdad y se enfrente con decisión una cuestión que, por formar parte de su propia historia, es una deuda que reclama una pronta y completa superación. La continuidad del silencio afecta la credibilidad pastoral en el pueblo de Dios.

A partir de entonces hemos decidido darle continuidad a nuestra vocación y compromiso, como modestos protagonistas del proceso de transformación de nuestra Iglesia, recordando cada día los valores evangélicos y esperanzados en el liderazgo del papa Francisco, imploramos la asistencia de Nuestra Señora de Luján, madre y mediadora ante Cristo nuestra Esperanza.

lunes, 2 de septiembre de 2013

A PROPÓSITO DE LAS DECLARACIONES DEL DICTADOR JORGE RAFAEL VIDELA


*** La presente misiva fue dirigida a los miembros de Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñores José María Arancedo, Virginio Bressanelli, Mario Antonio Cargnello y Enrique Eguía Seguí.
La misma fue entregada el día 19 de Septiembre de 2012 en la sede de la Conferencia Episcopal Argentina (Suipacha 1034, Ciudad Autónoma de Buenos Aires) por el Escribano Hernán Patiño Mayer, con el acompañamiento inicial de 349 adherentes a la nota, laicos y religiosos. 

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EN MEMORIA DE EMILIO FERMÍN MIGNONE Y DE LAS MADRES Y ABUELAS QUE MURIERON SIN ENCONTRAR A SUS HIJOS DESAPARECIDOS Y RECUPERAR LA IDENTIDAD DE SUS NIETOS APROPIADOS.

Las líneas que siguen tienen como disparador inmediato las declaraciones formuladas por Videla a la Revista española Cambio 16 y las transcriptas en el libro del periodista Ceferino Reato“DISPOSICIÓN FINAL(1). La confesión de Videla sobre los desaparecidos”. Hablamos de“disparador inmediato” porque muchas de las cuestiones que abordan, nos han acompañado dolorosamente durante las últimas décadas. Pero  nunca antes nos habíamos encontrado con lascircunstancias que se nos han presentado recientemente.

Por un lado el reconocimiento expreso de parte de uno de los máximos jerarcas de la dictadura cívico militar   de su responsabilidad en la ejecución de un siniestro plan de exterminio del que nuestro país fue víctima como parte de un proyecto regional (Plan Cóndor) inspirado por la Doctrina Hemisférica de la Seguridad Nacional. 

Plan éste, dirigido a aterrorizar a nuestro pueblo, para hacer posible la ejecución de un proyecto económico, social y político, sustentado por la explotación y la exclusión de amplios sectores de la sociedad argentina y destinado a fomentar la concentración de la riqueza, la extranjerización de nuestra economía y la demolición del estado democrático.  Y por otro lado, las manifestaciones del mismo personaje que ponen en evidencia la actitud claudicante, cuando no abiertamente cómplice, de buena  parte del episcopado de nuestro país, mientras miles de personas, la mayoría de ellas cristianas y decenas de sacerdotes, religiosos y religiosas católicos, eran brutalmente secuestradas, torturadas y asesinadas.

Esta inédita situación de reconocimiento criminal por un lado y de señalamiento de corresponsabilidades eclesiásticas por el otro, constituye sin duda un escándalo que por su magnitud reclama de parte de quiénes nos sentimos miembros de la misma comunidad de creyentes y ante el incomprensible silencio  de los obispos, una reacción impostergable.

Es la historia la que nos interpela como cristianos y por ello necesitamos dirigirnos a los actuales integrantes del episcopado exhortándolos y exigiéndoles,  acciones concretas que repudien las afirmaciones del dictador y demandarles también, los gestos y decisiones que contribuyan  a reparar y poner fin al daño causado por las inconductas de sus antecesores.

No podemos dejar de señalar que insistir en el silencio es resignar responsabilidades ineludibles y convalidar hoy, vergonzosas acciones y omisiones del pasado. No pueden quiénes se reivindican como pastores del pueblo de Dios, actuar como encubridores de hechos incalificables que aún agravian a sus víctimas y laceran espiritualmente al conjunto de la sociedad argentina.

No se trata de argüir sobre hechos y cuestiones saldadas largamente a lo largo de los 28 años  de democracia, por las investigaciones desarrolladas en la búsqueda inconclusa, de la  Verdad y la Justicia. Los jueces se han pronunciado a veces con inocultable morosidad y otras de manera insuficiente. Sin embargo merced al esfuerzo de los organismos de Derechos Humanos y al acompañamiento popular, parte de los responsables de la masacre, rinden hoy cuenta ante la justiciacon todas las garantías del debido proceso.

Se trata en cambio,  con humildad no exenta de firmeza, de advertir al episcopado, sobre la necesidad de actuar, ante la gravedad de las circunstancias descriptas, con la resolución que la salud espiritual de nuestra comunidad reclama.

