El País 25 SEP 2013
Millones de católicos
dicen a Francisco que no haga caso solo a los cardenales
Presentada en el mundo
una carta al Papa pidiendo reformas para superar "la pérdida catastrófica
de confianza en la Iglesia”
"El Vaticano
parece incapaz de leer los signos de los tiempos”
JUAN G. BEDOYA
Madrid
“Somos realistas, no pedimos imposibles”. Con
este espíritu, millones de católicos de toda la cristiandad se han reunido a lo
largo del pasado verano en torno a un texto que, en forma de carta, está desde
el viernes pasado en la estafeta del Vaticano. Esta mañana lo presentó Redes Cristianas
en Madrid, y lo mismo hicieron otras organizaciones en las principales
capitales del mundo. Piden estar con sus propuestas en la agenda de la reunión
que el papa Francisco ha convocado con su consejo asesor para la reforma de la
Curia romana, los próximos días 1 al 3 de octubre. Nuestra iglesia es de todos
los bautizados, no solo de las jerarquías y de quienes están ordenados,
resumen.
Hace apenas medio año
esta movilización entusiasmada era impensable, porque los sectores reformistas
del catolicismo, que añoran volver al espíritu del Concilio Vaticano II,
cincuenta años atrás, no albergaban esperanza alguna. De hecho, en 1995 las
mismas organizaciones, lideradas por Somos Iglesia de Austria, reunieron cuatro
millones de firmas y acudieron en masa al Vaticano para entregárselas al Papa,
entonces el polaco Juan pablo II. Solo de España viajaron a Roma 300
dirigentes. Ni siquiera pudieron entrar en la basílica de San Pedro, bloqueados
sin miramientos por la Guardia Suiza. Ningún jerarca quiso recibirles. En
cambio, un nuevo pontífice romano, el jesuita argentino Francisco, les ofrece
ahora una gran confianza. Soplan nuevos tiempos y creen que podrán llegar a
Roma con la ilusión de un futuro de reformas.
Dirigida a los
“queridos Papa Francisco y Hermanos Cardenales”, la carta expone en primer
lugar la “profunda preocupación por la Iglesia católica a la vista de sus
muchas crisis” y la necesidad de que se considere “como algo primordial el
reconocimiento de los derechos y responsabilidades de los bautizados para que
tengan una voz influyente en la toma de decisiones”. Añade: “Como vosotros,
también hemos experimentado la pérdida catastrófica de confianza en la Iglesia
causada por las revelaciones de abusos sexuales por parte de clérigos católicos
y del encubrimiento por parte de la jerarquía en tantos sitios. Los abusos de
poder en el banco vaticano, así como por la perjudicial falta de respeto y
marginación experimentadas por los laicos, han llevado a que muchas de nuestras
hermanas y hermanos hayan abandonado completamente el catolicismo. Nuestra
Iglesia parece incapaz de leer los signos de los tiempos y así la transmisión
de la fe a las generaciones futuras se ha convertido en un desafío cada vez
mayor”.
Según los miles de
organizaciones que avalan el escrito, “lo que está en la raíz de muchos de
estos problemas son los efectos destructivos del clericalismo”. Añaden:
“Apoyamos tu deseo, Papa Francisco, de liberar a nuestra Iglesia del
clericalismo para que lleguemos a ser una comunidad de iguales, llamados por
nuestro bautismo a vivir y proclamar el evangelio de Jesús. Todos los católicos
tienen el derecho y la responsabilidad, que provienen de manera innata de
nuestro bautismo, de tener una voz efectiva y deliberativa en la toma de
decisiones en nuestra Iglesia”.
Redes Cristianas,
cuyos dirigentes Raquel Mallavibarrena y Luis Ángel Aguilar Montero presentaron
esta mañana el documento, agrupa a dos centenares de organizaciones, como el
Foro de Curas, la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII, Somos Iglesia,
la Iglesia de Base y las Comunidades Cristianas Populares. Están ilusionados,
pero tienen temores porque creen que el Papa encontrará muchas resistencias si
de verdad emprende reformas profundas. “De hecho, ya le están lloviendo los
palos desde los sectores más conservadores, porque Francisco predica con el
ejemplo. Por eso, queremos hacer el contrapunto por el otro polo”, afirma Luís
Ángel Aguilar”.
La carta al Papa y a
los ocho cardenales que le asesoran para la reforma del gobierno de la Iglesia
romana, entre ellos el hondureño Oscar Andrés Maradiaga y el chileno Francisco
Javier Errazuriz, delimita las reformas que se consideran imprescindibles en
cinco áreas “que reflejan las esperanzas y necesidades del sensus fidelium (
sentido de los fieles)”. En primer lugar, se pide una Iglesia que encarne “la
justicia radical de Jesús en el mundo”. Dicen: “Nos sentimos inspirados, Papa
Francisco, por tu compasión hacia los pobres y por tu deseo de justicia social
así como por tu compromiso personal para vivir más sencillamente. Pero nuestro
compromiso por la justicia está en entredicho y con frecuencia se considera
hipócrita a causa de la injusticia que existe dentro de la propia Iglesia”.
También reclaman una
Iglesia que acoja “el diálogo abierto entre sus miembros”. Afirman: “Al hablar
en Brasil, Papa Francisco, aconsejaste que el “diálogo, diálogo, diálogo” es la
piedra angular de todo progreso humano y estamos de acuerdo. La libertad de
expresión (que incluye disentir con fidelidad cuando sea necesario), la libertad
de preguntar dando razones para ello, y la primacía de la conciencia formada
son vitales para la salud de nuestra Iglesia. Desde ese punto de vista,
recomendamos que se rehabilite a los teólogos, clérigos y religiosos que, desde
el Vaticano II, han sido censurados y/o sancionados por seguir los dictados de
su conciencia. El diálogo abierto no puede darse donde hay miedo al castigo”.
Después de ofrecerse a
enviar una delegación al Vaticano para dialogar sobre estas propuestas “con más
detenimiento”, concluyen: “Esperamos con expectación vuestra respuesta y que,
juntos, continuemos este importante diálogo para el bien de nuestra Iglesia”.
Pese a todo, según Luís Ángel Aguilar, que además de dirigente de Redes
Cristianas en España está en la secretaría europea de las Comunidades
Cristianas Populares, “tampoco se pretenden máximos; simplemente, queremos
estar en la agenda y que lo que planteamos se empiece a hablar, cuando toque y
de una manera gradual”.
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