Las declaraciones de Videla, un criminal convicto y ahora confeso superan, por su perversión y contumacia, a todo lo hecho público por los represores con anterioridad. Videla con sus declaraciones no solo justifica y reivindica las atrocidades cometidas  sino que  señala como cómplices de ellas, por acción u omisión, a gran parte los jerarcas episcopales de entonces.

Ante esta inédita atribución de responsabilidades, exigimos como miembros de la Iglesia de Cristoque los obispos se manifiesten públicamente y sin ambigüedades frente a un escándalo que de no condenarse, pondría en duda su propio compromiso pastoral.   

El pasado si bien inmodificable, es todavía reparable. Lo que no se quiso, no se pudo o no se supo hacer desde la jerarquía episcopal cuando miles de hombres y mujeres, buena parte de ellos nuestros hermanos en la fe,  eran secuestrados, torturados, asesinados, privados de su identidad y del derecho ancestral a ser dignamente sepultados; ha tenido un costo altísimo para el poder testimonial y la credibilidad de nuestra Iglesia.

Creemos y confiamos en que existe aún la oportunidad de reparar al menos parcialmente ese pasado y servir así a la mejor comprensión del mensaje evangélico siendo sobre todo, testigos fieles de su verdad mediante el compromiso activo con los valores que proclama.

La jerarquía, de la que hoy  no forma parte ninguno de los que como obispos convivieron con  el terror estatal, tiene la oportunidad de liberarnos  de la pesada mochila de un pasado que cargaron los que, por decir  lo menos, no supieron, no pudieron  o no quisieron estar a la altura de sus responsabilidades pastorales.

Dicho todo lo anterior afirmamos que no nos mueve otro interés que el más sincero deseo de que la Iglesia de la que somos parte, no hipoteque una vez más su autoridad moral y con ella su credibilidad y potencialidad evangelizadora. 

Es desde  estos presupuestos que nos atrevemos a preguntar:

¿Puede seguir integrando la comunidad cristiana quién reconoce públicamente y sin arrepentimiento alguno,  haber encabezado como su máxima autoridad un gobierno tiránico durante el cual y siguiendo sus órdenes, se torturó, asesinó y se hizo desaparecer a miles de seres humanos?(2) y (3).  

¿Puede seguir siendo miembro de nuestra comunidad religiosa quién ignoró en los hechos  la sacralidad del cuerpo humano,  templo del Espíritu Santo (1Cor.6; 19.20) (4) consagrado como tal desde la decisión de Dios de hacer a sus creaturas  coparticipes en el trabajo inconcluso de la creación,  y reconoce e intenta justificar la aplicación de torturas y vejaciones a los detenidos y secuestrados? (5)

¿Puede acceder a la eucaristía quién no manifiesta previa y públicamente su arrepentimiento ante crímenes atroces y aberrantes que no pueden por sus características y repercusión social quedar limitados al ámbito privado?

¿Cómo puede Videla asistir a  misa y comulgar pese a la contumacia que exhibe con relación a sus crímenes lo que lo lleva a recurrir a afirmaciones propias de un mesianismo blasfemo?(6)

¿Puede la jerarquía de la Iglesia Argentina, seguir en  silencio y no condenar lo que constituye un manifiesto agravio al Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, a la comunidad de los creyentes y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad?

Es obvia la respuesta de quiénes compartimos este texto. Pero quizás no sea inútil transmitir algunas reflexiones más, con la esperanza de que las mismas ayuden a tomar las decisiones que correspondan y que de postergarse conspirarán seriamente contra el mejor cumplimiento de nuestra misión testimonial y pastoral.

En sus reportajes a la revista Cambio 16, Videla presenta a la Iglesia como testigo complaciente de la matanza que se estaba desarrollando en nuestra Patria. Comienza el reportaje de Ricardo Angoso del 16 de febrero de 2012 diciendo su autor: “Aún hoy se siente orgulloso de haber sido una de las cabezas visibles del periodo histórico más deleznable de la historia reciente de Argentina, con miles de desaparecidos y asesinados por la Junta Militar. Eso sí, agradece los servicios prestados, a la Iglesia católica.” 

Este personaje que en el libro de Reato no duda en decir que asume su prisión: “…como otra acción de servicio a Dios y a la Patria” (7)  le dedica a la jerarquía  de entonces un párrafo que confirma lo que los católicos que lo vivimos pudimos percibir y que con envidiable templanza y compromiso cristiano relata Emilio Fermín Mignone en su histórico libro“Iglesia y Dictadura”.

Según Videla, la jerarquía de entonces –con tan honrosas como minoritarias excepciones- fue“prudente”, dijo lo que “le correspondía”  decir sin causarle a los responsables de la masacre y sus perversiones colaterales, “problemas inesperados”.(8)

De ser esto cierto y creemos dolorosamente que así lo fue, la jerarquía de la iglesia argentina, a diferencia de otras comunidades hermanas del continente, volvió a sacrificar su vocación profética y su deber de proteger el rebaño confiado por Dios a sus pastores, a las comodidades y dudosos privilegios con que premia el poder temporal a los que claudican en sus responsabilidades trascendentes. Vale quizás acá recordar la cita bíblica mencionada parcialmente al inicio de la obra citada de Emilio Fermín Mignone:

”Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel…Dirás a los pastores: Así dice el señor Yahveh: ¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores apacentar el rebaño?...Por eso pastores, escuchad la palabra de Yahveh: Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh lo juro: Porque mi rebaño ha sido expuesto al pillaje y se ha hecho pasto de todas las fieras del campo por falta de pastores, porque mis pastores no se ocupan de mi rebaño, porque ellos los pastores, se apacientan a sí mismos y no apacientan mi rebaño; por eso, pastores, escuchad la palabra de Yahveh. Así dice el señor Yahveh: Aquí estoy yo contra los pastores: reclamaré mi rebaño de sus manos y les quitaré de apacentar mi rebaño. Así los pastores no volverán a apacentarse a sí mismos. Yo arrancaré mis ovejas de su boca y no serán más su presa” (Ezequiel 34; 1,10)

El párrafo que Videla dedica a los “públicos documentos episcopales” pone en evidencia la intrascendencia de los mismos en orden a evitar la continuidad de la matanza y las prácticas aberrantes que desplegaba bajo su conducción, el aparato represivo.

¿Hubiera podido la jerarquía de entonces, actuar de un modo diferente?. No hay dudas de que sí.

Sin reclamar actitudes heroicas ni testimonios de martirio -que para gloria de Dios y de su Iglesia también los hubo- no hay duda alguna de que por su poder espiritual, especialmente influyente sobre la “familia militar”; una condena explícita de la tortura y de la ejecución clandestina de prisioneros hubiera generado un estado de debate y contradicción internos, de consecuencias imprevisibles en orden a salvar vidas y moderar los tormentos de los secuestrados.

¿Qué hubiera ocurrido con los hijos arrancados de sus madres y privados de su identidad, si la Iglesia hubiera actuado con contundencia y claridad ante este crimen que prácticamente no reconoce antecedentes?

¿Cómo se explica que en varios de los tenebrosos casos de entrega de esas creaturas, aparezcan implicados religiosos y religiosas católicos?

Lamentablemente resulta imposible negar que en la mayoría de los casos por omisión, en algunos otros por complicidad activa y afinidad ideológica; la jerarquía fue incapaz de cumplir con su misión profética de enfrentar con decisiones claras y contundentes a una tiranía manifiestamente contraria a los principios y valores de nuestra Fe y que en el colmo de su delirio, proclamaba actuar en defensade la “civilización occidental y cristiana” .

Queremos aquí recordar y honrar con admiración a la minoría de pastores que alzaron su voz para dar testimonio del mensaje evangélico. Especialmente a aquellos que al hacerlo cumplieron hasta el extremo, con el mandamiento evangélico de Nuestro Señor: “Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos” (Jn.15; 12 y 13) 

Vale la pena, señalar los nombres de algunos de aquellos valientes obispos: Monseñores Angelelli, Ponce de León (ambos asesinados por la dictadura), De Nevares, Novak, Hesayne y Devoto.

Si acerca de ese pasado, triste y doloroso pareciera caber solamente el arrepentimiento sincero y pastoral,  las aberrantes declaraciones de Videla pueden ser, paradojalmente,  una oportunidad para expresar con gestos y decisiones concretas la voluntad reparadora de una iglesia que trasciende en mucho a sus circunstanciales jerarquías.

Pedimos y exhortamos a que se pronuncie una condena categórica de sus manifestaciones acompañada de la negación de su acceso a la eucaristía hasta que no se produzcan las condiciones previstas para concederle el sacramento de la reconciliación que no son otras que el arrepentimiento, el reconocimiento de los pecados cometidos y la voluntad de reparar sus consecuencias.

Por tratarse además, de pecados públicos agravados por el  escándalo que supone su también, pública reivindicación; el arrepentimiento y las demás exigencias sacramentales, no pueden quedar recluidas en el ámbito de la intimidad confesional.

Si esta condena se extiende también, a todos los que hayan cometido los crímenes propios del terrorismo de estado y tengan conocimiento de donde se encuentran los restos de los desaparecidos y cuál ha sido el destino de los hijos arrancados de los brazos de sus madres y que viven aún con una identidad falsificada; estamos convencidos de que la Iglesia produciría una trascendente contribución reparadora. Esto sería además un aporte concreto, a una reconciliación que sólo sería digna de tal nombre si fuera auténtica y que para serlo, no puede eludir el duro tránsito por los caminos de la Verdad y la Justicia.

Vale ahora un párrafo dirigido a los capellanes militares, que estuvieron en “servicio” en los tiempos del terrorismo de estado. Creemos  que algunos de ellos deben de estar aún vivos. Es casi imposible que quienes estuvieron en unidades militares empeñadas activamente en la denominada “guerra sucia” hayan ignorado lo que ocurría, menos aún los que ejercían su “ministerio” en donde funcionaban centros clandestinos de detención. Muchos de ellos  escandalosamente colaboraron –como el cura Christian Von Wernich-  con los torturadores y asesinos, pecando sacrílegamente contra su ministerio sacramental.(8)

Creemos que es una obligación ineludible de la jerarquía exigir que aquellos sacerdotes que hayan colaborado o tenido conocimiento del asesinato y/o desaparición de personas o conozcan el destino de los niños arrebatados a sus familias, transmitan a las autoridades de la Iglesia, bajo el apercibimiento de ser sancionados automáticamente con las penas canónicas más severas que pudieren corresponderles, toda información que permita identificar el destino final de los desaparecidos y de los hijos que permanecen aún secuestrados y privados de su identidad. Según el caso, la Iglesia podrá exigir además la presentación de los involucrados a la justicia o denunciarlos por ella misma, de no existir de por medio el secreto de confesión.

En este último caso y esto según nuestro modesto entender, el secreto de confesión, debe proteger al que hubiere requerido el perdón, pero de ninguna manera obliga al sacerdote a extenderlo en perjuicio de inocentes que son víctimas actuales del pecado cometido. De actuar así travestirían su condición de ministros del perdón por el de cómplices de un delito continuado y al secreto de confesión en injustificable encubrimiento.

No podemos dejar de señalar que cada madre, padre, abuelo o abuela o cualquier otro familiar que deja este mundo se lleva consigo un dolor irreparable y agrava de manera irremediable el crimen cometido.

Si la tortura como lo creemos busca más que la información con que se la intenta justificar, la degradación de la dignidad de los torturados; estamos convencidos de que el ocultamiento del destino de los asesinados y de los nietos que son buscados con santa desesperación por sus abuelas y familiares, es una tortura que sigue agraviando en primer lugar a la dignidad de las víctimas, pero también a la de todos los que somos parte de esta comunidad espiritual que denominamos Nación Argentina.

Es por ello y por la relación de subordinación que los capellanes tienen con la jerarquía, que sin perder más tiempo, la Iglesia debe de exigir de ellos la verdad en plazo perentorio, para de ese modo sí contribuir con hechos a la reconciliación que tantas veces se enuncia solo con palabras.(9)

Con la esperanza puesta en Dios nuestro Señor, oramos para que el Espíritu Santo ilumine las conciencias de la jerarquía episcopal y haga posible la toma de decisiones y acciones que evidencien su voluntad reparadora y su compromiso con la reconciliación de los argentinos con nuestro propio pasado. Que nuestra Señora de Luján patrona de la Patria nos acompañe a todos en el logro de este imprescindible aporte a la construcción de una comunidad reconciliada en la Verdad, la Memoria y la Justicia.


CITAS Y COMENTARIOS:


(1) La definición que Videla da del término con que se titula el libro, pone en evidencia su desprecio manifiesto por la condición humana de las víctimas del plan criminal que dirigió y ejecutó sin ningún tipo de escrúpulos o remordimientos.

(2) “La verdad es que durante cinco años hice prácticamente todo lo que quise. Nadie me impidió gobernar, ni la Junta Militar ni ningún factor de poder…”. ““Ojo, no estoy arrepentido de nada, duermo muy tranquilo todas las noches; tengo sí un peso en el alma, pero no estoy arrepentido ni ese peso me saca el sueño…”  Reato páginas 16 y 34.

(3)  Aclaramos para que no haya dudas que, el “peso en el alma” al que se refiere el dictador, en la cita anterior, es el que le reclama “hacer una contribución para asumir mi responsabilidad de una manera tal que sirva para que la sociedad entienda lo que pasó y para aliviar la situación de militares que tenían menos graduación que yo.” 

(4) En este punto no se nos escapa que Pablo se refiere a los “pecados de la carne” a los que nuestro humilde entender la Iglesia ha prestado una desmedida atención en perjuicio de otros que, como en este caso, exhiben el demérito de ser muchísimo más graves. Si  Pablo nos recuerda en la misma epístola versículo 13, que es el amor la mayor de las tres virtudes teologales y el mismo Jesucristo nos enseña en Marcos 12,31 que el segundo de los mandamientos es “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” solo precedido por el del amor a Dios y agrega “No existe otro mandamiento mayor que éstos”, ¿puede haber falta más grave como no sea renegar o blasfemar contra el Señor, que provocar intencionalmente el sufrimiento físico, moral y psicológico de nuestro prójimo “… para tenerlos a mano para apretarlos cada vez que lo necesitáramos a cambio de nada o a cambio de algo…” 

(5) : “Los detenidos eran alojados en lugares no comunes, por razones de seguridad que debían ser muy rigurosas y además para tenerlos a mano para apretarlos cada vez que lo necesitáramos a cambio de nada o a cambio de algo…Aceptemos que sí, que había declaraciones bajo  fuerza” Reato Pag.71. En la página 75 Reato cita la sentencia de la Cámara Federal que condenó a los comandantes, en donde se afirma que la tortura fue aplicada “a los secuestrados…en la casi totalidad de los casos”.

(6) “Me ha tocado transitar un tramo muy sinuoso, muy abrupto del camino, pero estas sinuosidades me están perfeccionando a los ojos de Dios, con vistas a mi salvación eterna.”(Reato Pag.25.

(7)  Reato Pag.125

(8) La Iglesia cumplió con su deber, fue prudente, de tal suerte que dijo lo que le correspondía decir sin que nos creara a nosotros problemas inesperados. En más de una oportunidad se hicieron públicos documentos episcopales en donde, a juicio de la Iglesia, se condenaban algunos excesos que se podían estar cometiendo en la guerra contra la subversión, advirtiendo de que se corrigieran y se pusiera fin a esos supuestos hechos. Se puso en evidencia de que se debía concluir con esos excesos y punto, pero sin romper relaciones y sin exhibir un carácter violento, sino todo lo contrario. No rompió relaciones, sino que nos emplazó a concluir con esos hechos. Expresó lo que consideraba que no se estaba haciendo bien, porque podía corresponder a su terreno, pero no fue a más. Mi relación con la Iglesia fue excelente, mantuvimos una relación muy cordial, sincera y abierta. No olvide que incluso teníamos a los capellanes castrenses asistiéndonos y nunca se rompió esta relación de colaboración y amistad. El presidente de la Conferencia Episcopal, Cardenal Primatesta, a quien yo había conocido tiempo atrás en Córdoba, tenía fama de progresista, o sea proclive a la izquierda de entonces, pero cuando ocupó su cargo y yo era presidente del país teníamos una relación impecable. Y debo reconocer que llegamos a ser amigos y en el problema del conflicto, de la guerra, también tuvimos grandes coincidencias. La Iglesia argentina en general, y por suerte, no se dejó llevar por esa tendencia izquierdista y tercermundista, politizada claramente a favor de un bando, de otras iglesias del continente, que sí cayeron en ese juego. No faltó que algún miembro de esa Iglesia argentina entrara en ese juego pero eran una minoría no representativa con respecto al resto.”
  
(9) Señalamos que hemos  tomado conocimiento que Von Wernich, sigue ejerciendo su ministerio sacerdotal (al menos la celebración en privado de la Eucaristía)pese a haber sido condenado por la justicia y no haber hecho manifestación alguna de reconocimiento y arrepentimiento.

(10)   Es tiempo también de revisar esta vetusta jurisdicción corporativa y extender a las FFAA la jurisdicción episcopal que nos es común al resto de los fieles. 

Adhieren:

LAICOS
ABAYÚ Gabriel Edgardo
ACEBEDO Mirta
ACHAR Elena
ACOSTA Christian Juventud FORJA CABA
ACOSTA Eduardo GRUPO MEMORIA MARIANISTA
ALFONSO CALCABRINI  Amanda
ALMEIDA Taty Madres Plaza de Mayo -Línea Fundadora
ALMIRON Emma
ALVAREZ GOYCOCHEA Gonzalo
ALVAREZ LANSON Elena Beatriz
ANTÓN Sofía
APARICIO Yamila                   Juventud FORJA CABA
APRIGLIANO Anabella             
ARANDA Mónica Beatriz
AREDEZ Adriana                            
AREDEZ Luis                        
AREDEZ Olga                      
AREDEZ Ricardo                                
AREVALO Nicolás                            
ARGENTO Daniel                         GRUPO MEMORIA MARIANISTA
ARMADA Miguel Ángel               
ARRÚE  Carola Comisión de Justicia y Paz de la Familia Dominicana de Argentina (Orden de Predicadores).
ARRÚE  Nicolás
ARTIGAS NILO Rubén Aníbal       
AVENDAÑO Viviana                                
BALBI Angel Heriberto                          
BALBI María Luisa         
BARAVALLE Mirta                             Madres Plaza de Mayo - Línea Fundadora
BARCELÓ  Elida                               
BARNES DE CARLOTTO Estela   Presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo
BARONETTO Luis Miguel              querellante en la causa judicial por el asesinato de Mons. Enrique Angelelli
BARRAL María Laura                                  
BARRAL Raúl Héctor                   
BARRERA Jorge                
BEIGBEDER Gonzalo               
BELLOCHIO Aurora                          Madres Plaza de Mayo  -Línea Fundadora
BESGA  Ana Elisa                  
BETTONI Natalia         Pastoral social Diócesis de Quilmes
BIANCALANA Ana         GRUPO MEMORIA MARIANISTA
BICINSKAS Gabriel                  Justicia y Paz - Obispado de Quilmes
BIELLA  Virginia Juana              
BORRELL María Luisa                 
BOTTINI Gustavo Ernesto              
BRARDINELLI Rodolfo Luis         Grupo Estudios Sociales de la Vida Penitenciaria (GESVIP) - Centro DDHH "Emilio F. Mignone"
BRAVO Claudio Ezequiel                              
BRAVO Víctor
BRIOZZO Rodolfo Valerio                      
BRUM   María C.                               
BRUNO Ángel Atilio Movimiento de Laicos Autoconvocados - Diputado Nacional (MC)
BRUSCO Juan Carlos         
BRUSCO María Itatí         
BUCHINIZ Gloria Elizabeth                Fundación SERPAC
BUSACCHIO Elda     
CACCIA Osvaldo                GRUPO MEMORIA MARIANISTA
CAFIERO Ana      
CAMPAÑA Domingo Horacio                          
CAMPOS Diana Isabel    
CANDELMI Claudia                
CAPDEVILA Fernando                         
CAPELLI Ricardo                              
CASSANO Alberto             
CASTIÑEIRA DE DIOS Elena  
CASTORI Gabriela Fernanda                          Movimiento de Laicos Autoconvocados
CASTRO Flora   
CASTRUCCIO Daniel             
CELA Ernesto Gabriel              Docente y Animador Pastoral en la Pquia. Ntra. Sra. de la Paz en Bernal, Quilmes
CERCONE Aurelio Carlos
CIRELLI Gustavo
COLLINO Carlos Guido   
COLOMBO Serena                  Escuela Cooperativa Mundo Nuevo
COMODO Miriam
CONTE Laura                     Madres Plaza de Mayo - Línea Fundadora
COPATI Pablo Ignacio                  
CORDES Ernesto                              
CORDES María Marta                 
CORMICK Teresa Eugenia              
CORTIÑAS Nora                      Madres Plaza de Mayo - Línea Fundadora
COSEANO María Elena                        querellante en la causa judicial por el asesinato de Mons. Enrique Angelelli
COSSE ZAFFARONI Lía                      
CUELLO Guillermo Luis
DALLORSO Nicolás
DAMIANI Hugo Luis                         
D'ANGELO OVIEDO Graciela                             
DE LA SERNA Mercedes         
DE MENDONÇA Horacio              
DE PAULA Aldo      GRUPO MEMORIA MARIANISTA
DE PIERO  Sergio 
DE PIERO Silvia   
DE SA TORRES Alicia                     CEB Jean Dumont, Parroquia Sta. Cruz
DENIS Lucía Graciela                 
 DI LORENZO José Luis           
DÍAZ María Emma                        
DÍAZ María Neri                        
DIEUZEIDE Juan Ángel                      
DI PIETRO PAOLO Leonardo Julio
DOMENICONI María Cristina 
DONADIO Teresa
DREWES Luis Alberto                      CEB Jean Dumont, Parroquia Sta. Cruz
EGGERS Francisco       
EGGERS-BRASS Teresa                
ENECOIZ Nora                   
EROLES Ada Grupo EN MEMORIA DEL PUEBLO de la Parroquia de la Santa Cruz
ESTEBAN Edgardo             
ESTRELLA Miguel Ángel    Embajador ante la UNESCO
FABBRI Alejandro GRUPO MEMORIA MARIANISTA
FANKHAUSER Luisa Martina                                   CEB Jean Dumont, Parroquia Sta. Cruz
FERNÁNDEZ Mabel Irene                    
FERNÁNDEZ SAMAR María Cristina 
FIRME Ramón
FLEA Silvia Andrea  
FRAIMAN  Wanda
FRANCO Federico Manuel         
FUNES  David Hernán  
GALANTE José María Movimiento de Laicos Autoconvocados
GARCÍA Julia Beatriz Vicaria de la Fraternidad del Obispado de Viedma
GARCÍA  Martín                 
GARCÍA BUELA  Haydee                                Madres Plaza de Mayo - Línea Fundadora
GARCÍA FRANCO Alicia Elba        
GASTALDI Patricia                              
GIANNETASIO Graciela María  Diputada de la Nación
GIANNONI Dora    
GIANNONI Lidia Beatriz    
GOIBURU Mabel Teresa  
GOLLER Edgardo                          
GÓMEZ Rufina Florencia           
GONZÁLEZ María del Carmen     
GONZÁLEZ María Estela     
GONZÁLEZ María Julia        
GORONDI Pedro 
GRACI GARAT Haydee                               
GRASSI Carlos
GRIFFIN Gina                      
GRIN Roberto             
GUARINO Mirta Liliana            
GUITRE Oscar Domingo                    
HANKE Gladys Leonor
IBAÑEZ Teresa de Jesús             
IBARLUCÍA Blanca Rosa     
IBARRA Emilio
IRIBARNE Arnaud
ISERTE Adriana        Grupo EN MEMORIA DEL PUEBLO de la Parroquia de la Santa Cruz
ISERTE Alejandro                            Grupo EN MEMORIA DEL PUEBLO de la Parroquia de la Santa Cruz
JARACH Vera                       Madres Plaza de Mayo - Línea Fundadora
JELENCOVICH Patricia                                 CEB Jean Dumont, Parroquia Sta. Cruz
JOHN Leo      
KAUFMANN Walter               
LANZILLOTO Alba Rosa         Grupo EN MEMORIA DEL PUEBLO de la Parroquia de la Santa Cruz
LASCANO Catalina           
LE BOZEC Emma
LEBURN Patricia            
LEMOS  Pedro Javier                    
LENTON Diana 
LEWIN  Beatriz Madres Plaza de Mayo - Línea Fundadora
LIGNAQUY Isabel                  
LIUZZI Silvio                  
LLORENTE María Mercedes            
LOBOS NUÑEZ Mario                    Iglesia Metodista de Chile
LOIS Graciela              Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas
LÓPEZ Osvaldo                             
LÓPEZ Osvaldo                            
LÓPEZ Darío                   
LÓPEZ FORESI Liliana
LUIS Horacio José                   
MAFFIOLI María Elina          
MALMSTEN Rodrigo                         
MANGO Adolfo  Grupo EN MEMORIA DEL PUEBLO de la Parroquia de la Santa Cruz
MANGO Perla      Grupo EN MEMORIA DEL PUEBLO de la Parroquia de la Santa Cruz
MANZANO Nélida
MAQUEDA Ernesto Emilio
MARINOSCI Cristina del Valle                          Asamblea Permanente por los Derechos Humanos Filial Formosa
MARONI Enriqueta                            Madres Plaza de Mayo - Línea Fundadora
MARTÍN José Pablo          
MARTÍNEZ Alberto Héctor
MARTÍNEZ Carmen Beatriz              
MARTÍNEZ Gerardo Roberto          
MARTÍNEZ Natalia 20.671.330        
MARTÍNEZ Patricia                              
MARTINO Héctor               
MASTROGIACOMO Graciela             
MC LOUGHLIN Ricardo Tomás               
MICHELINI DELLE PIANE Margarita          
MILLÁN Ana María                          
MIÑANA RUFAT Vicente               
MIRALDI Roque Luis       
MISTLER Marta Elena     
MOLINAS Diego Alejandro         
MONTALBETTI Juan Carlos    
MORALES Víctor Hugo               
MORELLI María                  
MORENA Carlos Alberto
MOTTA Marta                 
MOURE Lidia Mabel      
MOYANO Elda     
NAN Raúl     
NAVARRETE Eugenio Angel   Vicaria de la Fraternidad del Obispado de Viedma
NAVARRETE Guadalupe Ariadna        Vicaria de la Fraternidad del Obispado de Viedma
NAVARRETE Julián Emiliano                Vicaria de la Fraternidad del Obispado de Viedma
NAVARRETE Lucía Marcela     Vicaria de la Fraternidad del Obispado de Viedma
NAVARRETE Rocío Belén        Vicaria de la Fraternidad del Obispado de Viedma
NEGRI Susana Carmen            
NICOLETTI María Andrea  
NIETO ORTIZ Graciela             
OBERMEIER Gustavo César
OCAMPO Federico             
OCAMPO DE VÁSQUEZ Marta                Madres Plaza de Mayo -Línea Fundadora
OCHANDIO        Fabián
OJEA QUINTANA             Rodolfo María 
OLIVÁN COMAS               María Elena      
ORDOQUI Adriana             
ORELLANA Enrique                             
ORTIZ Marta Liliana   
ORTIZ PACHECO Yolanda             
OTTAVIANO Ovidio Tomás   
OYARZÁBAL Herminia Alicia              
PÁEZ Magin 
PALAVECINO Carla    
PALLAVICINI Lydia                   
PAOLÍN DE BOITANO Ángela                    Presidenta de Familiares de Desaparecidos
PATIÑO MAYER Hernán
PATIÑO MAYER Lucía      
PAULUCCI Daniel   GRUPO MEMORIA MARIANISTA
PAVELKA Claudia Emilia   Vicaria de la Fraternidad del Obispado de Viedma
PEDUTO Daniel
PELÁEZ Dora Mercedes                 Bahía Blanca
PERALTA María Angélica               
PEREGALLI Andrés               
PÉREZ Nora    
PERRONE Angel Eugenio
PETRELLI Mónica Beatriz               
PICCOLOMINI María Belén     
PIERINI Alicia
PIGUILLEM José                    
PISANI María Gabriela
PISANO María del Carmen         
PIZARRO César  
PLAZA Betina Laura     
PLAZA Edgardo Enrique              Vicaria de la Fraternidad del Obispado de Viedma
PLOU Juan      APDH Mesa Directiva
PONCE DE LEÓN Darío   
PONSARD Rogelio              
PUCCIARELLI Ernesto                             
PUENTE Beatriz                
PUIGDELLIBOL José Ignacio     
QUIROGA Licia Marta       
QUIROGA María Evangelina          
RAMADORI Imelda               
RAMALLO Carolina            
REBOLO Néstor  4
RETA Diego  
REY Luis        Grupo EN MEMORIA DEL PUEBLO de la Parroquia de la Santa Cruz
REY Mary     Grupo EN MEMORIA DEL PUEBLO de la Parroquia de la Santa Cruz
RIPA ALSINA Luisa  Centro de DDHH "Emilio Mignone", Univ. Nac. De Quilmes
RIPARI  Marcelo                            
RIVAS Jorge                     Diputado de la Nación
RIVEIRO Mabel 
RIVERA Mirta   
ROCCO Diana                 
RODRÍGUEZ Néstor Rubén                 
ROSS Marilina                           
RUBINO Pablo                    Juventud FORJA CABA
RUFFINI Edgardo                             
RUIZ Adolfo              
SACIC Ana María         
SACRISTANO Norma               CEB Jean Dumont, Parroquia Sta. Cruz
SÁENZ Elsa Beatriz      
SAHORES Marcela            
SÁNCHEZ Carlos Julio      
SÁNCHEZ ALUSTIZA Marta Graciela
SANDOVAL Dardo Jorge      
SANZ Sonia  
SARAULLO Norma Angélica            
SARLI Néstor Luis      
SCHMIDT Daniel
SCHNEIDER Guillermo Federico    
SILVA Andrea Fabiana             
SIMON Sandra Edith                   
SIPOWICZ Ana                      
SIWAK Juan Ignacio       Laicos Autoconvocados
SOLA Felipe       Diputado de la Nación
SORGUE Bibiana                 Pastoral Social - Viedma - Rio Negro
SORMANNI Daniel
SPERANDIO Miguel Ángel 
STEINMANN Juan    
SUAU María Cecilia   
SUCARRAT María  
TAGLIAFICO María Clara       
TIZÓN Graciela Adriana           
TOCCHETTON Diego Santiago
TOLEDO Silvina                  Juventud FORJA CABA
TOMBA Irma Susana                      CEB Jean Dumont, Parroquia Sta. Cruz
TOMÉ Marilén               
TONCOVICH María Rosa         Familiares Tandil
TSUJI Luz Canella      
VALENZUELA Silvia                 
VELO Miguel               
VERGARA DEVAUX Aldo Sebastián                 Misionero claretiano en Haití.
VÍA Blanca Rosa     
VIDELA Gladys
VIEITES Elida CEB Jean Dumont, Parroquia Sta. Cruz
VIGLIETTI Andrea Emilce
VIVIANI Gustavo             
VIZGARRA Rosa María                         CEB Jean Dumont, Parroquia Sta. Cruz
VOLPONI María Isabel
YAHDJIAN Juan
ZAPIOLA Elais Celia
ZÁRATE                Mariana

Religiosos 

Pbro. ACHA Víctor Saulo                        
Pbro. ALESSIO José                        
Pbro. ALESSIO Nicolás                  
ALFONSO Raúl                       sacerdote fuera del ministerio
BARBIERI HMR Adriana            
Pbro. BLANCO Ignacio Javier                   
Pbro. BONIN Cristian Párroco de Choele Choel y Darwin, Diócesis de Viedma
Hna. CHIAPPE Norma                        Religiosa franciscana misionera de María
Pbro. CRUZ Alberto                   
Pbro. DE LA SERNA Eduardo
Pbro. DI SANZO Juan Carlos                             Lezama, Buenos Aires
Pbro. ECHEVERRIA Daniel Eduardo     M.SS.CC
Pbro. FARFÁN Antonio                
Pastor GARCÍA Carlos Enrique                    Pastor Metodista, Carmen de Patagones, pcia. De BsAs.
GARCÍA CARRANZA Daniel      sacerdote fuera del ministerio
Pbro. GARIONE Alberto                 
Pbro. GLERIA Gustavo                
Pbro. GONZÁLEZ Antonio                
GONZÁLEZ RSCJ Silvia Lidia                Religiosa del Sagrado Corazón
JACQUES RSCJ Valeria                      Religiosa del Sagrado Corazón - Ctro. Educación Popular Felicitas Mastropaolo rscj.
Pbro. NARCISI Ernesto                 
Pbro. NAZAR Francisco Ernesto
NESI RSCJ María Felicitas Religiosa del Sagrado Corazón, docente.
Pbro. OLVEIRA FUSTER Francisco                Párroco Pquia Ntra Sra Fatima Isla Maciel, Avellaneda
ORTIZ Juan Carlos          sacerdote fuera del ministerio
PARODI Fernando María               sacerdote fuera del ministerio
Pbro. PRAVIA Germán                    Fraternidad Misionera. Quilmes
SACERDOTE RSCJ María Isabel                             Religiosa del Sagrado Corazón
Hna. SANTANA Ángela                       Franciscana Misioneras de la Madre del Divino Pastor
Pbro. SARRAILH Marcelo 
Pbro. SOCIAS Damián      Misionero de los SS. Corazones
Hna. SOLARES Miriam                      Franciscana Misioneras de la Madre del Divino Pastor
Pbro. VALENZUELA Gustavo    Orden de los hermanos menores
Pbro. VARELA Gustavo                  Pbro. Asesor diocesano de Pastoral Social. Diócesis del Alto Valle del Rio Negro.
VERGARA RSCJ Analía        Religiosas del Sagrado Corazón - Ctro. Educación Popular Felicitas Mastropaolo rscj.
Pbro. VIANO  Rodolfo  Franciscano
Hna ZAMBRANO Noemí                         Religiosa Dominica

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